Vivo convencido de que al morir nuestros padres jamás nos abandonan.
Yo siempre siento la presencia de mis padres, sólo tengo que poner unas gotas del perfume “Guerlein” en un pañuelo y ahí siento al viejo Esteban, y en el olor de un buen habano ahí también está mi padre.
Detrás de mi cariño por toda la larga parentela Gómez, está la mano de Ana María Gómez.
Todo mi anticastrismo y cada crítica violenta contra el régimen opresor están dictadas por mi progenitor.
Siento sus regaños si me aparto un centímetro de sus consejos. Cuando brinco una calle sin mirar para los dos lados digo -hasta en voz alta-: “Disculpa mami, me olvidé de tus advertencias en ese sentido”.
Luis Conte Agüero me invitó a hablar en un acto del Partido Ortodoxo, y en el oído sentí que mi padre me susurraba: “Dile que no, dile que tú eres hijo de un fiel Auténtico”.
Una madre planchándole una camisa a su hijo, otra protegiéndolo de la intensa lluvia con una sombrilla, junto a ellas visualizo a mi madre.
Hasta para amar a una mujer busco la aprobación de mis padres y espero que Ana María me diga: “Sí, Esteban de Jesús, es muy simpática e inteligente” y papi admirado se quite el tabaco Pita de la boca, exhale una bocanada de humo, me guiñe un ojo y me diga: “¡Ñooo Estebita, te la comiste, está estupenda!”
En el trato con mis hijas, ellos -sin haberlas conocido- me han ayudado a criarlas porque he imitado hasta el último detalle la crianza que ellos me dieron a mí.
Los defectos de mi padre él mismo se ha ocupado de que yo no los cometa. Porque en vida -y después de muerto- siempre me dijo: “Haz lo que yo te digo, no lo que yo hago”.
Podemos sentir al padre en el trinar de un sinsonte, en un sombrero de jipijapa, en una guayabera almidonada, y a la madre en una saya plisada, en un Croquiñol para mantener el cabello ondulado, y hasta recordando “los polvos Parami porque son los que dan juventud y belleza”.
Y no soy yo solo, los padres siempre nos acompañan a todos, nos siguen cuidando y hasta regañándonos. Son tres nuestros protectores eternos Dios, papi y mami.
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