Un estudio minucioso de la lucha clandestina cubana, a cargo del
historiador Enrique Ros (†)
Una obra que reconoce la valentía, entrega y sacrificio del pueblo cubano en la batalla por su libertad
Los compromisos contraídos se ponen en vigor (IV de VI)
SE CAPITALIZA LA CANCELACIÓN DE LOS SABOTAJES
No demorará McGeorge Bundy en presentarle al Presidente Johnson y, en el mismo documento, sugerirle el camino del apaciguamiento. «Debemos decidir si continuamos estas muy pequeñas operaciones de sabotaje… o si las suspendemos». expone Bundy al mandatario norteamericano en su memorándum de enero 9 de 1964. Pero no se limita este funcionario, que ha resultado tan nefasto a la causa de la libertad de Cuba, a presentar la alternativa sino que, en el mismo documento, sugiere que tales acciones fueran suspendidas: «en la posición de usted, yo las suspendería porque son ilegales, inefectivas y perjudiciales para nuestra más amplia política», y ofrece otro descarnado argumento: «Me gustaría, entonces, capitalizar con la Unión Soviética esta decisión».
La causa cubana, como siempre, seguía siendo un simple peón en la guerra fría que libran las grandes potencias.
Tres meses después, el Grupo Especial (Comité 54/12) discute el plan de operaciones encubiertas sobre Cuba «cuyo programa, autorizado en julio de 1963, ha sido suspendido por varias razones». Era importante, ahora, decidir «si ciertas actividades sustanciales y costosas deben ser: a) activamente continuadas, b) suspendidas, c) reducidas o d) abandonadas».
A continuación relaciona las «sustanciales y costosas». operaciones, con sus respectivas recomendaciones:
Recolección de inteligencia: Unánimemente se recomienda que este programa se continúe.
Propaganda encubierta para alentar acciones poco riesgosas de resistencia activa y pasiva. Se recomienda que este programa se continúe con revisión regular de sus lineamientos operacionales.
Y así se mencionan otras inocuas operaciones, pero cuando hablan de acciones comandos que se realizaron el pasado año y que «fueron suspendidas por razones políticas». –siempre las razones políticas predominando sobre los intereses nacionales– la opinión de los funcionarios se encuentra dividida y se recomienda que «la más alta autoridad oiga los argumentos de las distintas partes».
Las acciones encubiertas comienzan por ser reducidas «por la más alta autoridad». y terminan por ser, de hecho, abandonadas. La última operación que se realiza dentro del «Programa de Acción Encubierta». es la del ataque al Central Pilón el 13 de mayo, en que se destruyen más de 75,000 sacos de azúcar. Meses después, el 15 de septiembre, se produce, por error, el ataque al mercante español Sierra de Aranzazu que tanta repercusión tuvo en la prensa y en las cancillerías. Más que suspendidas quedan abandonadas las acciones realizadas con respaldo o, al menos, conocimiento oficial. Ya podía McGeorge Bundy capitalizar con los soviéticos esta decisión.
LA ACCIÓN DE LA BAHÍA DE SIGUANEA
Terminaba el año 1963 y la Administración, ahora presidida por Johnson continuaba recorriendo, con renuencia, el camino de la acción y, con algún entusiasmo, el del entendimiento con Castro.
Se le ha dado luz verde a una acción que habrá de realizarse en Isla de Pinos. En Siguanea. Estará a cargo de los Comandos Mambises, que dirige Manolo Villafaña y los hombres rana de Alberto Beguiristaín. Saldrán a fines de diciembre en el «Leda». comandado por Gaspar Brooks y, el «Reefer». que está al mando de Rolando Martínez y Manuel Villamañan. A bordo llevan la pequeña «V20». que será comandada por Nelson Iglesias. Formarán parte del «equipo de demolición». Alberto Beguiristaín, Jorge Ruiloba, Marcelo Cantera y Justo Delgado. Junto a ellos estará Jesús Gutiérrez.
El objetivo era la destrucción de una pequeña fragata de la Marina de Guerra castrista que estaba anclada en la dársena del Hotel Colony convertida en una base naval rusa. Hacia allá se acercaba la «V20», mientras el «Reefer». esperaba a dos millas de aquel punto. A unas 200 yardas los cuatro hombres rana, que formarían el equipo de demolición, se dividieron en dos grupos (Marcelo y Jorge, y Justo y Alberto). Se lanzaron al agua a la 1:30 de la madrugada del 23 de diciembre; la oscuridad era total. Beguiristaín lleva dos minas magnéticas. Una la coloca en el casco de la nave; la otra, con una carga de 20 libras de C-4 la ata entre el eje y el casco. Se alejan a nado hacia el Punto de Recogida de Emergencia donde se encuentra la «V20». De allí, al «Reefer». A las dos horas oyen por la radio de la marina cubana voces de alarma y de pánico. La operación ha sido un éxito. Al día siguiente la prensa cubana denuncia la «reanudación de los ataques piratas que habían cesado temporalmente». La queja cayó en oídos receptivos. Fue esta acción de la Bahía de Siguanea la última que se efectuaría por los Comandos Mambises.
ATAQUE AL CENTRAL PILÓN
El miércoles 13 de mayo, 1964, a las tres y cincuenta de la madrugada se produce una audaz operación. Miembros del MRR atacan el central azucarero Pilón, enclavado en Cabo Cruz, en la costa sur de Oriente, destruyendo más de 75,000 sacos de azúcar. La espectacular acción estremeció al gobierno cubano que en la primera plana de la prensa controlada destacó las «declaraciones de Fidel sobre el ataque pirata a un central: Estos hechos, fortalecen el espíritu de combate de la Revolución y la obligan a ser dura con sus enemigos».
El periódico «Hoy”, órgano del partido comunista, y toda la prensa oficial resaltaban las declaraciones de Castro sobre «el nuevo y criminal acto vandálico del gobierno de Estados Unidos perpetrado contra el pueblo de Cuba en la madrugada de hoy, cuando un barco pirata, tipo Rex…, atacó, con fuego de cañones y ametralladora, el central azucarero «Luis E. Carracedo». en el puerto de Pilón». Admitía que como «consecuencia de los impactos, los depósitos de azúcar se incendiaron, perdiándose 70,000 sacos de azúcar que habían sido elaborados en dicho central en la presente zafra».
CUBA DEJA DE SER TÓPICO CRUCIAL DE LA POLÍTICA
EXTERIOR NORTEAMERICANA
Ya se han celebrado las elecciones presidenciales de noviembre de 1964. El Presidente Johnson ha obtenido la victoria por el más amplio margen de votos populares (15 millones de votos) jamás alcanzado.
Es el momento de «enfrentarse al gran tópico de la política exterior.
Se ha prevenido el pánico ocasionado por la muerte de Kennedy, y Johnson mantuvo en su gabinete a los hombres del asesinado presidente y «le dio seguridades (“reassurances”) inmediatas a gobiernos extranjeros, especialmente a la Unión Soviética». Las elecciones le han dado al presidente «un mandato para actuar en «siete áreas”, una de ellas «una política de paz con la Unión Soviética», ninguna en relación a Cuba. ¿Por qué?. La explicación, –fantasiosa, engañosa, irreal– viene dada en dos simples líneas del memorándum de enero 12, 1965 que traza las grandes áreas a las que el presidente recién electo va a enfrentarse: «el tema cubano que amenazó con emponzoñar la política norteamericana ha desaparecido».
Ya Cuba, para estos funcionarios, no es tema de preocupación. La subversión, las guerrillas, y el terrorismo urbano en Latino América; el Congo y Angola en el continente africano; la OSPAAL, la Tricontinental, las OLAS mostrarán, tardíamente, cuan equivocados estaban estos orientadores de la política exterior norteamericana.
Los cubanos, abandonados por la política de sus naturales aliados, seguirán combatiendo. Dentro de Cuba con crecientes dificultades; en el exterior venciendo poderosos obstáculos.
UN NUEVO SERVICIO DE LA MARINA BRITÁNICA
El 17 de diciembre de 1964, cuatro cubanos capturados en Cayo Anguila por los «marinos de la fragata «Rothesay”, fueron acusados en la Corte de entrar ilegalmente en la colonia británica, introduciendo armas y municiones sin la necesaria licencia. Fueron condenados cada uno al pago de 100 libras esterlinas o un año de cárcel.
Los cuatro cubanos condenados eran Francisco Cárdenas-Roselló, Casimiro Otero Núñez, Eduardo Motesino-Foste y Alexis Pérez.
(Continuará la semana próxima)
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