Toda mi vida he considerado que el trabajo más difícil del mundo es el de ser Presidente de los Estados Unidos. Una misión casi imposible es llegar a ser el hombre más importante del Universo.
Hay que ser inteligentísimo, erudito, súper claro mentalmente, y fortísimo para enfrentar una violenta campaña electoral y ocho años de la desgastante labor que la presidencia requiere.
Todos y cada uno de los presidentes que ha tenido U.S.A. me han parecido (y han sido) superiores a mí mentalmente. Absolutamente en todo.
Ronald Reagan me pareció (y era) un genio comparado conmigo, hasta Jimmy Carter sabía más que yo de todo. ¡Que envidia me daba ver a Barack Obama correr a toda velocidad bajando la escalerilla del avión presidencial!
Ahora -y, durante los últimos dos años- he cambiado de opinión: Aquí un viejito senil, tartamudo, debilucho, mentiroso (porque cada vez que le da la gana cambia favorablemente episodios de su pasado) pedófilo, mano muerta, jamonero, ha llegado a esa posición.
Ha demostrado que se puede hacer una campaña política escondido en el sótano de su casa sin darle la cara a la prensa.
No hay que crear nada ni decir ni pío, , no es necesario responder a preguntas de los reporteros, simplemente hay que tener un grupúsculo de asistentes (que nadie sabe quiénes son) dictando pautas a seguir, escribiendo discursos y hasta el diálogo y respuestas al entrevistarse con líderes extranjeros.
Lo único que hay que hacer es acostarse temprano, levantarse tarde, sacar a orinar al perro en el patio de la Casablanca y leer en un “teleprompter” lo que otros redactan. Y ni eso es necesario hacerlo bien, porque las meteduras de patas pueden ser constantes y viguetas.
No hay que ser fuerte y hasta dar 20 traspiés al subir en la escalerilla del avión, y la prensa le admite y oculta hasta el quedarse dormido en importantes eventos internacionales.
Créanme que últimamente mis deficiencias han sido empequeñecidas por este carcamal y me estoy envalentonando para postularme para presidente de este país.
Sólo me lo impide haber nacido en Güines (es un requisito aquí ser nativo para poder asumir la presidencia) y que mi oponente sería un titán fuerte como un toro y un millón de veces más brillante que yo llamado: Donald Trump.
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