‘Wicked’ y el fenómeno de los villanos redimidos

Written by Libre Online

29 de diciembre de 2025

Por Nora Cifuentes.

El estreno de ‘Wicked: For Good’ no solo ha sido materia viral en redes sociales, sino que ha batido récords históricos de taquilla. Al mismo tiempo, en las pantallas de los hogares, la visión gótica de Guillermo del Toro sobre ‘Frankenstein’ invita al espectador a observar a la criatura no con horror, sino con compasión.

Así, la recta final de estrenos del año ha confirmado una tendencia que lleva años gestándose pero que ha volado hasta lo más alto en las últimas semanas: ya no queremos matar al monstruo, queremos abrazarlo. Pero ¿qué dice de nosotros esta obsesión por redimir al villano? La respuesta va más allá de cifras que desafían la gravedad 

Justicia más allá

del arcoíris

Cuando la primera parte de ‘Wicked’ se estrenó en 2024, recaudó un total global de 756 millones de dólares, una cifra impresionante que, sin embargo, ha quedado eclipsada por la secuela estrenada el pasado 21 de noviembre.

Y es que la película protagonizada por Cynthia Erivo y Ariana Grande ha pulverizado récords con una apertura global situada en torno a los 223 millones de dólares durante su primer fin de semana en la gran pantalla. 

De esa cifra, 147 millones corresponden exclusivamente al mercado doméstico (Norteamérica), superando el debut de su predecesora. Algo que no sorprende, ya que también recaudó 30,8 millones de dólares solo en los pases previos al estreno.

Así, esta segunda entrega ha superado su propio récord, al convertirse, como ya lo hizo la primera parte, en el mejor estreno de la historia para una adaptación cinematográfica de un musical de Broadway. Ahora opta, además, a varios Globos de Oro y, quién sabe, quizá a los Óscar.

Pero este fenómeno va más allá de números e hitos. La historia de Elphaba, la Bruja Malvada del Oeste, empuja al espectador a revivir los hechos de ‘El Mago de Oz’ desde la perspectiva del marginado.

El monstruo no era 

la criatura

Y, mientras Oz tiñe de verde esmeralda las salas de cine, la adaptación de ‘Frankenstein’ dirigida por Guillermo del Toro hace lo propio en Netflix. Estrenada en la plataforma el pasado 7 de noviembre de 2025 tras un breve paso por las grandes pantallas, también opta ahora a varios premios en los Globos de Oro.

Del Toro, conocido por recrear con empatía historias sobre aquellos que son diferentes, presenta a una criatura interpretada por Jacob Elordi que es menos un monstruo de terror y más una trágica figura, víctima del abandono y la discriminación.

Así, la cinta plantea la historia desde una visión desgarradora. Citando la novela que tanto admira, el director explicó a Collider la clave de todo para él: “Tengo tanto amor dentro de mí, más del que podrías imaginar. Pero, si no puedo inspirar amor, prefiero inspirar miedo”. 

Los marginados son los 

nuevos populares

Un rechazo o señalamiento que comparten personajes como Elphaba, el monstruo de Frankenstein o Wednesday Addams, aunque cada uno lo encaje de distinta manera. ¿Pero, por qué estas historias funcionan tan bien en los últimos años? La respuesta está más allá de la pantalla, en la mente de los espectadores. Y es que esos personajes tienen “algo”. 

El compositor Stephen Schwartz, creador de la música de Wicked, señaló que los cambios realizados para la película debían ser, en sus propias palabras citando para Variety al productor Marc Plat, “aditivos”.

Es decir, añadidos que sumasen. En lugar de “cambiar las cosas solo por hacer algo diferente”, tenían que aportar algo a la historia que la enriqueciera. Y quizá en este caso y en el de ‘Frankenstein’ ese “algo” resulte ser algo tan simple y complejo como la “humanidad”.

Un estudio de la Universidad de Michigan, liderado por Valerie Umscheid, explica la teoría que hay tras esta tendencia: “la gente cree que hay una discrepancia entre los comportamientos externos de un villano y su verdadero yo interior”, sugiere esta investigación.

De este modo, nuestra afinidad por los villanos ficticios (desde Úrsula, Cruella o Maléfica hasta el Joker, entre otros muchos ejemplos que pueden sumarse a los actuales) no significa que haya fallas morales en nuestra mentalidad, sino que, como espectadores, vemos en estos personajes una “bondad interior” oculta. 

Y allí, en esa disonancia cognitiva, radica la magia de nuestro interés. Queremos ver a Elphaba volar no para que destruya Oz, sino para que haga justicia y tenga su final feliz. Queremos que la Criatura de Frankenstein encuentre paz, no venganza. Y, sobre todo, queremos desafiar ya no solo a la gravedad, sino a los estereotipos.

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