El arte en la infancia

Written by Libre Online

23 de marzo de 2022

La apreciación artística de los niños está presente en su vida diaria, se relaciona con lo que aprenden tanto en el entorno familiar como fuera de este. Al llegar al day care comienzan a interactuar con una realidad donde el juego y todas las actividades están regidas por un hilo conductor encaminado a crear conocimientos, hábitos y habilidades nuevas.

Dentro de las diferentes tareas que aprenden en las áreas de su respectico salón, comienza la apreciación del decorado en cada una de estas, así como del resto de la escuela. Es indispensable, para influir en el gusto artístico de los niños, que los trabajos que se exhiban y la decoración en general se distingan por la belleza, utilidad y colorido atractivo.

Si cada espacio del day care está preparado para las actividades lúdicas y de aprendizaje de los pequeños con ilustraciones, comenzamos a formar su gusto estético a través de la observación de las formas y el colorido, además de ofrecerles la oportunidad de expresar sus sentimientos y emociones según su edad. Todo lo anterior hace posible que reconozcan objetos del medio circundante estimulando su capacidad de conocimiento.

Por solo citar un ejemplo, en el tiempo dedicado al Circle Time, la maestra llama la atención de su grupo hacia las láminas del libro, esta labor diaria logrará que el niño se interese por el dibujo y comience a reconocer formas, se apropie del contenido, aprenda las formas y medios expresivos empleados.

La habilidad y capacidad del mundo plástico infantil, se desarrollan paulatinamente y tiene etapas muy bien definidas.  Se inicia en el day care para proseguir en cada año de vida, al propiciar esta actividad  aseguramos que exprese sus sentimientos y experiencia personal a la vez que se relaciona con su medio físico.

La práctica artística que los niños realizan con su maestra refuerza las relaciones sociales entre ellos, como la confianza, el respeto, la cooperación, el lenguaje, la atención, entre otras y contribuye a la coordinación motora fina.

Cuando el niño crea un dibujo, aunque a simple vista para el adulto sea un garabato, en verdad ha realizado un trabajo intelectual que para él tiene un significado y es el punto de partida para desarrollar su cerebro y habilidades motoras; ha puesto en marcha importantes procesos del pensamiento como la memoria y  la voluntad creadora, la agudeza visual, el desarrollo óculo- motor y control muscular.

La educación de los niños comienza desde su arribo al salón de lactantes con actividades encaminadas a la comunicación emocional a través del lenguaje, hacerlos sentir cómodos y también estimulando la motricidad. En el resto de los salones, transitan paulatinamente por  nuevas formas de comunicación y diversificación de las actividades. En la interacción con el adulto se lanzan a explorar su salón y se nota el aumento del habla y seguridad al andar.

Propiciar a los niños materiales plásticos como lápices, crayola o tiza permite que realicen trazos para los que tienen que aprender el agarre, que no es el mismo para cada uno de esos materiales, o para la forma en que agarran juguetes u objetos de uso cotidiano. También se desencadenan el desarrollo cognitivo y físico.

Todo lo anterior pretende ilustrar, a grades rasgos, que el dibujo es una forma muy importante para que el niño cree un mundo de colores y formas donde él es el personaje más importante.

Lilian María Aróstegui Aróstegui

Miami, Fl.

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