El humorismo del güinero. «¡QUÉ RICO, PAPI!”

Written by Esteban Fernández

6 de junio de 2023

A través de tantísimos años vividos en los Estados Unidos siento un profundo amor por esta gran nación que nos brinda albergue; y considero que en algunos aspectos, y determinadas cosas, me he americanizado sin perder mi cubanía.

Mi suprema molestia es con los que exageran su americanismo rayando en lo absurdo y ridículo. ¿Ustedes no han conocido gente que lleva un par de años en USA y ya comienzan con la tontería de preguntar: “Oye ¿cómo se dice “fart” en español?” Y hay que contestarles: “¡Se dice PEO, coño!”

Entiendo cuando los padres nombran a sus hijos al nacer Peter o John, los que me sacan de quicio son los que quieren hacer lo mismo con sus apellidos.

En la consulta del médico -el mes pasado- había un latino que estaba en la línea delante de mí y la recepcionista le pidió su nombre y dijo “James Gutere”.

Después nos sentamos en el salón de espera y por curiosidad, o por aburrimiento, le pregunté: “Oiga ¿dé que parte es usted? porque su apellido no me suena familiar» … Y me dijo: “Oh, soy chileno y mi apellido verdadero es Gutiérrez”. ¡Le ronca la carabina de Ambrosio!

Me dijo, para justificarse: “Lo hago para facilitarle las cosas a los americanos que les cuesta mucho trabajo pronunciar mi patronímico Gutiérrez”… Es decir, que para congraciarse con los anglos nos las ponen en China a nosotros los que hablamos el idioma de Cervantes.

C.N.N. estaba entrevistando a un hispano candidato para no sé que cargo público y desde el inicio se identificó como Dave JAPARA. Y acto seguido Anderson Cooper comenzó a llamarlo “Mr. Japara” hasta que pusieron su nombre en la pantalla y era nada más y nada menos que el señor Zapata.

¿No han escuchado a dos latinoamericanos en el market hablándose en Inglés uno al otro con un acento que le traquetea? Si tratan de dirigirse a mí los paro en seco y les digo: “Oye, conmigo pueden ahorrarse lo que aprendieron en ‘Inglés Sin Barrera’ que yo llegué aquí solamente hace 60 años pero le meto al castellano en la misma costura.”

Y en la Pacific Bell conocí a un matrimonio venezolano que hablaban solamente Inglés entre ellos. Los dos eran instaladores.

Cuando cogí confianza con el tipo, me atreví a decirle: “Oye, y cuando haces el amor con tu mujer ¿se hablan en inglés?” Muy orgulloso me respondió: “Sí, Don Esteban, y cuando está contenta con lo que le estoy haciendo me grita ¡Oh my God!”

Y se me escapó decirle: “Contra chico, tú no sabes lo que te estás perdiendo, trata que de vez en cuando te diga: “¡Qué rico papi!”

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