Por Álvaro J. Álvarez. Exclusivo para LIBRE
Al comenzar el Siglo XX, Casimiro Hernández, no tenía mucho más que un dólar y un sueño.
Poseía o trabajaba en un restaurante en La Habana durante la Guerra de Independencia de Cuba. Cuando los españoles lo presionaron a enrolarse como militar, el no quiso luchar contra su propio pueblo. Abandonó el barco donde iba, nadó hasta la orilla y luego estuvo eludiendo a las autoridades españolas hasta el final de la guerra en 1898.
Casimiro había nacido el 1 de enero de 1871, se casó con Adela García que nació el 16 de octubre de 1867 y eran los padres de Casimiro, Gustavo y Lorenzo.
El 1° de enero de 1899, se inició oficialmente la ocupación militar estadounidense bajo el gobierno militar del general John R. Brooke, nos imaginamos que por esa causa Casimiro y su familia decidieron montarse en un barco con rumbo norte, o sea hacia las tierras de donde habían venido los invasores que habían logrado quitarle a España su apreciada colonia caribeña. Por supuesto ellos esperaban encontrar una mejor vida económica además de libertad y felicidad.
Tampa, fue la zona escogida para empezar porque durante la década de 1890, Tampa, se convirtió en un importante centro de apoyo del exilio cubano de lucha por la independencia. La fuerte industria del tabaco, desde que allí comenzó en 1886, empleaba a varios miles de trabajadores cubanos, muchos de los cuales habían llegado como refugiados durante la Guerra de los Diez Años de 1868-78. José Martí visitaba Ybor City con frecuencia para despertar el entusiasmo de esta numerosa comunidad en el exilio y recibir las donaciones necesarias.
Los tabaqueros inmigrantes representaban casi una cuarta parte de la población en 1900 y por supuesto la mayoría eran cubanos, pero también había un número considerable de españoles e italianos. El resto de la población consistía principalmente en sureños blancos nativos, los negros nacidos en el país representaban poco más de 10 % de la población total.
Los inmigrantes vivían casi exclusivamente en Ybor City y West Tampa. Estos eran claramente enclaves que rodeaban las fábricas de tabacos.
Vicente Martínez Ybor, oriundo de Valencia (España) había emigrado a La Habana a mediados del Siglo XIX y estableció la fábrica de tabaco, Príncipe de Gales, llegó a fabricar y distribuir 20,000 puros al día. En 1868, cuando estalló la guerra de Céspedes, Martínez Ybor tomó partido por los cubanos y los apoyó económicamente, al ser descubierto por los españoles, huyó a Cayo Hueso (Key West).
Allí estableció su fábrica, contratando a españoles y cubanos que también huían de la guerra, trayendo consigo el arte de hacer los habanos a mano. Las malas condiciones del área, lo obligaron a buscar un nuevo lugar donde mudar su fábrica.
Al llegar el tren a Tampa, eso le dio el impulso definitivo a la producción de habanos.
En 1885, la Junta de Comercio de Tampa, ayudó a negociar un trato de tierras con Vicente Martínez Ybor, Ignacio Haya y Gavino Gutiérrez para trasladar sus fábricas de tabacos a Tampa desde Key West. Martínez Ybor adquirió los terrenos de un pequeño pueblo de pescadores para instalar allí su fábrica, que llegó a emplear 1,200 personas. Para darles viviendas, desarrolló una empresa inmobiliaria, la Ybor Landscape Co. que le dio forma a la nueva ciudad. Su complejo industrial y residencial pasó a llamarse Ybor City.
Más de 150 fábricas se abrieron en la ciudad, impulsando una riqueza inesperada a la zona.
Los negros tabaqueros, casi todos cubanos, trabajaban codo con codo junto a los trabajadores blancos, compartiendo una escala salarial comparable. Los cubanos negros también vivían entre los blancos cubanos y los demás inmigrantes blancos. En marcado contraste con las secciones americanas de Tampa.
Las condiciones económicas en Cuba después de la independencia, desanimó a muchos cubanos a regresar a la Isla.
Además, en el cambio de siglo, las fábricas de tabacos comenzaron a pasar de propiedad cubana y española a los conglomerados corporativos estadounidenses.
En 1902 Casimiro, su esposa Adela García y sus tres hijos: Casimiro nacido el 16 de junio de 1892, Gustavo que nació el 17 de diciembre de 1897 y Lorenzo, nacido en 1900, dejaron la Isla, atraído por el próspero Ybor City, el Barrio Latino, el gran productor de tabacos de Tampa, sueño de inmigrantes. No ajeno al trabajo duro, encontró su futuro en la cervecería Florida en la Quinta Avenida. Casimiro trabajó en la cervecería el tiempo suficiente para vislumbrar una nueva oportunidad en un lugar llamado Columbia.
Como un hombre amante de la diversión, Casimiro hacía honor a su apodo de Gordo. Fue generoso en extremo, ofreciendo tres comidas diarias a los trabajadores por $5 al mes. Hizo una vida modesta y regaló la mayor parte. Era democrático en extremo, todos sus trabajadores se sentían como si estuvieran en sus casas.
Los primeros 25 años del Columbia
Aprovechando sus habilidades culinarias y un poco de inglés, comenzó como un pequeño café de esquina que originalmente era un salón humilde. Conocido por su café cubano y sus auténticos sándwiches cubanos, desde el viernes 22 de septiembre de 1905, el Columbia Café atendió a los inmigrantes trabajadores de Ybor City y a los tabaqueros locales con comidas ligeras y bebidas fuertes. Con la prohibición del alcohol en Florida en 1918, el Columbia se transformó en un restaurante, luego en 1919 adquirió el restaurante de al lado, La Fonda, para comedor adicional. Su hijo, Casimiro Hernández García se unió al negocio.
El Gordo Casimiro nombró su restaurante en honor a la personificación de América en la popular canción «Columbia, Gem of the Ocean». Proféticamente, añadió este lema a su letrero: “La joya de todos los restaurantes españoles”.
En Ybor City, los residentes tenían un marcado desdén por las leyes de la Prohibición. La Bolita, una lotería ilegal traída de Cuba, se convirtió en el pasatiempo favorito de Tampa.
Tampa se dio a conocer por su deliciosa comida y los puros o tabacos de origen cubano.
Los clásicos de Columbia como el potaje de frijoles, los sándwiches cubanos y el arroz con pollo se convirtieron en lo más destacado para los asiduos comensales.
También preparaban las bebidas cubanas por excelencia, el Mojito, el Cuba Libre y el Daiquirí.
En 1908, nació su cuarto hijo, Evelio Hernández García, conocido por Chacho, fue americano de nacimiento porque nació en Tampa en 1908.
Desde los primeros días el Columbia fue atendido por el propio Casimiro, su esposa Adela y su hijo mayor Casimiro entonces de unos 13 años.
Después que Casimiro Hernández García se casó con Carmen, ella también formaba parte del personal del Columbia y existe una receta de su creación, la croqueta de jaiba que se originó durante la Gran Depresión y utilizaba ingredientes económicos y fáciles de encontrar.
El 14 de junio de 1920 nació su primera nieta, Adela la única hija del
matrimonio de Casimiro y Carmen. Una niña prodigio que como pianista realizó su primer recital a los 6 años.
Francisco Pijuán nació el 29 de enero de 1890 comenzó su carrera a los 14 años cocinando para generales del ejército español, luego se desempeñó como chef personal del rey Alfonso XIII. Después de cocinar en La Habana por un tiempo, llegó a Tarpón Springs en 1923, de contrabando a bordo de un barco pesquero y encontró trabajo en el Columbia, elevando la calidad de la cocina a nuevas alturas. Después le escribió a su esposa, invitándola a venir con sus hijos. Por supuesto ellos obedecieron y en silencio se colaron en el país.
Un acta del Congreso había protegido a inmigrantes como Pijuán, pero su familia llegó demasiado tarde para la amnistía. Cuando las autoridades de inmigración se enteraron, anunciaron que la familia de Pijuán sería deportada. Los políticos locales entraron en acción para ayudar a Pijuán y de esa forma preservar la cocina del Columbia. Una Ley en el Congreso fue aprobada para corregir la situación.
Cuando el 5 de mayo de 1949 murió Pijuán, el chef más ilustre de Columbia, su última petición fue ser enterrado con un menú del restaurante Columbia en su pecho y Casimiro Hernández García se encargó de ello. Platos creados por Pijuán, hoy día se siguen sirviendo en Columbia.
Para 1927, según las noticias de ese año, Tampa contaba con 300 establecimientos de Bolita que operaban en casinos ilegales, cuartos traseros en negocios legítimos y casas particulares. Los números se vendían en todas partes, incluido el Ayuntamiento.
El juego existía en España, Cuba y Cayo Hueso antes de llegar a Tampa, donde los dueños de los bares lo usaron inicialmente como gancho para atraer clientes.
Al principio, la policía permitió la lotería ilegal, porque giraba en torno a apuestas de cinco centavos y diez centavos. Los oficiales comenzaron a tomar medidas enérgicas cuando se convirtió en mucho dinero.
La Bolita adquirió mayor importancia para el crimen organizado, cuando terminó la prohibición en 1933 y el comercio de alcohol ilegal era menos lucrativo.
El restaurante Columbia, 2117 E. Seventh Ave., era famoso por ser un lugar frecuentado por los capos del crimen Santo Trafficante Sr. y su hijo. Richard Gonzmart recuerda siendo muy joven, llegó Trafficante y le dijo quiero una mesa apartada y que no lo molestara nadie. Luego llegó un agente del FBI y se sentó en una mesa cercana leyendo un periódico. Cuando Trafficante lo vió le reprochó por permitir ese agente sentarse cerca de él, que estaba hablando de negocios.
James Longo trabajó en el restaurante y luego fue miembro de la mafia de Trafficante.
Segunda generación
(1930-1955)
A fines de la década de 1920, el restaurante estaba en buen estado hasta que llegaron los tiempos difíciles.
El 11 de marzo de 1930, el viejo Casimiro, murió, dejando a su hijo mayor, Casimiro Hernández García, a cargo del negocio y entonces éste les compró a sus tres hermanos sus acciones.
El viejo Casimiro Hernández, al fallecer dejó una enorme deuda de $78,000 y para empeorar las cosas, el mercado de valores colapsó unos meses después, lo que provocó que la economía de la nación cayera en picada. El Columbia se hundió en la década de 1930, rodeado por una Ybor City en fuerte declive. Durante las siguientes tres décadas, la industria de los puros (tabacos o habanos) hechos a mano desapareció de manera constante.
Es notoria esta anécdota que refleja la personalidad del hijo Casimiro: Durante el punto más bajo de la Gran Depresión, hubo un día que solamente 8 clientes visitaron el restaurante y lo que consumieron les costó $12.42. Casimiro miró por la ventana la sombría Séptima Avenida, arqueándose las cejas con nerviosismo, abrió la puerta y caminó hasta la ferretería a comprar clavos. A su regreso, convocó una reunión de sus empleados y colocó los clavos sobre la mesa. “Otro día de doce dólares”, anunció, “y termino el maldito porro”. Su mesero, Gregorio Martínez, que luego sería conocido como El Rey, se fue en silencio hasta el banco y retiró los $50, ahorros de toda su vida. “No cierren el lugar”, dijo a su regreso. Casimiro rechazó el dinero y jamás volvió a titubear públicamente ante la adversidad.
Gregorio Martínez fue el mejor camarero durante 25 años, era el Rey, otros muy buenos fueron Lorenzo Olivera que trabajó por 9 años y José Fernández (Pepín).
Durante esos malos tiempos, Casimiro hijo creó el primer comedor con aire acondicionado en Tampa. Esperaba que su apariencia moderna y la pista de baile elevada atrajeran a los visitantes al restaurante, lo que les ayudaría a olvidarse de sus miedos cada noche. El Salón Don Quijote había sido un éxito, además, el Columbia logró mantener sus puertas disponibles a pesar de que muchas otras compañías cerraron.
Ni siquiera la Depresión pudo apagar los instintos generosos de Casimiro hijo, porque cuando se enteró que la maestra amiga, Leva Dopp Grebenstein, no almorzaba todos los días porque sus alumnos no tenían que comer, insistiendo e insistiendo logró enviarles sopa y pan para el resto del año escolar. La Sra. Grebenstein, tenía una larga relación con Columbia a través de su padre. Ambas familias debieron alegrarse cuando llegaron las noticias de Tallahassee, el 8 de mayo de 1933, la Legislatura de Florida siguiendo una tendencia nacional, votó para legalizar el alcohol.
Con la Prohibición derogada, Casimiro recuperó su principal fuente de ingresos, aunque nunca la abandonó por completo.
Durante el reinado de Casimiro hijo, el Columbia creció. La música en directo se convirtió en parte del establecimiento y también inauguró su primera sala climatizada, El Quijote, en 1935.
Humilde y trabajador, Casimiro hijo jamás buscó el protagonismo. Su fotografía muy pocas veces apareció en anuncios o en algún periódico, era un hombre callado y bastante estoico.
En 1937, Casimiro Hernández García construyó el Comedor del Patio para parecerse a un patio andaluz del sur de España. Rodeado por un balcón con una colorida fuente de azulejos de mosaico Columbia Restaurant Café de alrededor de 1906. La estatua «Amor (Cupido) y el delfín” se encuentra en el medio. Es una réplica de una escultura encontrada en las ruinas de Pompeya. Se instaló una claraboya de vidrio retráctil, lo que le dio a la habitación un maravilloso aspecto brillante y soleado durante el día y un resplandor encantado por la noche.
Su hermano Lorenzo, casado con Gloria Dabolt y padres de Lawrence y de Casimiro Benigno “Casey”, se unió al negocio familiar a mediados de la década de 1930.
El 1 de mayo de 1954, durante su servicio militar, Casimiro Benigno (Casey) y Ruth se casaron en Alexandria, Virginia. A partir de entonces, Casey regresó a Tampa para participar más activamente en el negocio familiar como copropietario del restaurante Columbia con su tío, Casimiro Hernández García y su hermano, Lawrence Hernández Dabolt. En 1956, él y su hermano vendieron su participación en el Columbia a su tío Casimiro, cuyos nietos, Richard Gonzmart y Casey Gonzmart, ahora son dueños y continúan protegiendo, preservando, mejorando y ampliando el histórico restaurante.
El Columbia siempre pareció poder sobrevivir a las huelgas laborales, la Prohibición y la Gran Depresión.
Adela, asistió a la Julliard School of Music en Nueva York donde recibió una licenciatura en Música y Ciencias en 1944, a los 24 años. Como concertista realizó giras por Cuba y los EEUU incluyendo el famoso Carnegie Hall.
Carmen regresó a Tampa y Adela se quedó en Nueva York para seguir su carrera musical. En 1946 visitó a sus padres y conoció a un hombre en Tampa. Casimiro le cogió una aversión inmediata al prometido italiano. Adela se rebelaba por su amor hacia el hombre. La gota que colmó el vaso llegó en un brunch del Día del Padre en su casa, cuando Casimiro le ofreció a su invitado un vaso de ron cubano, el tosco italiano dijo: “Eso es lo que bebe la gente de clase baja”. El brunch terminó de repente, pero el romance de Adela no.
Casimiro tratando de alejarla del sujeto, preparó un viaje de dos semanas a Cuba. Y siempre esperando convencer a Adela de que no se casara con su grosero prometido. Mientras Adela y Carmen disfrutaban de la playa, Casimiro entró a una sastrería y para su sorpresa y deleite, conoció a César González Martínez, que estaba comprando varios trajes nuevos. Casimiro nunca hubiera imaginado estar tan contento de encontrarse con César.
César derrochó su considerable encanto desde el principio, cortejando tanto a Adela como a Carmen y los invitó a comer en La Zaragozana. A Carmen también le agradaba César y así fue que César los llevó al club nocturno de moda El Zombi en la calle Zulueta entre Animas y Virtudes.
Adela se casó ese mismo año con César Gonzmart el 27 de diciembre de 1946, el Columbia entró en una nueva etapa musical y con algo de alcurnia.
César González Martínez nació el 6 de marzo de 1920 en Tampa. A los 3 años, acompañó a su madre, tía y abuela en un crucero a Cuba. Habiendo quedado impresionado por el violinista a bordo, comenzó las lecciones a los 6 años. Estudiante musicalmente exitoso, en 1935 a los 15 años, ganaba $20 a la semana sustituyendo en la banda del Restaurante Columbia. Luego asistió a la Universidad Stetson, en DeLand, Fl. A los 18 años, era solista de violín sinfónico.
En la Universidad de La Habana, obtuvo un doctorado en música. A los 21 tocaba en la Orquesta Sinfónica de La Habana. Se casó con una artista y tuvo un hijo, César González, Jr., quien fue diplomático de carrera de EE.UU. Pero nunca tuvo conexión con el restaurante Columbia.
Después de actuar como violinista de concierto en los EE.UU. y Cuba, César también encontró un éxito lucrativo interpretando música popular con su orquesta itinerante, César González y sus Violines Mágicos.
A comienzos de la década del 40, cambió su apellido para Gonzmart (Gonz, las cuatro primeras letras del apellido de su padre Marcelino y mart, las cuatro primeras del apellido de su madre Aurora). Después de la boda, César y Adela estuvieron de gira juntos. César, como concertista de violín y apuesto showman, ella como pianista. Viajaron por todo EE.UU. y Cuba mientras César actuaba en famosos clubes nocturnos a principios de la década de 1950.
Su primer hijo Casimiro (Casey) nació en 1948, se casó con Cindy y son los padres de Casey Jr. (1983) Cassandra, Charlie, Jessica, Marlena y Christian. Luego con su segunda esposa Heidi tuvo un hijo Carson, o sea tiene 7 hijos.
El segundo hijo es Richard que nació en 1953 y casado con Melanie y padres de Andrea y Lauren.
En 1953, el padre de Adela, Casimiro Hernández García, estaba algo delicado de salud, por lo que la joven pareja regresó a Tampa, para luego convencer a César de la importancia de trabajar en el Columbia. Aunque primeramente fue una pérdida financiera considerable al cambiar su carrera de músico por administrador, poco a poco la cosa fue avanzando en forma positiva y César ayudó también tocándole bellas melodías a sus comensales, con su violín.
Adela, fue una ferviente defensora de las artes en Tampa, luchando para preservar los edificios históricos, hasta ayudar con la formación de la Orquesta Sinfónica de Tampa (ahora conocida como la Orquesta de Florida).
Fue defensora de la comunidad y ayudó a fundar el Fondo de Becas Latino en la Universidad del Sur de Florida. También organizó el Ballet Folklórico de Ybor City y la Orquesta Sinfónica de Tampa.
Ayudó a dirigir programas para personas mayores en el área de Tampa y directora de la División de programas para personas mayores de la Universidad del Sur de Florida, ahora conocida como Osher Lifelong Learning Center.
También sirvió en la primera Comisión del Gobernador sobre la Condición de la Mujer.
Luis Díaz es un cubano primo de César, que tuvo un altercado con soldados de Batista y tuvo que irse de Cuba, el 28 de marzo de 1953 llegó a Tampa y empezó a trabajar en el Columbia. Luego pasó al Columbia Royal Palm Bakery junto con Joaquín Noda y Luis Belizantana, donde se horneaban los mejores pasteles, galletas y panes de Tampa.
Vincenzo «Sarapico» Pérez luego se convirtió en el jefe de cocina en el Columbia. Comenzando como mesero en el restaurante en 1938, Pérez pronto se abrió camino en la cocina como chef y avanzó en sus habilidades con Pijuán. Pérez se ganó su apodo, que significa Pajarito, por la forma en que revoloteaba por la cocina a toda prisa, «alborotando sus plumas como un pájaro frenético”. En 1949, Columbia realizó una conferencia de prensa para anunciar a Sarapico como el segundo gran chef de Columbia. Hay una foto donde se muestra a César haciendo el anuncio y levantando dos dedos para señalar a Pérez como el segundo gran chef de Columbia. En el fondo, Casimiro hijo levanta un dedo para indicar que solo habrá un gran chef en el Columbia: Pijuán.
El segundo hijo del matrimonio Casimiro Hernández y Adela García nacido también en La Habana fue Gustavo el 17 de diciembre de 1897.
El tercer hijo fue, Lorenzo Hernández García, que nació en La Habana en 1900 y falleció en 1946. Se casó con Gloria Dabolt (1905-1959) quienes tuvieron dos hijos: Lawrence (1925-1956) y Casimiro Benigno Hernández Dabolt (1928-2020) Casey se casó con Ruth Kimball y son los padres de Lawrence Casimiro, Christopher Paul, Kim Vance y Michael Whitney.
El cuarto hijo fue Evelio “Chacho” Hernández García, nacido en Tampa en 1908. Se casó con Elizabeth y son los padres de David y Bárbara.
El amor de Chacho por el bourbon a veces superó su amor por tostar el mejor café en Ybor City. Chacho era legendario por los innumerables lotes de café que se quemaban mientras disfrutaba su whisky en el Rex, un bar frente al Columbia. De hecho, el tostador de café incendiaba el restaurante con tanta frecuencia que la familia decidió que era hora de trasladar a Chacho y el molino a la esquina de 21st St y 7th Ave., y construyó un cortafuegos para proteger el negocio familiar. Evelio falleció en 1983.
César y Adela se dividieron los deberes comerciales de operar el restaurante y criar a sus dos hijos, Casey y Richard. La familia perseveró en mantener abierto el restaurante a fines de la década de 1950 y durante toda la década de 1960, cuando Ybor City estaba muriendo. La renovación urbana cortó el corazón del Barrio Latino. Más familias se mudaron. Negocios cerrados. Para combatir esto, César Gonzmart decidió hacer de Columbia el centro de entretenimiento de la ciudad. Comenzó trayendo el mejor talento latino para actuar en el Salón Siboney del restaurante.
Tercera generación
1956-1979
En 1955, el restaurante celebraba su 50 aniversario. En ese momento, Casimiro Hernández hijos había contratado a su yerno, César Gonzmart, casado con su única hija Adela.
César aprendió rápido el negocio, él y Adela empezaron a tener injerencia en las decisiones del Columbia. En 1956, convencieron al padre de Adela, Casimiro hijo, para que construyera otra gran sala, el comedor Siboney, que lleva el nombre de la playa oriental por donde las fuerzas estadounidenses desembarcaron en 1898 y el nombre de la canción de Ernesto Lecuona.
César Gonzmart, lejos de conformarse con darle un nuevo brillo al Restaurante Columbia, decidió abrir en 1959 un nuevo local en Sarasota, en St. Armand Circle. Con el paso de los años, el restaurante siguió creciendo y expandiéndose. Hoy, el Columbia tiene siete ubicaciones. Después de la muerte de César Gonzmart en 1992, sus hijos, Casey y Richard, se hicieron cargo del negocio
Cuarta Generación
1980-2005
Desde la década de 1960 Casey y Richard Gonzmart Hernández empezaron a vincularse en el negocio familiar.
Casey, el mayor de los dos hermanos aprendió a preparar alimentos siendo casi un niño en la cocina de Columbia. Se graduó de la escuela secundaria Jesuit High School de Tampa. Su educación formal en administración de hoteles y restaurantes continuó en la Ecole Hoteliere en Lausanne, Suiza, y en La Escuela Sindical de Hostelería en Madrid. Fue aprendiz en el Restaurante Ledoyen en París, y en el Hotel Intercontinental en Ginebra, Suiza. Presidente de la junta directiva Columbia Restaurant Group. Es miembro de la Junta Directiva del Museo de Arte John & Mable Ringling.
Casey residió en Sarasota y operó el restaurante Columbia en St. Armands Circle durante más de 20 años antes de regresar a Tampa
Richard a los 12 años, comenzó a pasar los veranos como aprendiz de cocinero en la cocina de Columbia. Se graduó de la escuela secundaria Jesuit High School de Tampa en 1971 y continuó en la Escuela de Administración de Hoteles y Restaurantes de la Universidad de Denver y asistió a la Escuela de Hostelería de la Universidad de Madrid. Ahora es presidente de Columbia Restaurant Group.
Bajo el liderazgo de Richard, Columbia ha sido honrado con varios premios prestigiosos.
El tercer restaurante que abrieron fue el de St. Augustine en 1983, después que su padre César pudo valorar el potencial económico de la zona.
La familia de restaurantes Columbia se ha expandido de 2 a 7, desde el emblemático Columbia en Ybor City y en Sarasota hasta St. Augustine, Sand Key en Clearwater Beach, Celebration, el Columbia Cafe en Riverwalk en Tampa y el Columbia Restaurant Cafe en el Aeropuerto Internacional de Tampa. Todos los negocios Columbia son propiedad y están operadas por miembros de la 4ta. y 5ta. generación de la familia a excepción del Columbia Restaurant Cafe en el Aeropuerto Internacional de Tampa. Richard también es responsable de la creación y desarrollo de Cha Cha Coconuts, con una ubicación en Sarasota. En agosto de 2014, abrió un restaurante llamado Ulele, está en el río Hillsborough, en Tampa Heights. Se abrió una segunda ubicación en el Aeropuerto Internacional de Tampa en 2017.
En agosto de 2016, Richard abrió Goody Goody Burgers. Se abrió una segunda ubicación en el Aeropuerto Internacional de Tampa en 2017.
En marzo de 2017, Richard abrió un nuevo concepto, Café con Leche Ybor City, en el Aeropuerto Internacional de Tampa. Ofrece café de Naviera Coffee Mills, tostadas cubanas, sándwiches y churros recién hechos al estilo español.
Richard Gonzmart, casado desde 1973 con Melanie Heiny y padres de dos hijas: Lauren y Andrea. Tampa es su hogar, pero Saint Augustine su segundo hogar y para allá se mudaron.
La Quinta Generación
La tataranieta de Casimiro, Lauren e hija de Richard y de Melanie nació en 1976 se incorporó al Columbia en 1996. Se casó con Michael Laurato y sus hijos jimaguas (gemelos) son Isabella y Michael. Luego se casó en segundas nupcias con Chris Schellman y tienen otros 2 hijos: Maximillian y Alexander.
Otra tataranieta es Andrea, nacida en 1979, casada con Mark Pichowski. En segundas nupcias casó con Sherrod Turner y son los padres de Amelia, que nació en 2009. Su tercer matrimonio con Beau Williams. Hoy día Andrea trabaja junto con su padre en la Dirección del Negocio.
Comenzó trabajando en el restaurante Columbia a la edad de 10 años, en la oficina corporativa y continuó trabajando allí hasta terminar sus estudios secundarios en la Academy of the Holy Names de Tampa. Graduada de Universidad del Sur de Florida en 2001 con una Licenciatura en Ciencias de la Facultad de Administración de Empresas.
El restaurante original se ha expandido a toda una cuadra de la ciudad y ahora es el restaurante español más grande del mundo.
Ubicado entre las calles 21 y 22 de la 7ª Avenida en Ybor City, el restaurante Columbia tiene un total de 52,000 pies cuadrados con capacidad para sentar 1,600 clientes en sus 16 salones, decorados y con ambientes diferentes, allí pueden admirar el arte y los hermosos antiguos azulejos. Sus diarios espectáculos nocturnos de bailes Flamenco son fantásticos.
El Sándwich Cubano nació en Ybor City y el del Columbia lleva pan cubano, jamón, queso suizo, pierna de puerco, pepinillo, mostaza y salami. El cubano del Versailles lleva esos mismos ingredientes, pero sin salami. En 2012, el sándwich cubano fue nombrado el sándwich oficial de la ciudad de Tampa.
El miércoles 16 de octubre de 2013, bajo el patrocinio del Columbia, la Orquesta de la Florida ofreció un concierto especial titulado «Fiesta en Tampa”.
La velada, honró al gran compositor y pianista cubano Ernesto Lecuona (1896-1963).
Richard Gonzmart, presidente del restaurante Columbia, abrió el concierto con estas emotivas palabras: «Mi padre César Gonzmart era el violinista de la Orquesta Sinfónica de La Habana, bajo la dirección de Ernesto Lecuona en 1945, cuando conoció a mi madre Adela, que acabada de graduarse estaba de gira como artista invitada de la Sinfónica de La Habana. Se casaron en 1946 y el resto es historia. Desde pequeño estoy escuchando la música de este gran compositor. Si no fuera por el maestro Lecuona, yo no estaría aquí hoy”.
El Columbia ha servido a celebridades como Babe Ruth, Jimmy Stewart, Robert Wagner, Terry Moore, Primo Carnera, Liza Minelli, Marilyn Monroe, Joe DiMaggio, George Clooney, Rocky Marciano, Jack Dempsey, Gig Young, Liberace, Bruce Springsteen y el Generalísimo Francisco Franco. Marilyn Monroe tuvo un plato confeccionado en su honor.
El Dr. Fernando Pacheco Jiménez (1927-2017) conocido como Ferdie Pacheco el médico y coach asistente de Muhammad Ali, sirvió mesas para César en el Columbia cuando era un muchacho de 14 años. Siempre mantuvo amistad con la familia y fue coautor de un libro de cocina con Adela Hernández de Gonzmart.
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