Ha fallecido Lincoln Díaz-Balart, adalid durante más de dos décadas en el Congreso de los Estados Unidos, como verdadero azote al castrismo en Cuba, y supremo bienhechor de los necesitados. Para él, bronce continuo de constructor, forjador, patriota irreverente, bienhechor y generosamente útil, son las siguientes espinelas:
Murió Lincoln Díaz-Balart
un ídolo del exilio
que siempre corrió en auxilio
de muchos para ayudar.
Era un cubano ejemplar,
desbordante de virtud,
que luchó con rectitud,
con esmero y con afán;
porque lo mismo que Abraham
le dolía la esclavitud.
Sólo cuatro años tenía
cuando mi Cuba dejó,
y desde entonces sembró
en su alma la agonía.
Porque ya la tiranía
impuesta por el castrismo,
olvidada del civismo
había dicho Rafael
que la ambición de Fidel
lo llevaría al Socialismo.
Que un megalómano era
cegado por la ambición.
Obseso en la sinrazón
de ser líder como fuera.
De una engañosa manera,
y sin pensar en más nada,
sin que estuviera entrenada,
una juventud llevó
a morir cuando atacó
inútilmente el Moncada.
Lincoln, de todos hermano,
luchando sin descansar,
siempre trató de matar
la miseria del hispano.
A todos le dio la mano,
y fue su ambición mayor
para el bien hacer mejor,
estudiar constantemente
para ayudar a la gente
con leyes como doctor.
Eladio Tito Peña Trujillo
Miami. Fl.
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