28 DE ENERO:  171 ANIVERSARIO DEL NATALICIO  DE JOSÉ MARTÍ Y PÉREZ

Written by Libre Online

23 de enero de 2024

DE LA REDACCIÓN DE LIBRE Y FUENTES ANEXAS

El 28 de enero conmemoraremos un aniversario más del natalicio de José Martí, el Apóstol de la Independencia de Cuba, que nació el veintiocho de enero de mil ochocientos cincuenta y tres, hace 171 años. 

José Martí es el patriota ejemplar que todo lo dio por ver libre a su patria, desde que era solo un niño de quince años hasta que cayó muerto gloriosamente en Dos Ríos, en Oriente, aquel aciago diecinueve de mayo de mil ochocientos noventa y cinco. 

El veintiocho de enero fue una fecha patriótica que se celebró siempre en Cuba, en la cual, especialmente los estudiantes de todas las escuelas, públicas y privadas, y de todos los niveles desde el kindergarten hasta la universidad, le rendían tributo a la memoria del Apóstol, y esa costumbre se ha mantenido en el exilio cubano, donde ese día se celebran actos en todos los rincones del mundo donde hay cubanos exilados, para recordar y honrar a ese gigante del patriotismo que fue José Martí. 

José Julián Martí Pérez nació el 28 de enero de 1853 en La Habana, Cuba. Hijo de Mariano Martí y Navarro y Leonor Pérez y Cabrera, un héroe en su país que luchó por impulsar la revolución democrática y popular hacia la independencia de Cuba, Puerto Rico y las Antillas; la libertad y reivindicación de derechos de los esclavos, trabajadores y de todos aquellos cuya dignidad fuera vulnerada. Martí también fue político, escritor, poeta, y diplomático.

Martí ingresó a la Escuela Superior Municipal en 1865 y posteriormente al Colegio de San Carlos. Siendo aún muy joven se sintió atraído por las ideas revolucionarias de muchos cubanos y, tras el inicio de la Guerra de los Diez Años (1868-1878), comenzó su actividad revolucionaria: primero publicó la gacetilla El Diablo Cojuelo, y poco después una revista, La Patria Libre, donde publicó su poema dramático “Abdala”. 

Como sus escritos, posteriormente fueron considerados sediciosos (en ellos llamó traidor a un compañero de estudios que se había alistado como voluntario en el Ejército de España), en 1869 se le condenó a prisión con trabajos forzados por seis años. El destierro a España fue el resultado de la conmutación de la pena, y la oportunidad de estudio de Derecho y Filosofía y Letras en las universidades de Madrid y Zaragoza.

Martí pasó la mayor parte de su vida peregrinando en el destierro, visitó muchos países de América Latina y el Caribe, y Europa, pero sobre todo vivió durante 15 años en los Estados Unidos. 

Llegó a México en los primeros días de febrero de 1875, tenía 22 años, procedente del exilio impuesto en España, acusado de apostasía y desafección al régimen colonialista español. Lo esperaban sus padres y hermanas quienes vivían con penurias económicas, acogidos por la familia de Manuel Mercado, quien se convertiría en su amigo y confidente. 

Durante esta primera estancia en el país, con el apoyo de la masonería liberal pudo residir y vincularse con la generación que consolidaría la conformación del Estado mexicano, en el contexto del liberalismo juarista, lo que le representó una fase de maduración cultural e ideológica en áreas claves como la economía, la política y las manifestaciones artísticas. 

Maduración que incluyó, en particular, el descubrimiento crítico de las realidades y problemas sociales, políticos, económicos y culturales de los países de América Latina, así como sus potenciales amenazas, como la creciente agresividad norteamericana y los conflictos políticos internos, y le permitió corroborar también, la necesidad de identificar y consolidar la identidad y autonomía latinoamericana y caribeña iniciando la forja de su concepto de Nuestra América. 

José Martí también inició el desarrollo de sus ideas estéticas quedando plasmadas en sus colaboraciones en La Revista Universal de Política, Literatura y Comercio. 

En abril de 1877 partió a Guatemala y ahí, abordó con mayor amplitud los problemas de la identidad latinoamericana y asumió como un concepto propio las denominaciones “Nuestra América” y “Madre América”, los cuales aparecieron por vez primera en sus escritos en México. 

En diciembre de 1877 regresó a México a casa de Mercado, se casó con su novia Carmen Zayas Bazán, la hija de un abogado cubano y regreso al país centroamericano, vivió en Honduras y retornó, amnistiado, a Cuba en 1878, sin poder ejercer la abogacía ni la docencia por órdenes de los colonialistas.

Deportado de nueva cuenta por las autoridades cubanas, temerosas ante su pasado revolucionario, se afincó en Nueva York, Estados Unidos, y se dedicó por completo a la actividad política y literaria, empeñó su inteligencia y voluntad en la preparación de un levantamiento definitivo contra una España cada vez más debilitada y sujeta al creciente y avasallador dominio económico norteamericano, el camino fue largo. 

El 26 de noviembre de 1891 en el Liceo Cubano de Tampa, pronunció uno de sus más importantes discursos con el que supo levantar las almas, y en el que expuso con severidad: “…yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”. 

En 1892 redactó las Bases y los Estatutos del Partido Revolucionario Cubano (PRC), y el 14 de marzo de ese mismo año fundó el periódico Patria como órgano oficial del Partido. Asimismo, desde los Estados Unidos envió artículos y crónicas a diversos medios impresos de otros países, como La Opinión Nacional, de Caracas, Venezuela; La Nación, de Buenos Aires, Argentina, y El Partido Liberal, de México.

En 1894, Martí y sus partidarios comenzaron a preparar un alzamiento en Cuba que daría lugar a la Guerra de Independencia (1895-1898), y su culminación sería la emancipación de la isla de la metrópoli española. Martí se desempeñó como delegado del Partido Revolucionario Cubano para conseguir auxilios materiales y políticos mostrando grandes virtudes diplomáticas, y con este cargo regresó por última vez a México el 18 de julio de 1894 para recaudar fondos en función de su labor independentista a favor de Cuba. 

Después viajó a Montecristi, República Dominicana, donde se reunió con el general Máximo Gómez, veterano de la independencia de la Isla, el 25 de marzo de 1895, firmaron el “Manifiesto de Montecristi”, un programa que recogía la estrategia para la nueva guerra. Una poderosa rebelión tomó cuerpo cuando Martí y Gómez desembarcaron en la costa cubana en abril de 1895 y se reunieron con Antonio Maceo, instituyendo la República en Armas, en los términos de la Constitución aprobada en Camagüey por la asamblea celebrada en el mismo año. 

José Martí, se considera junto a Bolívar, San Martín y Miranda, uno de los principales protagonistas del proceso independentista de Hispanoamérica. Martí no solo es reconocido por representar un papel decisivo en la emancipación de Cuba, sino que también dejó un amplio legado literario que se componía de poemas y ensayos mismos que lo llevaron a ser uno de los precursores del modernismo.

Durante sus 42 años de vida, José Martí desarrolló un amplio pensamiento político en condiciones adversas. Fue el primero en incorporar la ética al discurso político, describiendo las monstruosidades de la esclavitud. Denunció el colonialismo español sin ofender a España y describió los defectos de la sociedad estadounidense, sin deponer su admiración por las realizaciones de sus sabios y su pueblo. Poco después de haber regresado a Cuba para iniciar lo que llamó “la guerra necesaria”, José Martí cayó en combate en Boca de Dos Ríos, el 19 de mayo de 1895.

 Fragmentos del 

discurso que pronunció Martí en New York el 

6 de enero de 1894

Dijo el Apóstol:  “¿Cómo empieza en verdad el año nuevo para los cubanos?. En Cuba en la miseria creciente y en las cárceles….Afuera muriendo …el corazón enjuto…Y los que se creen más felices ¿qué tienen en realidad fuera de una cuenta de banco pigmea y asustadiza?. 

 El pan se gana en todas partes, ….pero el decoro de la vida… ¿dónde se puede lograr sino en la patria? El ansia de libertar nuestra tierra no nos da derecho a recabar para los cubanos asilados de la tiranía en el extranjero, las virtudes de patriotismo, abnegación y previsión que poseen como ellos, los cubanos oprimidos en la Isla, incapacitados para publicar la cólera que se prepara y disciplina en el silencio de sus corazones.  

Pero, aquel espectáculo, por el desamparo o abandono, de los que se arrastran en él, ha de mover al ansia de remedio concreto. Quien ve a su pueblo en desorden y agonía, sin puerta visible para el bienestar y el honor, o le busca la puerta, o no es hombre honrado. 

El que se conforma con una situación de villanía es su cómplice. La tiranía no se derriba con los que la sirven con su miedo, o su indecisión, o su egoísmo, o el odio a la verdadera libertad. De hombres de sacrificio necesita la libertad.  Los que quieren sacrificarse tienen por enemigos a los que no quieren sacrificarse, que les tiran piedras, por no verse obligados, a abandonar como ellos la vida deshonrosa de humillación y complicidad, de sanción y acatamiento, de presencia culpable y de indigna sonrisa, a los pies de los que consumen el pan y corrompen el carácter de la patria”. 

Este fue el mensaje del Apóstol de la independencia para los cubanos que vivían entonces en la Isla y para los  exilados  hace un siglo.  Para desdicha de Cuba, parece que lo acaba de pronunciar en el día de hoy. Aquellos cubanos, en la Isla y en el destierro oyeron su mensaje y supieron darle la libertad a Cuba. Los que se encuentran hoy exilados no pueden ser menos que ellos.

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