Por Roberto Luque Escalona

*Siempre que aparece un Luque famoso resulta que es andaluz. El último ha sido el torero Daniel Luque, sevillano, que se ha situado en la cumbre junto a Morante de La Puebla y el peruano Roca Rey. Por supuesto, yo, que nací en Holguín, soy la excepción.

*Los ancianos musulmanes que gobiernan en Irán salieron de su letargo coránico y lanzaron una lluvia de misiles y drones contra Israel. Por supuesto, ninguno llegó a su destino. Hace unos cinco siglos todavía podía darse el caso de que hordas bárbaras invadieran partes de Europa con cierto éxito, aunque el éxito fuese temporal. Tal circunstancia ya no existe. La avanzada europea en el Medio Oriente, o sea, Israel, ha demostrado ser invulnerable ante los ataques de la salvajina, con los árabes encabezando la barbarie. Los indios (me refiero a los habitantes de la India) son tan propensos al asesinato como los árabes, pero como en la India hay tanta gente para matar, no salen de su tierra a buscar víctimas.

*Dicen las malas lenguas, y la mía, que no es de las mejores, que Miguel Díaz-Canel, con su cara de yo-no-fui, estuvo en la Nicaragua de Daniel Ortega y Rosario Murillo ejerciendo como interrogador, o sea, torturador, que los comunistas no suelen separar tortura e interrogatorio. Eso fue hace tiempo, en vida de Fidel Castro. Ahora que menciono al comandante Guarapo, ¿en qué andará su hermano, la China de los Ojos Tristes? Supongo que en Santiago, batiéndose con Chivas Regal o con Glenlivet.  ¿Qué dice? ¿Ron? ¡No, hombre, no! 

*Manuel Rocha, colombiano nacionalizado, se declaró culpable de espiar para la tiranía castrista desde sus puestos en el Departamento de Estado, que incluyeron dos años como Embajador en Bolivia. Condenado a quince años de prisión posiblemente muera en la cárcel, pues es bastante mayor, no como Ana Belén Montes, otra espía, que ya cumplió su condena y ahora vive apaciblemente en su natal Puerto Rico.

*Me pregunto ¿qué habrá sido de “El Cangrejo”, el nieto de Raúl Castro del que tanto se habló hace un tiempo. Hace meses que no sé de él. No es que lo extrañe. Por mí, como si desaparece para siempre, y si la desaparición incluye a su abuelo, mejor.

*Hablando de desapariciones, hubo una época en que los árabes eran la cumbre de la civilización. Luego se apagaron; el apagón dura hasta hoy y parece que será definitivo, pues hace mucho que los árabes no producen algo que no sea violencia y despotismo.

*Simón Bolívar nunca fue santo de mi devoción, como sí lo fue su lugarteniente, Antonio José de Sucre. Pero al cabo de los años, me he enterado de ciertos hechos que disminuyen al Mariscal de Ayacucho. Concretamente, la represión que llevó a cabo contra la población de Pasto, ciudad del sur de Colombia cuyos habitantes no respaldaban la independencia. Parece que no hay quien se salve en la historia de esas contiendas de liberación del poder español. Bueno, de José de San Martín aún no he encontrado algo siniestro.

Entre los mambises, que yo sepa, sólo hubo dos matones: los generales Roberto Bermúdez, a quien Máximo Gómez hizo fusilar, y Quintín Banderas, al que sólo degradó a sargento… temporalmente. Raúl Castro repetía, encantado, una anécdota atribuida a Quintín Barderas:

“¿Cómo tú te llamas?, le preguntaba a un prisionero. Cuando el infeliz decía su nombre, Quintín Banderas decía: “Te llamabas”, lo que era una sentencia de muerte. 

Banderas, muy maltratado por el gobierno de Estrada Palma, que sólo le ofreció un puesto de cartero, fue asesinado durante la revuelta contra la reelección de Don Tomás. Es el único mambí importante que murió asesinado y su estatua, en el parque Trillo del barrio de Cayo Hueso, es la más fea que existe en Cuba.

*Con la vejez me he vuelto muy crítico al hablar de nuestra historia. Uno de los personajes españoles más odiados es Valeriano Weyler. Cuando llegó a Cuba para hacerse cargo del gobierno se le recibió con burlas. Recuerdo unos versos sumamente inamistosos:

Al general Valeriano

Cuando se vaya de aquí

Lo llamarán Valerí

Porque habrá perdido el ano

Pero lo cierto es que el feroz general resultó un represor muy eficaz. Y lo más importante, cuando Maceo y Gómez llegaron al sur de La Habana, los dejó pasar sin combatir y Maceo no paró hasta Pinar del Río, que era una ratonera, pues de la bahía de Mariel a la ensenada de Majana sólo hay 45 kilómetros. Con 25 mil hombres y artillería bastaba para impedir el paso. En el interior de La Habana Maceo apenas combatió, pero en Pinar del Río tuvo un combate tras otro. Cuando quiso desandar el camino tuvo que optar por cruzar de noche en bote la bahía del Mariel y unirse a un pequeño destacamento. Poco después, el gran general murió en un combate sin importancia.

*Como todos nuestros héroes muertos en combate…menos uno: José Maceo murió combatiendo contra la tropa que mandaba uno de los principales generales españoles, quizás el  mejor: Joaquín Vara del Rey, que moriría combatiendo contra los americanos.

*Hablando de generales, cuando se produjo la intervención americana las cosas no iban nada bien para los mambises. En tres años de guerra habíamos perdido cinco generales: Antonio y José Maceo, Flor Crombet, Serafín Sánchez y Juan Bruno Zayas, mientras que los españoles sólo habían perdido uno, Alonso de Santoscildes.

* Yo conozco a algunos cubanos que son de lo peor. No sé si habrán oído hablar de un tal Fidel Castro, un tipo que era calcañal de indígena; nació a unos treinta kilómetros de donde yo vivía. Hombre peor, más destructivo, no lo hubo en Cuba, ni antes ni después. El Conde de Balmaseda, Valeriano Weyler, Gerardo Machado, Fulgencio Batista: todos ellos seres angelicales si se les compara con Fidel Castro.