Durante todo el día del jueves, millares y millares de personas desfilaron ante el cadáver de Eduardo R. Chibás, tendido en el Aula Magna de la Universidad. Hombres y mujeres, niños y ancianos pasaron, graves y silenciosos, ante los restos mortales del líder caído. De vez en cuando, alguien que no podía refrenar sus nervios rompía a llorar. Muchas mujeres se desmayaron.
Escenas de intenso dolor se produjeron mientras el pueblo desfilaba silenciosamente ante el muerto ilustre. En esta información gráfica se captan algunas de las escenas que muestran lo querido que era por su pueblo el senador Chibás.
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