La Provincia de Matanzas y su evolución (1919). 

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18 de marzo de 2025

Cultura Cubana. Adolfo Dollero

La Provincia de Matanzas y las luchas por la independencia de Cuba

El Dr. Otazo logró salir del país: el Dr. Castro y Lajonchére se incorporó a las filas insurrectas hasta que las enfermedades contraídas en la campaña le obligaron a refugiarse en los Estados Unidos: Álvarez Cerice también tomó parte en toda la guerra por la independencia; y Larue, aprehendido, evitó ser condenado a muerte por la ciudadanía francesa que había conservado.

Después de estos acontecimientos, el Sr. D. Samuel Tolón y Casado recibió el nombramiento de Delegado de la Junta Revolucionaria de New York hasta su expulsión del país. Tolón era ciudadano de los EE.UU.

Lo sustituyó el abogado Benito José Rodríguez Maribona, presidente de la Audiencia de Santa Clara, quien tampoco duró mucho tiempo en su cargo, ya que denunciado, fue recluido en la cárcel local.

Le sucedió entonces el ingeniero D. Alberto de Rojas y Cruzat, hermano del General Carlos M. de Rojas que ya estaba operando por el territorio de Cárdenas.

El Sr. A. de Rojas fue también encarcelado e incomunicado, fungiendo como Delegado durante ese tiempo, Dn. Octavio Argudín y Núñez de Villavicencio. Sin embargo, el señor de Rojas pudo poco después continuar sus trabajos, por haber sido puesto en libertad debido al cambio de política del Gobierno Español por la presión norteamericana.

Argudín se incorporó a las filas revolucionarias y fue el último teniente Gobernador de Cárdenas, de la insurrección.

El señor D. Oscar M. de Rojas considera que aun cuando los asuntos y los ideales revolucionarios estuviesen en las manos de un grupo de patriotas entusiastas, no hubo en Cárdenas un verdadero Comité Revolucionario organizado.

El Dr. Francisco Domínguez Roldán asienta lo contrario: pero según nuestro modo de ver la discrepancia existe solamente en la aplicación más o menos estricta de la palabra “Comité”.

En todas las esferas sociales de Cárdenas había elementos que secundaban los esfuerzos de los patriotas que dirigían los asuntos de la Revolución, y el citarlos sería exponerse a involuntarias omisiones o injusticias.

Cuando Máximo Gómez, y Maceo quisieron dar principio a la ardua labor de la invasión, sus fuerzas contaban también con un regular número de matanceros, llegados a Cuba en expediciones arriesgadas para reanudar la tarea que se habían impuesto cuando el grito de Ibarra.

La invasión de la Provincia de Matanzas empezó cruzando los insurrectos el río Hanábana en un lugar denominado Habanilla, bajo el mando del mismo Maceo.

El General Francisco Pérez, coronel en aquel entonces, desempeñó un papel muy importante en la sangrienta acción de Cayo Espino, días antes de la invasión.

Los españoles defendían enérgicamente los llanos de Colón para impedir a. los cubanos que los cruzaran cortando alguna de las líneas ferrocarrileras que salían de esa ciudad.

Máximo Gómez y Antonio Maceo procuraban no dar a conocer sus intenciones y ya parecían caer sobre Cárdenas, sobre Colón, y evitar el combate. Mientras tanto los insurrectos lo quemaban todo.

Martínez Campos, con 1500 hombres, salió de Colón rumbo a Jovellanos para batirlos y se dividieron entonces en tres grupos las fuerzas cubanas para marchar sobre Coliseo.

Maceo y Gómez que accidentalmente habían perdido el contacto, pudieron volverse a reunir en la mañana del 23 de diciembre de 1895, ignoro si casualmente o por la habilidad de los jefes, en las afueras de Coliseo.

Maceo atacó por la tarde: la batalla fue muy reñida, y aunque Martínez Campos pretendiera haberla  ganado, si fue victoria la suya, fue victoria de Pirro.

Grandes fueron las pérdidas de los españoles en Coliseo.

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