Todos mis lectores fueron niños y sabemos que todos nos divertíamos con cualquier cosa.
Todos tuvimos una “chiva ética peletica pelin pimpetica”… Todos aprendimos que el 44 era “cuacara con cuacara”…
Todos éramos “chiquitos y del mamey y del mango nos chupábamos la semilla” y ahora que somos marañón sabemos que:
“Tilingo, tilingo, mañana es domingo. Se casa la gata con Juan Pirindingo, Tin Marín de dos pingüé”…
A todos nos enseñaron que “Cucara Macara Títere Fue”…
No conocíamos a “Tula”, pero sabíamos que “su cuarto cogió Candela”..
¿Quién -al sentirse menospreciado- no dijo: “Cuando Tin tiene Tin vale. Cuando Tin no tiene.. Ni timbale”…
Desde chiquito aprendimos a decir: “Contra, Éramos pocos, y parió Catana”.
Hasta supimos llorar sin tener deseos porque alguien nos dijo que: “Niño que no llora no mama”…
Mientras tanto, a las muchachitas del barrio las veíamos cantar: “A la rueda rueda de pan y canela”…
Desde los cinco años escogí muy bien a mis amigos porque todos sabíamos del: “Dime con quién andas y te diré quién eres”..
Tratábamos de ser discretos porque nos inculcaron que “en boca cerrada no entran moscas”..
Increíblemente aceptamos que toda herida se curaba si las madres decían “Sana sana colita de rana”..
Celia nos inculcó que “Songo le dio a Borondongo”, sabíamos que “los pollitos hacen pío pío” y “colorado colorado este cuento se ha acabado” y que la película se termina cuando aparece el letrero: “The End”.
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