¡Sea Joven a los Ochenta Años!. La Geriatría: Arma Científica contra la vejez

Written by Libre Online

30 de mayo de 2023

Los médicos tienen ahora a su disposición conocimientos, instrumentos y medicinas que les permiten retardar el proceso degenerativo de la edad avanzada.

Una nueva rama de la medicina, que está siendo actualmente estudiada por todos los doctores y puesta en práctica por muchos de ellos, podría algún día prolongar las posibilidades comunes de vida hasta ochenta y cinco años o más.

Se llama Geriatría y es la parte de la medicina que se dedica al estudio y tratamiento de los males que aquejan a las personas de edad avanzada.

Los doctores consideran esta nueva ciencia como uno de los más espectaculares capítulos en la historia de la Medicina.

Su función principal consiste en evitar que envejezcamos con detrimento de nuestra capacidad física y mental, conservando nuestros cuerpos constantemente capacitados en la lucha contra los males que aquejan en la vejez.

El deseo de vivir más tiempo ha sido siempre anhelo intenso del hombre. Actualmente las probabilidades de alcanzar la longevidad son mayores que nunca. Y nuestras esperanzas al respecto no dependen ya de una fórmula mágica, como la que buscaba Ponce de León.

Ponce de León era un tonto

“Ese viejo aventurero español que deseaba que le dieran juventud, en lugar de esforzarse por merecerla, era un tonto”, comenta uno de los primeros científicos que se han especializado en la nueva rama. “Quería una fórmula mágica… una fuente, según el antiguo mito. Pero no hay fórmula mágica en la medicina”.

La medicina moderna ha contemplado muchos casos ya de «asombroso rejuvenecimiento», pero no del tipo soñado por Ponce de León. Nosotros vamos a explicar a ustedes cómo ha logrado la medicina moderna realizar este sueño de los antiguos, cuáles son exactamente los progresos que ha hecho lo Geriátrico:

Si llegamos a los setenta años, alcanzamos el grado máximo de edad nos prometen los «standards» actuales. De hecho, nuestras perspectivas de vida son exactamente de 68.5 años… el grado máximo que ha alcanzado la humanidad en toda su historia.

Pero nuestros hijos tienen mejores probabilidades aún. Los expertos creen que el promedio será para ellos de setenta y cinco a ochenta años; aunque esperan que en un futuro no lejano este promedio se extienda a cien o más años.

Sin embargo, nuestra edad en años ha empezado a perder importancia a los ojos de la ciencia médica moderna. Lo que importa es la edad real de nuestro cuerpo.

En la ciencia de la Geriatría no intervienen glándulas de mono, ni misteriosas intervenciones quirúrgicas. Su objetivo es simplemente! hacer más lento el proceso de envejecer.  .. prevenir o retardar las destructoras enfermedades que sirven lealmente al anciano de la guadaña y el reloj de arena.

Los instrumentos de que se sirve la Geriatría son la dieta, las drogas modernas, los programas de nutrición, la cirugía común y la psicología. Una combinación de todos estos elementos con que cuenta la Medicina moderna permite controlar los males que agobian a las personas ancianas, aún antes de que se presenten.

Los médicos que han consagrado su vida al estudio del fenómeno de envejecer dividen su tarea en tres partes.

El cuidado clínico de los ancianos; la rehabilitación de quienes sufren ya los estragos de la ancianidad y la prevención de tales estragos.

Como la prevención es la defensa lógica contra el desgaste orgánico, la geriátrica da énfasis a la necesidad de estudiar y tratar los males de la vejez antes de que se presenten.

Todo empieza, el día que nacernos

¿Con qué anticipación deben prevenirse estos males? Bueno, la opinión médica sostiene que empezamos a envejecer el día que nacemos. Pero no empezamos a sufrir una degeneración física real hasta que tenemos treinta años. Entonces es cuando se inicia la deterioración. Para cuando llegamos a los sesenta años, nuestros cuerpos sea un registro viviente de nuestro pasado.

Cuántos defectos, enfermedades curadas a medias, infecciones crónicas, etc., mostrará esta historia viva, depende de la clase de vida que hayamos llevado y que tan bien nos hayamos cuidado.

Es una verdad comprobada que la vejez es precipitada por la higiene defectuosa en los primeros años. El exceso en el comer y en el beber, la vida descuidada y desordenada, son factores que determinan la rapidez de nuestra degeneración física.

Sin embargo, la Geriatría ha resuelto que, aunque muchos de nosotros hemos acumulado daños y defectos a través de los años, aún tenemos posibilidad de prolongar nuestra vida.

Para hacer esto lo primero que se necesita es que nuestras enfermedades sean descubiertas e identificadas a tiempo y entonces eliminadas o neutralizadas.

El procedimierto puede realizarse en tres pasos sencillos:

1.- Examen geriátrico. — Estos exámenes se hacen a las personas enfermas y a las sanas, sin importar cuál sea su edad. Son exámenes que analizan toda nuestra vida médica y se internan hasta los más mínimos detalles para determinar nuestras enfermedades.

2. Rehabilitación. – Esto abarca la corrección de todo defecto e infección; la reconstrucción de los órganos que han sufrido degeneración.

3. Guía.—Una continua observación y control médico que sirvan de vigilancia constante y que nos permitan estar en mejores condiciones para nuestra competencia con la acción destructora del tiempo.

LA JUVENTUD SE VA

DEFINITIVAMENTE

En ningún momento, sin embargo, se ha dicho que la Geriatría devolverá la juventud perdida.

Nuestros doctores tienen actualmente a su disposición conocimientos, instrumentos y medicinas para retardar el proceso degenerativo de la vejez. Pero no cuentan con nada que les permita borrar de nuestra apariencia los años va vividos, ni los errores cometidos.

Sin embargo, las cenizas ahogadas de la juventud están siendo avivadas por medio de tratamientos que nos permiten, sobre todas las cosas, conservarnos saludables.

¿De qué serviría el que esta ciencia prolongara nuestra vida, pensamos muchos de nosotros, si esos años extra estarán llenos de los padecimientos y aflicciones que hemos visto sufrir a todos los ancianos que conocemos?

Precisamente por esta razón es que la Geriatría estudia la longevidad y la salud casi sin distinción. Están estrechamente relacionadas.

Pero aunque la ciencia pospone y retarda el proceso de envejecer, éste se presenta inevitablemente. ¿Cuáles, entonces, son las señales de que se acerca?

Las más aparentes son el cabello gris, los dientes careados, la vista defectuosa, arrugas en el rostro y tendencia a la obesidad.

Hay otras manifestaciones, como los músculos flácidos y débiles, las articulaciones tiesas y la tendencia a la fatiga. Posteriormente, los hombros se encorvan, la cabeza se inclina y aparece una tendencia a dormitar.

Estos signos aparecen cuando los tejidos y las células empiezan a deteriorarse, siguiendo al trastorno de algún órgano vital.

Los cambios se inician, aproximadamente, cuando cumplimos los cuarenta años y continúan, amplificándose con el tiempo, durante todos los años siguientes…; pero su intensidad dependerá de la atención que se les preste.

UN ÓRGANO ENFERMO DAÑA A LOS OTROS

Para explicar la teoría de que la edad física y no la edad en años es la que importa, un doctor especialista en Geriátrica nos dice:

“Un hombre de sesenta años de edad puede tener un corazón de cuarenta años, riñones de cincuenta, y un hígado de ochenta años. ¡Y está tratando de vivir la existencia de un hombre de treinta!.

Basta una deficiencia en uno solo de los órganos, a temprana edad, para que se empiecen a desgastar y lesionar los demás. Un corazón joven y sano puede ser arruinado por un hígado enfermo y unos riñones perezosos. Cuando el tratamiento geriátrico se inicia, debe ser intenso, completo, dirigido a todos los órganos que funcionan mal.

Las principales enfermedades que realizan una obra destructora cuando el hombre pasa de los cuarenta años, son las siguientes:

El corazón y las 

arterias

Nuestro mayor enemigo es ese padecimiento del corazón que proviene del endurecimiento de las arterias. Su degeneración reduce la provisión de sangre del corazón. La alta presión arterial empeora la situación y causa también ataques al cerebro y otros males terribles.

Si una enfermedad del corazón es incurable, el médico procurará, poner a funcionar al máximo de su eficiencia a todos los demás órganos del paciente. Esto da al corazón mejor servicio y menor esfuerzo. Al tratar a un paciente de este tipo, los médicos recurren a transfusiones sanguíneas, antibióticos, nutrición intravenosa, hormonas, cirugía especial, dieta, vitaminas y minerales. Muchos pacientes que fueron sometidos a este tratamiento después de su primer ataque coronario han quedado más activos, más vigorosos y felices, gracias al proceso regenerativo general a que dio lugar el tratamiento.

EL CÁNCER

Este es un mal que tiene especial predilección por las personas de edad avanzada. La mejor forma de enfrentarse al peligro, con los mejores resultados es seguir las siguientes reglas sencillas:

1.  Vigilar cualquier crecimiento o cambio anormal en el cuerpo.

2. No consumir demasiadas calorías en la dieta diaria.

3. Evitar la exposición a los irritantes.

El tratamiento con rayos X y la cirugía oportuna son las armas principales con que cuenta la ciencia médica para combatir el terrible mal. Nuevas drogas hacen constantemente adquirir la esperanza de que esta traidora enfermedad puede ser conquistada algún día, como muchas otras enfermedades antaño “incurables”.

LA TUBERCULOSIS

El descanso, una dieta apropiada y constante atención médica permiten actualmente un alto porcentaje de curación en esta enfermedad antaño mortal. Pero, como en todos los casos, el diagnóstico en una primera etapa de la enfermedad es la clave de la salvación.

LA PULMONÍA

¡Antiguamente la pulmonía era considerada como “el ángel misericordioso de los ancianos”. Actualmente ya no se considera a esta enfermedad como ineludiblemente mortal, ni los ancianos necesitan esa clase de misericordia. La penicilina, las sulfas y otros antibióticos combaten, efectivamente, esta infección.

MELANCOLÍA

Uno de los peligros más serios y menos reconocidos de la edad avanzada es la depresión mental y moral que proviene del temor a envejecer y de la  preocupación por los trastornos y limitaciones que surgen cuando pasa la juventud. Es un período en que los exámenes geriátricos son una valiosísima ayuda para proporcionar salud mental y confianza en uno mismo. La tensión provocada por el miedo y la preocupación causa serias lesiones orgánicas, como lo ha demostrado la psiquiatría moderna.

Todos estos desórdenes se inician silenciosamente, insidiosamente. Todos ellos deben ser descubiertos mucho antes de que sus síntomas sean francamente evidentes, para lograr la mayor efectividad al combatirlos.

Cuando todos y cada uno de ellos haya desaparecido, o se haya reducido al mínimo posible, nadie tendrá miedo a la vejez y la prolongación de nuestras probabilidades de vida será una bendición completa, no parcial.

Sin embargo, no son las enfermedades lo que interesa exclusivamente a los especialistas en Geriatría. Es la vida misma de los pacientes la que atrae su estudio y su atención. La Geriatría es una de las pocas ramas de la medicina que enfoca los males de los pacientes desde un punto de vista humano y, hasta cierto grado, sentimental, por cuanto los sentimientos y emociones afectan el funcionamiento del organismo humano.

Las señales de incapacidad física y deterioración —que son los signos de la ancianidad— están desapareciendo de modo creciente a medida que la ciencia médica desarrolla nuevas técnicas para prolongarnos la vida.

Uno de los factores del envejecimiento es la dieta inadecuada y la mala nutrición. Una de las reglas más importantes de la Geriátrica es no dejar que la grasa se acumule. Los médicos especialistas en esta nueva rama de la medicina aseguran: “Las personas delgadas viven más. Los gordos raras veces sobreviven hasta una edad avanzada.”.

Una de las altas autoridades en la materia llama a la acumulación de grasas: «el peor signo de envejecimiento».

Más importante aún que la dieta es la digestión y la utilización que hacen las células del cuerpo de los alimentos consumidos. Y este aspecto, siendo el más esencial, es el más frecuentemente descuidado.

Las dietas adecuadas, los programas de nutrición, las vitaminas y las hormonas, están siendo prescritas actualmente para regular y corregir las deficiencias nutritivas.

LA DIETA

Los alimentos básicos considerados como necesidad diaria para las personas que han pasado de los cuarenta años, son los siguientes: Medio litro de leche; una buena ración de naranja, toronja o jugo de tomate; un vegetal verde, otro vegetal cualquiera; uno o más huevos; una ración de carne o pescado y dos o tres cucharadas de mantequilla o margarina.

Esta lista puede ser suplementada de acuerdo con las necesidades del individuo.

NUTRICIÓN

Los expertos médicos aseguran que las personas maduras y ancianas no consumen suficiente cantidad de proteínas, complejo de Vitamina B, Vitamina C o Vitamina A. Su alimentación es también deficiente en calcio y hierro. Por otra parte, muchas de ellas sufren de excesivo consumo de azúcares y féculas, lo que produce obesidad. Y la obesidad —después de los veinticinco años— acorta la vida, añadiendo cargas a la circulación, al corazón y al metabolismo (el proceso por medio del cual el alimento es convertido en energía).

 En el Lejano Oriente la gente con frecuencia consume menos del 10 por ciento de grasa en sus dietas. El resultado es que la arterioesclerosis es una enfermedad muy rara entre los asiáticos.

Algunos de los factores nutritivos que juegan un papel importante en el proceso del envejecimiento son los siguientes:

1. Proteína.—Antes se creía que debía reducirse el consumo de proteínas a las personas ancianas que sufrían de nefritis, artritis y alta presión arterial. Esta teoría es ahora considerada errónea. Aún con estas enfermedades, el paciente debe consumir suficientes proteínas, o el peligro de la desnutrición se sumará a su mal. Todos necesitamos un mínimo de 75 gramos de proteínas al día. La proteína proporciona energía y restaura los tejidos del cuerpo. Se encuentra principalmente en la carne magra —o sea sin grasa— y. en menores cantidades, en otros alimentos como pescado, leche, huevos, queso. La falta de proteínas produce la anemia y da origen a las úlceras estomacales, entre otros padecimientos.

2. Calcio.—Este elemento es llamado «el amigo de la juventud a cualquier edad». Nutre la sangre, los huesos y los tejidos. Se encuentra en vegetales, tales como los frijoles, las remolachas (betabeles), los nabos, las coliflores, y en productos animales, como la leche, y sus derivados, y los huevos.

3. Hierro.—Es el factor que ayuda en. la producción de sangre y es la base activa de la  hemoglobina en los glóbulos rojos de la sangre. Se encuentra en el hígado, la carne magra, los vegetales verdes, los huevos, Ios ostiones, las pasas y los albaricoques.

4. Calorías.—El consumo de calorías debe ser cuidadosamente vigilado. Los geriatras dicen que una persona de sesenta años de edad requiere un 35 por ciento menos calorías que una de treinta. Después de los cuarenta, la planta generadora no puede sostener su antigua capacidad para convertir las calorías en energía. Si el consumo no se regula, las calorías no convertidas en energía se acumulan alrededor de la cintura, o lo que es peor aún, alrededor de las arterias y de los órganos vitales. Y los expertos en nutrición recomiendan que la dieta en general contenga sólo el 20 ó 25 por ciento de sus calorías en grasa.

5. Vitaminas y minerales. —Gran parte de la reconstrucción de los cuerpos envejecidos depende de que haya dosis equilibradas de vitaminas y minerales, y en la administración de extractos glandulares y hormonas. La lista básica de vitaminas incluye la Vitamina A, la Vitamina B1 (thiamina), la Vitamina B2 (riboflavina), la Vitamina C, la Vitamina D. la Vitamina E y la Vitamina B12. El complejo B es, con frecuencia, lo que más necesitan los ancianos. Se puede encontrar en su forma natural en la levadura de cerveza y en el extracto de hígado.

Un programa de nutrición bien equilibrado en vitaminas y minerales y suplementado, en caso necesario, por hormonas y extractos glandulares, está realizando maravillas en muchas personas ancianas. Las hormonas masculinas o las femeninas, o ambas, son prescritas frecuentemente para los ancianos. Se han encontrado muy útiles para ayudar al cuerpo a utilizar la proteína en construir músculos y otros tejidos, produciendo calcio para fortalecer los huesos y vigorizar el cutis.

LOS PROBLEMAS 

SOCIALES Y ECONÓMICOS

Pero los problemas que arrojan en el escenario económico y social los adelantos de la medicina en favor de la longevidad pueden algún día convertirse en algo muy serio y complicado, pues los ancianos no pueden sobrevivir con expertos cuidados médicos solamente.

Necesitan amigos, afectos, actividades y respeto. Necesitan, de hecho, vivir como seres humanos normales. Aun cuando la ciencia médica nos proporcione, por medio de la Geriátrica, más años de vida, con menores padecimientos y trastornos, con mayor vigor físico y mental, no puede resolver el problema económico que esos años de vida extra pueden significar.

Debido a que, hasta hace muy poco tiempo, la ancianidad estaba ligada ineludiblemente con la incapacidad y cierto sentido de inutilidad, la sociedad humana ha llegado a ver con cierto desprecio a los hombres y mujeres que han alcanzado edad avanzada. Y estas personas, cuando se encuentran aún capaces de desarrolla- sus actividades normales, tienen que recurrir a la mentira, respecto a su edad en años, para conseguir trabajo o permanecer en los puestos que, ocupan. Los expertos en Geriátrica hacen notar la necesidad de que la sociedad avance al paso de la ciencia médica y cambie su actitud general hacia los ancianos.

Los médicos comprenden que el aburrimiento puede hacer los últimos años de la vida más desventurados que el dolor físico.

SE NECESITAN 

CLÍNICAS 

Con este revelador concepto surge el clamor por clínicas que ofrezcan consejo, guía, ayuda —física, moral, económica y social— a nuestra población de edad avanzada, que crece numéricamente a medida que progresa la ciencia médica. Es tan grande la necesidad de estas clínicas como la de centros médicos en donde se proporcionen exámenes y atenciones geriátricas.

El estímulo social es profundamente satisfactorio para los ancianos. No solamente les devuelve la confianza en sí mismos —destruyendo por esta razón sus temores a la ancianidad— sino que revive su latente capacidad para actividades de utilidad. 

La ancianidad saludable y útil es un don inapreciable para la humanidad. ¡Ejemplos notables de esto son los hombres que están realizando sus obras más maravillosas en el ocaso de su vida! El director de orquesta Arturo Toscanini, por ejemplo, tiene ochenta y seis años. El pensador y notable financiero Bernard Baruch tiene ochenta y cuatro años. Sir Winston Churchill y el estadista norteamericano Herbert Hoover tienen setenta y nueve.

Otros ancianos notables son Bernard Berenson, notable historiador del arte, de ochenta y ocho años; Bertrand Russell, filósofo, de ochenta y un años; la artista Ethel Barrymore, notablemente activa a los setenta y cuatro, y el general Douglas MacArthur, de setenta y tres años.

Aunque la sociedad ha establecido arbitrariamente los sesenta y cinco años como la edad en que se deben retirar o jubilar las personas, estudios especiales han demostrado que en muchos casos el retiro del trabajo activo a esa edad ha sido prematuro.

El retiro forzoso ha sido con frecuencia el precursor de una muerte que no debía haber ocurrido. El alejarse de toda actividad, para un hombre o una mujer de espíritu emprendedor e inquieto, destruye la voluntad de vivir. Una vez que la voluntad de vivir ha desaparecido, es poco lo que la ciencia médica puede hacer realmente.

LO QUE SE PUEDE HACER POR LOS ANCIANOS

Las autoridades en Geriátrica nos hacen notar la necesidad de que se formen sociedades y clubes de personas ancianas, en que se dé a éstas toda la oportunidad del mundo para que sus años maduros estén llenos de actividad y satisfacción.

Un programa en favor de los ancianos incluiría diversiones, independencia y mutuo aliento moral. Los clubes de este tipo que se han formado en países como los Estados Unidos, por ejemplo, ofrecen a sus miembros apartamentos, por precios módicos, dentro de edificios dedicados exclusivamente a personas ancianas. Ayudan a éstas a obtener buenos empleos, de acuerdo con su capacidad, gozan de facilidades comunes para comer y divertirse con la gente de su edad. Se les imparten clases de idiomas, de cocina, de costura y de otras labores manuales. Los miembros de estos clubes presentan sus propias obras teatrales, escuchan conferencias, o se reúnen en amplios y confortables salones para leer, coser, jugar a las cartas, etc.

Los socios de estos clubes —que hacen asambleas y eligen a sus propios directivos— se sienten en principio temerosos y un poco hostiles. Sin embargo, pronto se dan cuenta de que “son deseados”. Descubren nuevamente que pueden ser “útiles” no sólo para sí mismos, sino también para la sociedad. Se sienten más felices por esto, y viven más porque desean vivir.

La Geriátrica es la solución a nuestro remoto sueño de longevidad. La alborada de una vida más larga se esboza ya en el horizonte. Pero su realización depende no sólo de los adelantos que logre la medicina —y que constantemente alargan nuestras posibilidades de vida— sino del progreso económico y social que haga de esos años extras de existencia una época más feliz y fructífera.

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