William D. Pawley y su importante relación con Cuba antes de 1959

Written by Demetiro J Perez

6 de junio de 2023

William Douglas Pawley “Bill” fue todo un personaje que estuvo muy ligado a Cuba y a Miami, podemos considerarlo un cruce entre Indiana Jones y Donald Trump. Un millonario hecho a sí mismo, con poca educación, pero con una gran habilidad para emprender cualquier empresa y 

generalmente, salir victorioso. 

Bill Pawley nació el 7 de septiembre de 1896 en Florence, una de las mayores ciudades de Carolina del Sur, situada al lado de la I-95, a 83 millas de Columbia (la capital estatal) y a unas 68 millas del Océano Atlántico.

Su padre Edward Porcher Pawley (1865-1937) era un rico hombre de negocios radicado en Cuba, en 1908 tenía un hotel y una buena tienda de mercadería general en la ciudad de Caimanera. Luego se le permitió abrir una sucursal en la Bahía de Guantánamo, aunque contrario al contrato de arrendamiento que prohibía la empresa privada en la Reserva. En este caso, el permiso para la sucursal de la tienda fue cancelado en 1910 a instancias del secretario de Estado de los EE.UU. luego que los comerciantes cubanos se quejaron de que estaba violando el tratado y compitiendo deslealmente con ellos.

Su madre Irene Wallace (1872-1956). El matrimonio Pawley tenía tres hijos, Edward (1900-1978), Eugene (1905-1977) y William (Bill) que asistieron a escuelas privadas tanto en La Habana como en Santiago de Cuba.

Bill estuvo mucho tiempo viviendo dentro de la Base Naval de Guantánamo donde era conocido por el apodo de “Cuba”.

William más tarde regresó a los EE.UU. para estudiar en la Academia Militar Gordon en Barnesville, Georgia, a unas 60 millas al Sur de Atlanta, donde fue compañero de Richard Russell, luego Senador y Gobernador de Georgia. Aquí fue un alumno destacado y premiado.

Luego estudió en Embry-Riddle Aeronautical University (ERAU) en Daytona Beach, Florida.

Una universidad privada para programas de aviación y aeroespaciales, siendo el mayor sistema universitario acreditado en esa rama. Hoy matricula a más de 33,000 estudiantes de grado y postgrado que les proporciona una formación integral en estudios, administración y negocios de aviación para preparar a los estudiantes para carreras como operación de aerolíneas, transporte aéreo, administración de aeropuertos, consultoría de aeropuertos, fabricación de aeronaves, ventas y seguros de aviación. 

Este título está disponible como una especialidad de vuelo o no vuelo. Ya sea que desee ser gerente de una aerolínea, gerente de aeropuerto o experto en comercio aéreo.

El 25 de julio de 1919, Bill se casó con Annie Hahr Dobbs (1898-1986) de Marietta, Georgia. 

En Marietta vivían cuando nació su primer hijo, William, el 21 de junio de 1920. 

En 1925, la pareja se mudó a Miami Beach, donde nació su otro hijo Clifton (1926-1951) y su primera hija Annie Hahr (1928-2016) su apellido de casada era McKay.

En 1927, Pawley comenzó a relacionarse con la Corporación Curtiss-Wright lo que lo hizo un hombre extremadamente rico. En 1928, regresó a Cuba, junto a su esposa y 3 hijos.

El 8 de octubre de 1929 fue creada la Compañía Nacional Cubana de Aviación Curtiss, S.A. (CNCAC), como una subsidiaria de la North American Aviation Inc., parte del Curtiss Aviation Group. Pawley fue elegido su presidente y como nota al margen, él hablaba español en forma fluida.

Figuró entre las primeras aerolíneas que abrieron la era de los vuelos comerciales y se caracterizó, desde un inicio, por el continuo perfeccionamiento de sus servicios. Sus primeros aviones fueron aparatos Curtiss Robin. El 30 de octubre de 1930 se efectuó el vuelo inaugural de la ruta La Habana-Santiago de Cuba por la Compañía Nacional Cubana de Aviación Curtiss, S.A. que transportó correo aéreo con un avión trimotor Ford que hacía escala en Santa Clara, Morón y Camagüey. En ese mismo año, el gobierno cubano concedió a la compañía el contrato para el Servicio Postal Aéreo.

En 1932, la Compañía Nacional Cubana de Aviación Curtiss le vendió a Pan American Airlines. Entonces Pawley fue nombrado presidente de Intercontinent Corporation en New York, fundada por Clement Keys, expresidente de Curtiss.

Luego de estar de nuevo viviendo en Miami Beach nació el 13 de junio de 1933 su hija menor Irene (1933-2008) que su apellido de casada era Baldwin. 

Los Pawley luego se mudaron a Shanghai, China, con la pequeña Irene, dejando a sus otros 3 hijos en Miami Beach con la familia. 

Las compañías de aviación estadounidenses estaban muy interesadas en el mercado sin explotar de la aviación civil y militar china en la década de 1930. Jimmy Doolittle, conocido más tarde como el famoso comandante del Doolittle Raid en Japón, hizo una demostración del caza biplano Curtis Hawk en China en 1933. Compitió con un caza italiano ante una multitud de 75,000 personas, lo que llevó a China a comprar 36 cazas Hawk. En el mismo año, el estadounidense William Pawley llegó para trabajar con la Corporación Nacional de Aviación de China (CNAC), la Compañía Central de Fabricación de Aeronaves (CAMCO) y la Corporación de Aviación Intercontinental (IAC) para desarrollar un sistema para ensamblar, reparar y volar aviones civiles y militares en China.

Pawley, entre 1934 y 1938 construyó tres fábricas de aviones en sociedad con el gobierno de la China Nacionalista.

Eventualmente, trabajó para apoyar a los Tigres Voladores (Flying Tigers), los voluntarios estadounidenses que volaban para la Fuerza Aérea China.

La Sra. Pawley vivió en China hasta 1938 con viajes periódicos a Miami. Pawley se divorció en 1941 de Annie Harh Dobbs, quien impugnó el divorcio hasta en la Corte Suprema. Annie falleció en 1986.

Pawley se casó en 1943 en la India con Edna Earle Cadenhead (1906-2004), nacida en Alabama. Ellos dos trabajaron juntos. Edna falleció en su casa de Sunset Island en 2004.

En 1941, con sus hermanos Edward y Eugene, estuvo involucrado en la formación y en el apoyo del Primer Grupo de Voluntarios Americanos, más conocidos como Tigres Voladores (Flying Tigers). William trabajaba íntimamente con Claire Lee Chennault, quien era asesor militar de Chiang Kai-shek desde 1937. Chennault pensó que, si se le daban recursos, se podría mantener una fuerza aérea operativa dentro de China que podría atacar al Japón. En julio de 1941, diez pilotos y algunos mecánicos, con pasaportes falsos, volaron desde San Francisco a Rangún, en Birmania. Cuando llegaron les informaron que estaban involucrados en una guerra secreta contra Japón. Para compensar los riesgos, los pilotos recibieron un sueldo de $600 mensuales y $500 adicionales por cada avión enemigo derribado.

Cuando finalmente la fábrica CAMCO fue capturada por Japón en mayo de 1942, Pawley trasladó sus operaciones comerciales a la India, como presidente de Hindustan Aircraft Manufacturing Company, construyó una fábrica de aviones en la India para dar poder aéreo a los Aliados en Asia. Y en 1944 construyó la primera planta de Sulfato de Amonio de la India, conocida como Tranvancore.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Pawley se convirtió en diplomático.

Cuando terminó la guerra, Bill y Edna se mudaron a Belvoir, la finca del difunto Fairfax Harrison (1869-1938) en Virginia. 

Pawley instó al presidente Truman y Churchill a presionar a Stalin para que “desistiera de las actividades subversivas soviéticas en Las Américas”.

Harry S. Truman lo nombró embajador de Estados Unidos en Perú. Inmediatamente los periódicos peruanos de izquierda le declararon la guerra, acusándolo, sin prueba alguna. Allí estuvo en 1945 y 1946.

En 1947 sirvió como delegado a la Conferencia Interamericana para el Mantenimiento de Paz y Seguridad Continental en Petrópolis, Brasil.

El 31 de marzo de 1948, Pawley estaba en Bogotá, Colombia, ayudando a organizar la IX Conferencia Internacional de América, el general George Marshall, como secretario de Estado estuvo al frente de la delegación de EE.UU. Resultó ser el embrión de la OEA.

En 1948, Pawley, fue nombrado embajador en Brasil y durante este tiempo trabajó muy estrechamente con el director del FBI, J. Edgar Hoover. Pawley le informó que William Arthur Wieland, quien trabajaba como oficial de prensa de la embajada en Brasil, tenía puntos de vista anticapitalistas. 

El 7 de noviembre de 1949, William Pawley envió un memorando al Departamento de Estado sugiriendo que se enviara un pequeño grupo de estadounidenses a Formosa para ayudar a proteger al gobierno de Chiang Kai-shek. Pawley afirmó que Dean Acheson (secretario de Estado de 1949-1953) rechazó la idea después de consultar con sus asesores Owen Lattimore, John C. Vincent y John Davis. 

El 10 de octubre de 1948 comenzó su mandato el presidente Carlos Prío Socarrás (1903-1977) y poco tiempo después, en 1949, decidió desechar los tranvías de La Habana en favor de los autobuses o guaguas y pensó que conocía al hombre perfecto para el trabajo, William D. Pawley, que desde 1941, era el dueño y presidente de Miami Beach Railway Co. y desde 1948 del Miami Transit Co. y también dueño de South Miami Coach Line, Tropical Coach Line y Grayline Sighseeing Co. de Metro. Pawley había organizado en Cuba la aviación Comercial y construyó la mayoría de sus aeropuertos. Muchos cubanos lo consideran una combinación de mago de las finanzas y filántropo.

Después de algunas negociaciones de hombre a hombre, Prío le ofreció a Pawley la concesión si pagaba $1,500,000 a los tenedores de bonos de la compañía de tranvías que estaba al borde de la bancarrota y conseguía que los autobuses circularan.

Pero cuando Pawley trató de obtener respaldo financiero, no menos de once bancos estadounidenses, incluido el Export-Import Bank, rechazaron el trato.

Disgustado, Pawley recurrió a una Gran Bretaña hambrienta de dólares. El Departamento Británico de Garantía de Créditos a la Exportación estableció un crédito de $7,700,000, lo que permitió a Autobuses Modernos de Pawley comprar 620 autobuses de acero para 41 pasajeros de Leyland Motors, Ltd de Inglaterra. La garantía del gobierno cubrió el 85% del costo de los autobuses, Pawley pagó el 10% al cerrarse el trato y el saldo durante un período de 3 años.

Quedaba aún la delicada operación de cerrar el trato en Cuba. Prío, 

consciente de la violenta campaña de prensa, planeó lanzar éste sin previo aviso. Pero la última hora, antes de que el gabinete actuara al respecto, el bloque de prensa cubana habló abiertamente sobre el acuerdo de Pawley.

El Mundo, uno de cuyos principales dueños “una extraña coincidencia”, poseía los derechos exclusivos de distribución de los autobuses de General Motors Coach, lideraron el ataque. Detrás de este negocio, gritó El Mundo, “está un buitre que se nos presenta disfrazado de Espíritu Santo, un bribón con manos de seda, que vino a La Habana y dijo que venía a cambiar los viejos tranvías por autobuses modernos para beneficiar a la población, pero lo que realmente pretende hacer es cambiar la vaca por la chiva».

Mientras Pawley se paseaba en su suite del Hotel Nacional de $85 diarios, Prío pospuso el anuncio oficial del trato y reunió sus fuerzas. 

Dirigido por los conductores, a quienes Pawley había prometido mantener en el trabajo, el Sindicato de Tranvías se alineó detrás del nuevo plan, apoyando con entusiasmo a Prío por librar a La Habana de sus ruidosos y deteriorados tranvías. Bohemia elogió a Pawley como «una de las figuras más distinguidas de los EE.UU., cuyas diversas empresas, incluidas empresas de aviación en India y China, hacen de su biografía una verdadera enseñanza en la industria y el servicio social».

Entonces el presidente Prío se sintió lo suficientemente fuerte como para emitir su decreto. Según sus términos, Autobuses Modernos de Pawley obtendrá la franquicia de la empresa de tranvías durante los próximos 25 años. Dentro de unos cuatro años, cuando Pawley esperaba que la operación de autobuses esté funcionando a toda velocidad, planea dar un paso al costado. Mientras tanto, cobrará un 4% de interés sobre su desembolso de capital de $3,000,000. Pawley dijo: «estar bien pagado por la empresa como presidente y gerente, pero tendría que luchar por lo que obtiene”. 

Al finalizar la semana, el otro sistema de buses de La Habana, Ómnibus Aliados, anunció que, “gracias a la cooperación de General Motors”, se ultiman gestiones para la compra de 300 nuevos G.M.C. autobuses de lujo.

Pawley estuvo activo en La Habana desde enero de 1950 hasta el 1º de febrero de 1951.

El 19 de febrero de 1951, William D. Pawley se convirtió en asistente especial de Dean Acheson, el secretario de Estado. Más tarde ese año ocupó un puesto similar bajo Robert A. Lovett (secretario de Defensa de 1951 a 1953). Sin embargo, Pawley descubrió que el Departamento de Estado lo consideraba un reaccionario y se le negó el acceso a documentos secretos sobre América Latina.

En 1950, el senador Joseph McCarthy acusó a Owen Lattimore (1900-1989) en particular de ser «el principal agente de espionaje ruso en los EE.UU». Las acusaciones no fueron comprobadas en el Congreso, aunque las audiencias sí documentaron las declaraciones de simpatía de Owen Lattimore sobre Stalin y la Unión Soviética.

John C. Vincent (1900-1972) como asesor argumentó que los comunistas chinos tenían sus propias raíces domésticas genuinas que podrían superar cualquier lealtad ideológica a la URSS, como estaba ocurriendo en ese momento con la Yugoslavia de Tito. Los defensores de China Hands argumentaron que fue exactamente esta perspectiva en la política de China la que Nixon y Kissinger comenzaron a implementar en 1972.

En 1953, Vincent se vio obligado a dimitir tras las acusaciones de que era comunista. 

En 1950, el senador Joseph McCarthy ganó la atención de la opinión pública sobre la peligrosa influencia de los comunistas en el Departamento de Estado, la cual incidía negativamente en la política exterior americana. Para el valiente senador por Wisconsin, la “pérdida” de China fue causada principalmente por la negativa del Departamento de Estado a continuar ayudando al gobierno nacionalista de Chiang Kaishek, lo que propició la caída de este y el ascenso al poder de los comunistas liderados por Mao Zedong.

Al calor de las denuncias contra el Departamento de Estado sobre la “pérdida” de China, en diciembre de 1950, se creó el Subcomité del Senado para la Seguridad Interna o SISS. El mismo será muy conocido popularmente como casi un tribunal pro-fascista a través de las películas de Hollywood, que nunca les perdonó las investigaciones a algunos personajes del cine. 

Sin embargo, el SISS centró sus investigaciones en las agencias del gobierno y en el Dpto. de Estado específicamente.

En enero 17 de 1952, como Asistente Especial del Secretario de Defensa sirvió en misiones especiales en Europa, incluyendo la Conferencia de la OTAN en Lisboa. Lo acompañaron Edna, Anita y su asistente Ed Harris.

En el 1954 participó activamente en el derrocamiento del gobierno comunista de Jacobo Arbenz, una operación encubierta de la CIA. Pawley fue un actor clave en el control del aire, Pawley, debido a su conocimiento de América Latina y su experiencia en aviación, desempeñó un papel central para garantizar que los rebeldes disfrutaran de la superioridad aérea.

Durante los 25 meses que los castristas estuvieron alzados en las montañas orientales, secuestraron decenas de norteamericanos. A pesar de esto Roy Rubotton y sus asesores en El Cuarto Piso del Dpto. de Estado no vieron peligro alguno con la guerrilla, al contrario, aquellos pasillos estaban muchas veces, llenos de partidarios del Movimiento 26 de Julio.

Durante aquellas sesiones ante el Congreso, en 1960, el ex-embajador en Cuba, Earl E. Smith a una pregunta del Senador Eastland dijo: “Senador, nosotros somos los responsables de que Castro subiera al poder me tienen sin cuidado las palabras con que usted quiera decirlo”.

En 1958, Batista compró y pagó quince aviones de instrucción para la Fuerza Aérea Cubana, los aeroplanos fueron enviados a Fort Lauderdale para ser entregados a La Habana, pero el 11 de julio, el cuarto piso suspendió la entrega. 

En junio de 1958, cuarenta y nueve norteamericanos, veinte civiles, empleados de la planta de extracción de níquel de Moa, de propiedad estadounidense, y veintinueve militares de la infantería de marina, habían sido secuestrados, causando alarma en la embajada de EE.UU en La Habana, y, sobre todo, en Washington.

Los funcionarios del Cuarto Piso plantearon que sí entregaban los quince aviones, Castro podía causarle daño físico a los secuestrados. Luego que fueron liberados el Dpto. de Estado, dígase, Rubotton y Wieland, mantuvieron su negativa a hacer la entrega.

Tampoco entregaron veinte carros blindados y anteriormente el 14 de marzo de 1958, mil novecientos cincuenta fusiles Garand, habían sido retenidos.

El 9 de abril de 1958 se produjo el primer secuestro aéreo en Cuba, fue un C-46 con cuatro tripulantes y fue desviado a Miami.

El segundo fue un DC-3 que el 13 de abril de 1958, volaba de La Habana a Santa Clara, también desviado a Miami con tres tripulantes y doce pasajeros.

El 21 de octubre de 1958 se produjo otro secuestro aéreo, de un DC-3 de Cubana de Aviación, que estando volando en la provincia de Oriente, fue desviado por rebeldes y aterrizó en una pista en la Sierra Maestra, con catorce personas a bordo.

El 2 de noviembre de 1958, se produjo el primer acto de piratería aérea desde EE.UU, el Vuelo 495 un Viscount-755 de Cubana de Aviación, que salió de Miami hacia Varadero con veinte personas a bordo, fue secuestrado y obligado aterrizar en la pista del Central Preston, pero al no poder, cayeron en la Bahía de Nipe, eran veinte las personas a bordo, catorce murieron, cinco de ellos norteamericanos y tres niños. 

A pesar de todos estos actos terroristas donde murieron estadounidenses los funcionarios del Dpto. de Estado, dígase el Cuarto Piso, siguieron simpatizando y apoyando a Fidel Castro.

Según Earl Smith cuenta en la página 166 de su libro El Cuarto Piso, el 27 de noviembre de 1958 el Dr. Mario Lazo (1895-1976) fue quien le informó sobre la decisión de la CIA y el Dpto. de Estado de enviarle un emisario a Batista para que saliera del país.

En la página 169 de su libro Daga en el Corazón (Dagger in the Heart) el Dr. Lazo dice:

A fines de noviembre, supimos por una fuente responsable en EE.UU., que William D. Pawley, un amigo personal del presidente Eisenhower, estaba a punto de ser enviado como emisario secreto para negociar con Batista, ofreciéndole la oportunidad de vivir en Daytona Beach con su familia y amigos si nombraba un «gobierno interino» compuesto por cinco hombres: Ramón Barquín, Enrique Borbonet, general Martín Díaz-Tamayo, José “Pepín” Bosch y el general Eulogio Cantillo (aunque Smith lo omite, fue Cantillo el quinto nombre). También supimos que el Dpto. de Estado tenía la intención de llamar a Smith a Washington sin avisarle del plan y debatimos si deberíamos decírselo, porque habíamos desarrollado un gran respeto por el Embajador. El Día de Acción de Gracias de 1958, en el Country Club de La Habana, se lo comuniqué y le di los nombres de los hombres que iban a ser sugeridos para el gobierno interino. Earl Smith estaba sorprendido por esta noticia, pero no pudo hacer nada y el 4 de diciembre fue llamado a Washington.

Pawley era el emisario ideal, 62 años de edad, había vivido y trabajado en América Latina la mayor parte su vida y había residido dentro y fuera de Cuba más de 30 años. Había conocido bien a Batista y se había ganado su respeto. Pawley había tenido una carrera empresarial muy exitosa, había organizado la primera compañía cubana de aviación, construido tres fábricas de aviones en China que produjeron el 90 % de los aviones utilizados por el Gobierno Nacionalista en su lucha contra el régimen comunista de Mao y construyó el primer y único avión de la India empleando a 15,000 obreros. Posteriormente organizó un sistema de autobuses en La Habana que permitió al gobierno cubano embellecer la ciudad eliminando tranvías, las vías de tranvía, postes y alambres de sus calles. Además, presidente del Central Talisman en Belle Glade, Fl. 

En el campo político, Pawley también tuvo una destacada carrera, había llevado a cabo con éxito importantes misiones en Europa, incluida la obtención de la aprobación de Franco para las Bases Militares estadounidenses en España. 

Conservador e inteligente, Pawley fue uno de los primeros estadounidenses prominentes en ser sensible a la amenaza comunista tanto en China como en América Latina. Se opuso enérgicamente a las políticas de Dean Acheson y su grupo asesor que consideraban a los comunistas chinos bajo Mao Tse-tung como «reformadores agrarios». Sin embargo, debido a que era un designado político, muchos funcionarios de 

carrera del Dpto. de Estado lo consideraban un extraño. También se sentían ofendidos por la franqueza con la que expresaba sus convicciones. Como contrapeso, Pawley tenía la ventaja de una amistad personal con el presidente Eisenhower, que ofreció nombrarlo Subsecretario de Estado para Asuntos Latinoamericanos, pero retiró la oferta luego de una fuerte oposición de los profesionales de carrera dentro del Departamento.

Pawley, sabía que aviones y barcos salían de Florida con armas para Castro, con los agentes federales cerrando los ojos al tráfico ilegal. Sus puntos de vista eran paralelos a los del Embajador Smith en La Habana, pero mientras Smith necesariamente tenía que trabajar de abajo hacia arriba o ser destituido de su cargo, Pawley decidió trabajar de arriba hacia abajo. Ambos encontraron el mismo obstáculo en el camino.

Pawley me escribió que tuvo 4 ó 5 reuniones con el presidente Eisenhower en un esfuerzo por persuadirlo a permitir que Castro tomara el poder.

Aproximadamente al mismo tiempo, la CIA finalmente había llegado a la conclusión de que una victoria de Castro podría no ser lo mejor para los intereses de EE.UU. Allen Dulles, director de la CIA, informó al presidente que los comunistas habían penetrado el movimiento castrista y que «si Castro toma el poder, probablemente participarán en el gobierno». 

El presidente Ike, siempre simpatizó con las opiniones de Pawley y organizó reuniones para él con funcionarios del Departamento de Estado. 

Pawley se reunió con Rubottom, Wieland, Douglas Dillon y otros, y ocasionalmente con Allen Dulles. Les recordó a Rubottom y Wieland que habían estado en Colombia cuando El Bogotazo, en la que había participado muy activamente un Fidel Castro armado con un fusil.

Señalando con el dedo a Wieland, Pawley dijo: «Si permites que Castro llegue al poder, vas a tener más problemas de los que jamás hayas visto en tu vida».  Según Pawley, tanto Rubottom como Wieland se apegaron al mito de que Castro era un reformador agrario y no un comunista. 

Pawley habiendo peleado una lucha dura pero perdida contra tales «reformadores agrarios» en China, no estaba dispuesto a que su país cometiera el mismo error dos veces.  Estaba profundamente convencido de que Cuba estaba a punto de ser entregada a los comunistas por hombres como Rubottom, Wieland y Matthews (Herbert) al igual que sentía que China había sido entregada a Mao Tse-Tung por 173 hombres confundidos o motivados ideológicamente en el Departamento de Estado.

Había llegado el momento de olvidarse de las ramas y cavar en las raíces del problema cubano. La solución, en su opinión, era sacar a Wieland de su jurisdicción sobre los problemas del Caribe. Por lo tanto, volvió con el presidente Eisenhower, informó que sus esfuerzos habían fracasado y le pidió al presidente que le concertara una entrevista con el Subsecretario de Estado, Douglas Dillon y temiendo que el Dpto. de Estado pudiera grabar incorrectamente la conversación, le pidió a Eisenhower que le permitiera invitar al Senador George Smathers de Florida a la reunión. El presidente estuvo de acuerdo. Al llegar a la conferencia, Pawley y Smathers encontraron que el embajador Leslie Mallory, adjunto de Rubottom y superior inmediato de Wieland, estaba presente. Pawley presentó al Subsecretario la información que tenía sobre Wieland y hasta Smathers relató otra experiencia que conocía sobre Wieland.

Pawley sugirió que Wieland fuera removido de sus deberes en el área del Caribe y reemplazado por alguien con menos prejuicios procastristas. El Subsecretario Dillon respondió que no le tenía miedo a Castro, que el verdadero problema era el dictador Trujillo, a quien iban a perseguir, para preocuparse por Castro más tarde.

Pawley salió de la reunión completamente convencido de que la política de Rubottom-Wieland de promover a Castro hasta el límite contaba con el pleno apoyo del Dpto. de Estado. Desanimado y deprimido, regresó a Miami y le dijo a su esposa que Cuba pronto caería en el comunismo. Pero no se dio por vencido. Poco después arregló una reunión en su casa con algunos altos funcionarios de la División Latinoamericana del Departamento de Estado, incluido el ex subsecretario de Estado Henry Holland. Un representante de la CIA estaba presente y discutieron el punto muerto hasta bien entrada la noche. En vista de la estrecha relación de Pawley con el presidente Eisenhower, se decidió que debía regresar a Washington y pedirle al presidente Ike que lo autorizara a ir a La Habana y tratar de persuadir a Batista para que capitulara ante un gobierno provisional que no sería amigo ni de Castro ni de él. 

Eisenhower estuvo de acuerdo e instruyó al Dpto. de Estado para que elaborara un programa que ofreciera incentivos para que la propuesta fuera atractiva para Batista. Durante varios días, Pawley trabajó con funcionarios del Departamento, elaborando un plan que incluía poner a disposición del gobierno interino $10 millones en armamentos tan pronto como se constituyera. A Batista y su familia y amigos cercanos se les permitiría residir en Florida. El nuevo gobierno no tomaría represalias en Cuba contra los seguidores de Batista y se llevarían a cabo elecciones dentro de 18 meses. Después de las elecciones, los tribunales tendrían libertad para procesar a cualquier persona involucrada en fraude u otros delitos durante el régimen de Batista. El aspecto clave del plan era que Pawley estaría autorizado a hablar en nombre del presidente Eisenhower. 

Rubottom solicitó que antes de partir hacia Cuba, Pawley se reuniera con él una vez más. En esta reunión final, en la que estuvo presente un gran grupo, incluido Wieland, se le dijo a Bill Pawley que había habido «una modificación». No debía revelarle a Batista que estaba hablando en nombre del presidente. 

Debía presentar el plan simplemente como su propia idea, diciendo que, si Batista lo aceptaba, luego trataría de persuadir al gobierno estadounidense para que lo aceptara. 

Rubottom dijo que las nuevas instrucciones habían sido aprobadas por Christian A. Herter un Subsecretario de Estado bajo el mando del Secretario John Foster Dulles. 

Como Pawley sabía por experiencia que el Presidente no anularía una decisión del Secretario de Estado, vio de inmediato que este cambio lo privó de su tema de conversación más persuasivo. Ahora sería sólo uno de los muchos amigos personales que constantemente aconsejaban a Batista. Argumentó con cierta vehemencia contra la revisión. Pero Rubottom insistió en que el cambio era básico e irreversible, ya que fue decisión del Secretario de Estado. 

Profundamente desanimado una vez más, Pawley debatió si emprender la misión, pero al final decidió seguir trabajando. 

En La Habana revisó por primera vez la propuesta en una entrevista de cuatro horas con Gonzalo Giiell, Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, y obtuvo su apoyo. 

Luego se reunió durante tres horas con Batista, donde el presidente le dijo que había perdido toda fe en los funcionarios del Dpto. de Estado estadounidense y estaba seguro de que no estarían de acuerdo con ningún plan constructivo. Le imploró a Pawley que hiciera todo lo posible para persuadirlos de que dejaran de interferir en los asuntos cubanos y permitieran que el nuevo gobierno asumiera el poder en marzo, después de lo cual, dijo, se podría obtener cualquier cambio que los estadounidenses buscaran. 

Pawley regresó a Washington e informó al presidente Ike, que su misión había fracasado. Unos días después Batista capituló y abandonó Cuba.

Desde la República Dominicana telefoneó a Pawley, invitándolo a venir y cuando supo por primera vez que la entrevista de Pawley con él en Cuba había sido autorizada por el presidente Eisenhower, le dijo con tristeza que si esto hubiera quedado claro en su conferencia en La Habana, sin duda habría aceptado el programa. 

«Creo», me escribió posteriormente Pawley, «que el derrocamiento deliberado de Batista por parte de Wieland y Matthews (Herbert) con la ayuda de Rubottom, es una tragedia casi tan grande como la entrega de China a los comunistas por parte de un grupo similar de funcionarios del Dpto. de Estado hace unos años.

Sin embargo, el 14 de diciembre de 1958, el Departamento de Estado intervino formalmente para expulsar a Batista y traer a Castro. El Embajador Smith recibió instrucciones de informar a Batista que ya no contaba con el apoyo de los Estados Unidos y que debía abandonar Cuba. Las instrucciones del Embajador de Rubottom fueron muy claras. Despojadas de adornos sin sentido, fueron las que le dijo a Batista que se fuera de su país. Debía decir que EE.UU. apreciaba la pasada amistad y cooperación de Batista y estaba al tanto de sus muchas contribuciones a la historia de Cuba, pero que ahora, por razones humanitarias, había decidido a regañadientes retirar su apoyo. El Embajador mantendría la ficción de que EE.UU. no intervendría en los asuntos internos de Cuba, aunque aconsejaría a Batista que se fuera. Estas instrucciones no fueron enviadas a través de los canales regulares sino de forma inalámbrica codificada, presumiblemente para no dejar constancia en el Departamento. Las cartas estaban echadas, y Smith inmediatamente hizo saber la decisión al Ministro de Relaciones Exteriores, solicitando una cita con el Presidente. La dramática entrevista tuvo lugar durante la noche del 17 de diciembre de 1958. Smith ha escrito que Batista aún exudaba un aire de fuerza mientras se sentaba al otro lado de la habitación sin el menor signo de emoción, sus penetrantes ojos oscuros nunca dejaban el rostro del Embajador. 

Preguntó si podía ir con su familia a su casa en Daytona Beach y le dijeron que primero debería pasar algún tiempo en España o en algún otro país extranjero. Preguntó cuánto tiempo tenía y le dijeron que no retrasara indebidamente su partida. Habló de la posibilidad de montar una junta militar y le dijeron que ya era demasiado tarde. 

En el libro del Dr. Mario Lazo aparece una nota donde tanto Pawley como la Casa Blanca aprobaron todas las menciones relatadas en su libro como, verídicas.

Fue el embajador cubano en EE.UU. y Delegado por Cuba a la IX Conferencia Latinoamericana en 1948, el Dr. Guillermo Belt quien informó al embajador estadounidense Earl E. T. Smith, poco después de su llegada a La Habana en julio de 1957, de la participación de Castro en la masacre de Bogotá. Naturalmente, Smith se asombró de que Rubottom y Wieland no le hubieran puesto al corriente de esta información tan vital, habiendo ellos dos, estado en Colombia durante El Bogotazo.

Grayston Lynch (1923-2008) un ex funcionario de la CIA involucrado en la invasión de Bahía de Cochinos en 1961 escribió en su libro de 1998 Decision for Disaster: Betrayal at the Bay of Pigs, que William A. Wieland y su jefe, Roy R. Rubottom (1912-2010), fueron los responsables del triunfo de Castro.

William Arthur Wieland era realmente Guillermo Arturo Montenegro Wieland, cubano que le resultó muy atractivo a Benjamín Summer Welles (1892-1961) cuando fue enviado como mediador entre Machado y Franklin D. Roosvelt en 1933.

Según Rafael Díaz-Balart en su libro de intrahistoria, Guillermo A. Montenegro Wieland había sido comunista.

Esto me recuerda cuando la espía castrista Ana Belén Montes, logró convencer a muchos “tontos” altos oficiales que Cuba, no era un peligro para EE.UU.

Otra prueba de que EE.UU. dio la espalda a Batista es el relato de Roberto Fernández Miranda: “Batista siempre pensó que su exilio sería en Daytona Beach y esa había sido la oferta de Pawley a principios de diciembre. Smith, sin embargo, le dijo entonces a Batista que para evitar los ataques que sin duda originaría ir inmediatamente a EE.UU, era mejor que se estableciera en España. Ese fue el origen de la decisión de volar a Ciudad Trujillo la madrugada del 1º de enero de 1959, mientras el embajador Lojendio tramitaba las visas españolas”.

En septiembre de 1960, cuando testificó ante un Subcomité del Senado norteamericano, Pawley dijo: “Cuando hablé con Batista si Roy Rubotton, el Sub-Secretario de Estado, me hubiera permitido decirle lo que yo había hablado con Eisenhower, mostrándole el respaldo de nuestro gobierno, creo que Batista habría aceptado”.

A otra pregunta sobre su trabajo como diplomático, contestó: “Mi experiencia en el Departamento de Estado ha sido una experiencia muy perturbadora para un estadounidense que siente que la seguridad de este país está en peligro”.

Al hacer contacto con Batista a través de Pawley, Washington protegía las excelentes relaciones existentes entre Smith, el Embajador de EE.UU y Batista.

En La Habana, sin embargo, había gente mejor enterada que Smith de la misión de Pawley. Mario Lazo, asociado con Jorge Cubas en el bufete habanero que llevaba sus nombres (Edificio Ambar Motors, Piso 9.) abogado cubano de la United Fruit y de otras grandes compañías norteamericanas. Esas empresas sugirieron a Washington la sustitución de Batista por una junta militar, y Allan Dulles, director de la CIA, comunicó a los ejecutivos de esas firmas que Pawley viajaría a La Habana para hablar con el dictador.

William D. Pawley se suicidó el viernes 7 de enero de 1977 a la 1:15 de la tarde, de un tiro en el pecho, en su exclusiva casa de Sunset Island, dijo la policía. El Sr. Pawley, que tenía 80 años, había estado postrado en cama durante más de un año, aquejado de trastornos nerviosos. Dejó una breve nota escrita a mano para su esposa, Edna, diciéndole que “el dolor es más de lo que puedo soportar”. Otros familiares dijeron que tenía una depresión debido a un herpes zoster (culebrilla). Los investigadores dijeron que fue autoinfligido.

Fue enterrado en el Cementerio Woodland Park North en 3260 SW 8 St. Miami, Fl. donde mismo descansa el expresidente Carlos Prío Socarrás que se suicidó 88 días después, el 5 de abril y también de un disparo en el pecho.

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