Discúlpenme lo anticuado, pero yo sigo apegado a Elvis Presley y a Pedro Vargas, a Lucho Gatica, a Pedro Infante, a Jorge Negrete, a los tríos: Los Panchos, Servando Díaz y los Matamoros, al genial dúo de Olga y Tony, sin olvidar al “Negrito del Batey” el Dominicano Alberto Beltrán.
Sigo siendo fanático de Manolo Álvarez Mera, del “Caballero del Tango” Manolo Fernández y de Fernando Álvarez.
Hasta la muerte seguiré siendo un fiel admirador del gran Fernando Albuerne y de Abelardo Barroso, vaya, del “Panquelero” y el “Guajiro de Cunaguá” … Y mucho recuerdo a La Lupe, a Fajardo y sus Estrellas y al “Guayabero”.
Jamás olvido “Vida Consentida” de Lino Borges ni el “Que me digan feo” de Pacho Alonso ni a Marta Pérez e Isidro de Cámara.
Mi “Rey y mi Reina” siguen siendo el Benny y Celia. El “Soy Güinero” de Roberto Torres es mi segundo himno nacional.
Les regalo todos los bailarines de “Quebradita” y me quedo con Felo Bacallao, “Ana Gloria y Rolando”, Tongolele y Blanquita Amaro.
Levantémonos y quitémonos los sombreros antes estos nombres: Barbarito Diez, Tejedor, Ñico Membiela, Tito Gómez, Arsenio Rodríguez, Blanca Rosa Gil, Olga Guillot, Polo Montañés, Orlando Vallejo, Orlando Contreras, quien fuera mi lector Chamaco García y al gran Enrique Chia.
Y si los americanos tuvieron su “Liberace”, nosotros tuvimos en sus respectivos pianos a “Bola de Nieve”, Ernesto Lecuona y a René Touzet.
Sin olvidar a Vicentico Valdés y “Los aretes que le faltan a la luna, los tengo guardados, para hacerte un collar”.
Mi eterna admiración por Joseito Fernández y su gloriosa “Guajira Guantanamera” y por “Cachao” y su Mambo, dado a conocer en México por Damaso Pérez Prado.
En mis oídos todavía resuena el “¡De película!” de Rolando Laserie y el “Babalú Aye” de Miguelito Valdés y hecho famoso por Desi Arnaz.
Y siempre, con una guitarra en sus manos, recuerdo a Sindo Garay.
En mi mente siguen: “El sonero de Cuba” Roberto Faz, “El Bigote que canta” Bienvenido Granda, Ñico Saquito, Puntillita, Machito, Meme Solís, Panchito Riset, Tito Gómez, Miguelito Cuní, Celio González, Compay Segundo y “Tata Güines”.
Y un millón de orquestas existen, pero las mías siguen siendo: La Aragón de Cienfuegos, la Sonora Matancera y la “Broadway” de New York de mis amigos los Zervigón Ayala.
Y sigo creyendo igual que Willy Chirino que La Libertad ya viene llegando.
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