Año tras año, el verano se convierte en la temporada favorita de los españoles para practicar deportes acuáticos o al aire libre. Las vacaciones, el aumento del tiempo libre y las buenas condiciones climáticas invitan a estar más activos, lo que exige tomar una serie de precauciones para proteger uno de los órganos más sensibles del cuerpo: los ojos.
Por Amaia Osuna
Los deportes acuáticos, al aire libre, de montaña o de contacto pueden provocar desde irritaciones oculares hasta lesiones potencialmente graves como cataratas inducidas por radiación ultravioleta o incluso desprendimiento de retina.
El Dr. Carlos Martín, oftalmólogo de Miranza, advierte sobre los posibles daños asociados a la práctica deportiva durante la época estival y subraya la importancia de contar con una protección visual adecuada.
El oftalmólogo explica que “los ojos son especialmente vulnerables a factores como la radiación ultravioleta del sol, el cloro de las piscinas, el agua salada del mar o incluso a traumatismos por contusiones practicando algún deporte, que se multiplican en verano. Todos estos aspectos pueden conllevar a problemas de salud ocular que afectan, no solo al confort de la persona, sino también al rendimiento deportivo, y en determinadas ocasiones, incluso a la visión a largo plazo”.
Algunos de los síntomas y signos de alerta son la aparición de dolor ocular, rojecimiento ocular, sensibilidad a la luz, lagrimeo, visión borrosa o sensación de un cuerpo extraño entre otros.
Las prácticas que más pueden afectar a la salud ocular en verano
Deportes acuáticos -por ejemplo, natación, waterpolo, surf o rafting- El cloro de las piscinas puede provocar una conjuntivitis irritativa con afectación de la superficie corneal, favoreciendo la aparición de infecciones leves que en determinadas ocasiones pueden llegar a ser graves.
En aguas abiertas, la sal y los microorganismos en suspensión también pueden provocar inflamación de la conjuntiva, es decir, conjuntivitis irritativas y otras molestias oculares. En esta línea, el oftalmólogo añade que “es importante recalcar que bañarse con lentillas puede ser muy perjudicial, ya que en el agua hay bacterias que pueden dar lugar a infecciones graves”.
Estas infecciones, como la queratitis por Acanthamoeba, pueden comprometer seriamente la agudeza visual de forma permanente si no se trata a tiempo.
Un motivo habitual de consulta en verano es el pterigion, conocido como “el ojo del surfista”, una degeneración conjuntival que implica un crecimiento anormal de tejido de la conjuntiva sobre la córnea, debido a la sobreexposición solar y el viento. Esta patología podría provocar molestias e irritación ocular que en ocasiones requieren de cirugía correctora.
Deportes al aire libre -ciclismo, running, vela, senderismo, etc- En actividades al aire libre, la protección ocular es tan importante como la protección solar para la piel. La exposición directa al sol, así como el reflejo de la luz solar sobre superficies como el agua o la arena, puede provocar lesiones de diversa gravedad.
Entre las afecciones más comunes se encuentran la queratitis actínica (inflamación de la córnea provocada por la radiación solar UV), es causa de catarata, ligadas al envejecimiento prematuro del cristalino, así como los tumores benignos y en menos frecuencia tumores malignos en párpados o conjuntiva, asociados al daño actínico acumulativo (por exposición solar prolongada sin protección).
No hay que olvidar
Los deportes de montaña como el alpinismo o el esquí de verano aumentan el riesgo ocular debido a la intensa radiación UV reflejada por la nieve y el hielo. Sin la protección adecuada, pueden aparecer lesiones como fotoqueratitis (similar a una “quemadura solar” en la córnea), pinguécula, pterigión, ojo seco y cataratas.
Los deportes de contacto o con pelota (pádel, tenis, rugby, etc.) pueden causar traumatismos oculares potencialmente graves, incluyendo fracturas orbitarias, lesiones en la córnea o párpados, cataratas traumáticas o desprendimiento de retina.
Tratar estas lesiones
Cada lesión ocular requiere la valoración individualizada de un oftalmólogo especialista. El Dr. Martín explica que, en función del tipo y la gravedad de la afección, el tratamiento puede variar: “En algunos casos será suficiente con medicación, como colirios, lágrimas artificiales o colirios antiinflamatorios; mientras que en otros puede ser necesario recurrir a una intervención quirúrgica”.
Por eso es fundamental acudir al oftalmólogo si se nota dolor, visión borrosa, enrojecimiento persistente o cualquier molestia tras practicar deporte o se realiza alguna actividad al aire libre.
Cómo cuidar tus ojos durante la
práctica deportiva
Más vale prevenir que curar. La protección ocular es fundamental para prevenir lesiones y disfrutar de cualquier actividad deportiva. El Dr. Carlos Martín comparte algunas recomendaciones:
Usar gafas de sol con protección UV certificada, especialmente en actividades al aire libre o en zonas de altitud. Este complemento cuenta con diversos filtros distintos, según el grado de protección (de 0 a 4). La categoría 3 es recomendable para deportes al aire libre con sol intenso, mientras que la categoría 4 está indicada para alta montaña o nieve.
Proteger los ojos en el agua con gafas acuáticas , tal vez se precisan graduadas y sin usar en ningún caso lentes de contacto, que aumentan claramente el riesgo de infección.
Utilizar gafas deportivas de protección en deportes de impacto o contacto.
Lubricar los ojos con lágrimas artificiales sin conservantes, sobre todo en ambientes secos, ventosos o tras exposición al sol. Existen lágrimas con protección uv complementaria que podrían ser interesantes en estos casos.
No frotar los ojos, ya que, al hacerlo, se pueden realizar pequeñas heridas que podrían dañar la córnea. Esto es especialmente importante en ambientes donde el viento puede ocasionar que se introduzcan cuerpos extraños.
Miranza cuenta con más de 1.000 profesionales y 38 centros, entre clínicas y centros de consultas, repartidos por gran parte de la geografía española y Andorra. El foco principal de actividad de Miranza se centra en la cirugía de media y alta complejidad, así como en la investigación, prevención y tratamiento de patologías oftalmológicas con las tecnologías más avanzadas.
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