Una de las cosas más difíciles del mundo es el amor  simplemente porque no se puede lograr solo. Es entre dos, en un sendero de dos vías. Ambos deben halar parejo.

Unos besos amorosos son mucho más importantes que un ramo de flores comprados a un hombre que las vende a la salida de la carretera. Los chocolates se diluyen en las bocas, el amor no debe diluirse jamás.

La relación sexual sin amor es como una planta sin recibir agua. Son como yerbas malas en un desierto. Con amor es riquísima.

La belleza, la juventud, la lozanía, merman con el paso de los años, pero el amor cuando es amor de verdad, no nota las decadencias. Con amor los defectos son graciosos.

El amor debe ser vehemente, constante, posesivo, donde hasta las desavenencias se conviertan en leves opacadas por el amor..

Los muchachos jóvenes sufren y hasta lloran ante la primera decepción amorosa, sin saber que quizás haya muchos fracasos antes de llegar a encontrar el verdadero amor.

Todos, todos los seres humanos, viven -desde niños- desesperados por encontrar el amor de sus vidas. Pobres de aquellos que nunca lo encuentran y peores los que lo encuentran y no lo cuidan.

El amor es amistad, comprensión, respeto, cariño, pasión, en igualdad de condiciones. Nadie manda. Manda el corazón y la razón.

Por eso, porque todos los días son buenos para el amor, es que no espero al 14 de febrero para escribir del amor. O ¿Será, quizás, porque como dice mi amor “soy un culilloso”?