Por José “Chamby” Campos
Cuando se menciona a La Universidad de Miami y su triunfante trayectoria en el mundo deportivo, sobresalen los equipos de football. Campeones en 5 ocasiones, victorias en el Orange Bowl, jugadores en los Salones de La Fama, tanto colegial como profesional. En fin, la lista es bien larga y extensa.
Sin embargo, el programa de béisbol del plantel tiene una historia colegial que rivaliza al anterior. Más importante, por varios años fue el deporte insigne de dicho lugar y el que representó la institución a nivel nacional.
Si bien el football fue dirigido por gigantes como Howard Schnellenberger, Jimmy Johnson y Dennis Erickson. El béisbol fue guiado por el miembro del Salón de La Fama del béisbol universitario, Jim Morris, el inmortal Jimmy Fox y la figura deportiva más grande en la historia de UM, Ron Fraser.
Apodado “El Hechicero”, el nativo de New Jersey creó un imperio en Coral Gables en los momentos que la universidad se sumergía en la mediocridad de los deportes y contemplaba cancelar el programa de football. Su visión y tenacidad lo llevó a construir unas facilidades que fueron el modelo para las otras universidades del país. De ahí que el béisbol colegial creciera como nunca antes lo había hecho.
Su manera de levantar fondos y atraer público a sus eventos, convenció a las administraciones de UM que el deporte tenía que ser una parte integral de la universidad si esta quería seguir creciendo. Gracias a esa iniciativa el programa futbolístico no fue suspendido. Hasta cierto punto fue instrumental que en el 1985 renaciera el baloncesto.
Fraser fue nombrado manager de Los Huracanes a la corta edad de 30 años en 1963. Traía un resumé que mostraba su experiencia de haber creado y dirigido programas en Europa; muchos lo consideran el padre del béisbol holandés por su labor en este en los años 50’s. También fuel el director técnico del equipo nacional de Alemania.
Su labor no fue fácil puesto que la universidad no ofrecía becas para peloteros y el terreno de juego se encontraba en condiciones pésimas.
Nada de esto lo detuvo y en lo que se refiere a competencia, desde la primera temporada sus escuadras siempre terminaron con marcas ganadoras comenzando con 16-8.
Durante sus primeros años el gran reto era convencer de que equipos de calidad viajaran a Miami; una forma de atraerlos fue la de promover la universidad a través de todas sus travesías fuera del área y sus contactos en el mundo deportivo.
Personalidades de la talla de los legendarios Ted Williams, Stan Musial y el ex-jugador de Grandes Ligas Joe Garagiola, quien era el narrador más reconocido del momento, fueron algunas de las personalidades que Fraser presentaba en sus partidos.
Con sus triunfos en el diamante y sus espectaculares promociones, Los Huracanes comenzaron a colocarse en el mapa del béisbol colegial. El único ingrediente que se necesitaba en ese momento era reclutar mejores jugadores, en especial los del patio. No solo el área del sur de la Florida siempre ha sido bien fértil en talento, pero le ofrecía la oportunidad de que los familiares de esos muchachos pudieran verlos en acción y al mismo tiempo aumentaba la asistencia del público.
Con la comunidad cubana aumentando su presencia en Miami, era importante firmar a un cubano. La pelota siempre ha sido parte de nuestra tierra y eso a su vez traía otra forma de promover el juego.
Como todo lo que hacía era en gran escala, su primer gran jugador fue un formidable receptor con un nombre icónico. Jorge Maduro, hijo del inmortal hombre de béisbol Bobby Maduro, se destacó de una manera extraordinaria que lo llevó a convertirse en All-American; dándole la oportunidad de firmar con los Yanquis de Nueva York. Tal fue su rendimiento que años más tarde fue seleccionado al Salón de La Fama de la universidad.
La persistencia y logros de Fraser llevaron a la adinerada familia Light a donarle los fondos para que construyera uno de los estadios más importante del béisbol colegial. Este terreno fue el ejemplo que siguieron muchísimas universidades y el que eventualmente catapultó el deporte a la escena nacional.
En el nivel local Los Huracanes continuaron su ascenso y en la campaña de 1971 fueron invitados por primera vez a la postemporada. Dos años después volvieron a calificar. Esa participación fue importantísima ya que fue el comienzo de una racha de 44 años consecutivos en los playoffs.
El año 1974 fue la culminación de “El Hechicero” cuando finalmente se consolidó como reclutador y dirigente, colocando el programa como uno de los dos mejores de la nación.
Las firmas de las estrellas locales Rick Floyd, Benny Castillo, Manny Trillo, Ralph Edwards y el “Jugador Colegial del Año” Orlando González fueron las bases para que, por primera vez en su historia, Los Huracanes ganaran 50 partidos y participaran en La Serie Mundial Colegial; terminando en segundo lugar.
Desde ese momento hasta su retiro en el año 1992 Fraser jamás estuvo ausente de la postemporada. Su gran recompensa llegó en la campaña de 1982 cuando los muchachos de Coral Gables se coronaron campeones mundiales universitarios. La hazaña fue repetida dos años más tarde.
En el año 1992 después de 30 temporadas y 1271 victorias Ronald Fraser abandonaba el feudo que había construido y que a la misma vez había salvado los deportes en La Universidad de Miami. Fue exaltado al Salón de La Fama de UM en el año 2006. En el 2013 a consecuencias del Alzheimer falleció en la ciudad de Weston.
Su nombre y su efigie seguirá viva en una estatua de bronce que les da la bienvenida a los aficionados cuando llegan a presenciar un partido de beisbol en el campo de UM. El número que llevó a través de toda su carrera fue retirado para siempre. Es por eso que el uniforme con el “1” se aprecia en el jardín central.
En la historia del deporte de Miami, tanto amateur como profesional, nadie dio tanto como Ron Fraser, “El Hechicero del Beisbol Colegial”.
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