Un paso más y llegará

Written by Libre Online

29 de julio de 2025

Por José “Chamby” Campos

Si la frase le suena familiar es porque se parece a la original.

En la década de los 50 Roberto “Bobby” Maduro era el dueño de “Los Havana Sugar Kings”; un equipo de béisbol que llenó de orgullo a la afición cubana cuando ganaron la “Pequeña Serie Mundial” de 1959 frente a Los Molineros de Minneapolis. 

Junto a su jefe de relaciones públicas Emilio De Armas montaron una campaña publicitaria basados en el lema de “Un paso más y llegamos”. Esto fue creado para levantarle conciencia a Las Grandes Ligas, MLB, de que Cuba estaba lista para ser sede de un equipo de Ligas Mayores. Era un momento en donde MLB estaba preparando una expansión de varias franquicias y lo cual ocurrió en 1961 y 1962 con el nacimiento de las organizaciones en Houston (al principio eran Los Colts .45s y más tarde Los Astros), una más en Nueva York (Mets), otra en California (Angelinos) y una nueva en Washington (Senadores) para reemplazar los antiguos inquilinos que se habían marchado a Minnesota.

Resumir la historia de Bobby Maduro en solo este hecho sería una deshonra. Su aporte al deporte de las bolas y los strikes va mucho más allá que una campaña publicitaria. Inclusive dejarlo solamente atado a Los Sugar Kings es no hacerle justicia.

El historial de este ilustre cubano lleva muchas piezas importantes en el desarrollo de lo que en un momento fue “La Pasión Cubana”. Su visión de lo que siempre quiso para la pelota cubana es impresionante.

Desde su construcción del Gran Estadio de La Habana junto a su socio Miguel Suárez, la cual instalaba en Cuba una facilidad similar a las de Las Grandes Ligas, ya proyectaba su idea.

Su compra a Merito Acosta del equipo de clase D, Los Havana Cubans, con el propósito de moverlos a una división superior mostraba su convicción de que los jugadores criollos podían competir a un fuerte nivel; caso comprobado cuando se fueron a la Liga Triple A, sucursal afiliada a los Rojos de Cincinnati, y conquistaron el campeonato antes mencionado. Todo esto al tiempo que competía en la liga invernal cubana, “El Champion”, con el Cienfuegos, novena que era de su propiedad. Durante su mandato los Elefantes fueron campeones de la Liga tres veces y conquistaron La Serie del Caribe en dos ocasiones.

Cuando tuvo que abandonar la patria por culpa del comunismo, continuó siendo una fuerza dentro del béisbol. Después que sus adorados “Sugar Kings” llegaran a un triste final siguió promoviendo aquí en Miami las ligas juveniles que ayudó a fundar. 

El Comisionado de Béisbol Ford Frick lo nombró Coordinador de Relaciones Interamericanas después que el empresario lo convenciera del talento existente en América Latina. Recomendó a varios de sus paisanos como embajadores de la pelota en esos países. República Dominicana y Venezuela son testamentos del trabajo realizado por directores de la talla de Rafael Ávila, Tony Pacheco, Leo Posada y otros que fueron sugeridos por él.

Si en verdad su trabajo jamás ha sido reconocido por Las Grandes Ligas, sus esfuerzos no fueron en vano para sus compatriotas fuera de Cuba. Bobby fue incluido en el Salón de la Fama del Béisbol Cubano en el exilio en su primera edición. Luego más tarde ya después de haber fallecido, la prensa cubana de Miami se dio a la tarea de presentar su obra al Salón de la Fama del Béisbol Latino donde fue exaltado en el 2010. 

En esfuerzos coordinados por los políticos cubanos y su familia, el estadio de Miami fue renombrado en su honor como el Bobby Maduro Stadium. Desafortunadamente esa pieza histórica fue derrumbada y en la actualidad solo queda una placa conmemorativa.  

Hace unos meses atrás se formó un grupo, de la cual me honro en ser parte, con la intención de llevarlo a donde pensamos que pertenece, El Salón de la Fama de Las Grandes Ligas.

Encabezado por su hijo Jorge y liderado por el periodista Monte Cely y el autor autorizado de la biografía de Bobby, Lou Hernández; se están llevando a cabo todas las gestiones necesarias para que La Junta Directiva del Salón de la Fama y Museo Nacional de Béisbol otorguen el premio “Buck O’Neil” a Maduro en la próxima elección del comité.

El resto del grupo incluye entre otros a su nieto Jorge Jr., el jefe de relaciones públicas en español de Los Miami Marlins Juan Martínez, el autor deportivo cubano José Ramírez, el catedrático Anthony Salazar y el narrador cubano Amaury Pi-González.

El distinguido galardón se le entregará a aquella persona que al igual que Buck O’Neil impactó positivamente el deporte con extraordinarios esfuerzos al tiempo que lo logró con carácter, integridad y dignidad. 

En la actualidad su candidatura ya fue aceptada gracias a una carpeta montada profesionalmente que incluye todos los detalles de la vida de Maduro. La carta de presentación fue escrita por Lou Hernández con recomendaciones especiales de los peloteros Tani Pérez y Octavio “Cookie” Rojas. 

Ahora solo estamos a la espera de la reunión de dicha junta, la cual se llevará a cabo entre los finales de otoño y el principio de la primavera.

Esperemos que la próxima llamada que recibamos de los ejecutivos sea para darnos la buena nueva de que Bobby Maduro, el visionario que llevó a la realidad un sueño y en el camino abrió las puertas que hoy día usan los peloteros latinoamericanos que reciben la oportunidad de jugar en La Gran Carpa.

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