Nimbado por celestes resplandores,
soñando con los ángeles del cielo
duerme el Niño y la Virgen con anhelo
dulce y tierno lo muestra a los pastores.
Los Magos de tesoro portadores
postrándose piadosos en el suelo
ofrecen a Jesús con santo celo
del incienso los místicos olores.
Al fulgor del lucero esplendoroso
que los guia al pesebre silencioso
de la divinidad las claras huellas
adoran al Niño santamente
mientras envuelve en luz su nívea frente
un beso que le mandan las estrellas.
Poema de Dulce María Loynaz
(Premio Cervantes, 1992)
Que la paz, el amor y la luz que trae el
niño Dios, permanezcan en ustedes durante
todo el 2022.
¡Feliz Navidad!
Teresa Fernandez Soneira
Miami, Fl.
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