65 AÑOS DE INFAMIA (X)

Written by Libre Online

13 de febrero de 2024

Antes de que concluyera 1959, aquel engañoso primer año de la revolución —en medio de la embriaguez colectiva que todavía padecía la mayoría del pueblo cubano—, doce de los iniciales veintinueve ministros habían renunciado o fueron forzados a hacerlo; entre ellos, el ingeniero Manuel Ray, Ministro de Obras Públicas, el Primer Ministro José Miró Cardona, el Presidente Manuel Urrutia Lleó, y otros diez más; así como muchos miembros del legendario “Ejército  Rebelde”, incluyendo al Comandante Pedro Luis Díaz Lanz, al Comandante Huber Matos y al desaparecido Comandante Camilo Cienfuegos, cuya avioneta sospechosamente se esfumó después de haber llegado a Camagüey y haber arrestado al Comandante Matos el 28 de octubre por órdenes de Fidel Castro y en contraposición a sus propios deseos, como le había expresado enfáticamente a Fidel antes de partir. Numerosos capitanes y oficiales menores corrieron la misma suerte.

También durante aquellos primeros meses, muchos sindicalistas renunciaron o fueron destituidos en procesos dudosos por denunciar la incipiente infiltración comunista en sus filas y en las esferas del gobierno, mientras que otros personajes que jamás lucharon contra el régimen de Batista se trepaban al ya descarriado tren de la revolución cubana, simplemente por afinidad con sus ideas marxistas. En diciembre de 1959, al tiempo que la nación cubana se disponía con crédulo entusiasmo a celebrar las primeras Navidades libres después del derrocamiento del régimen de Batista, ya sus libertades habían comenzado a ser cercenadas de la peor manera por la nueva e inflexible dictadura que se incubaba a pasos agigantados, y que precipitaría a la patria de Martí hacia una larga y tenebrosa noche, cuyo nebuloso mundo de terror aún persiste.

Continuando su cadena de ignominias, comenzaron los velados ataques a la Iglesia Católica, la más extendida en Cuba, y el asalto a la enseñanza privada. Para cimentarse en perpetuidad, los regímenes comunistas se encaminan de inmediato al “lavado de cerebro” de la niñez. Mao no perdió tiempo en China, ni Kim-Il-sun en Corea del Norte. En Cuba, el solapado “Farsante en Jefe” tenía que apresurarse. Era necesario comenzar a formar “hombres nuevos”, todos ateos, todos fieles al Estado totalitario, todos capaces de denunciar a sus propias familias, todos educados —¿educados?— según normas comunistas y con el aprendizaje de “una historia adulterada”.

Pero llegó el 17 de abril de 1961. La invasión de Playa Girón, tan bien concebida por el gobierno del Presidente Eisenhower, pero tan mal ejecutada por el incapaz Presidente Kennedy, pareció cambiar por algunos días el destino de Cuba. 

Muchos ignoran —excepto los miembros de la élite de entonces— que la noche del 17 de abril de 1961, el “Máximo Líder” de la farsa revolucionaria pernoctó en una “residencia secreta” casi contigua a la embajada de México en La Habana, “por si acaso…C. El gobierno comunista cubano no podía creer que los brigadistas de Playa Girón no recibirían ayuda de suministros municiones y apoyo militar del exterior, sobre todo de los Estados Unidos. Los comunistas cubanos no ignoraban que Norteamérica, a través de la CIA, había entrenado y equipado a la Brigada 2506.

Dos días después, cuando los pocos cazas cubanos hábiles habían inutilizado a la minúscula flotilla de invasión, desprotegida sin el PC 1140 artillado; y las vastas fuerzas aéreas norteamericanas brillaban por su ausencia mientras Adlai Stevenson afirmaba en las Naciones Unidas que Estados Unidos no estaba involucrado en la invasión a Cuba, ni lo haría, los comunistas cubanos parecieron comenzar a suspirar aliviados. ¡Lo increíble parecía ser cierto! 

Era evidente que la motivada brigada, una vez abandonada, agotaría municiones y aprovisionamiento en sólo horas o días.

Su derrota en Playa Girón no fue realmente una derrota, sino una imperdonable traición que condujo a su lamentable auto-derrota por falta de suministros y pertrechos que nunca llegaron tras las primeras horas de su victoriosa invasión y avance. 

No podemos extendernos demasiado aquí, explicando los detalles del desembarco en Playa Girón y la historia de la Brigada 2506. Muchos libros, y todos muy buenos, se han escrito sobre el tema; entre ellos, “Girón: La Verdadera Historia” por Enrique Ros. Pero sí es justo mencionar que el incompetente gobierno del Presidente Kennedy condenó dicha operación al fracaso, aún antes de embarcar rumbo a Cuba.

Felipe Lorenzo

Hialeah, Fl

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