Por:
Álvaro J. Álvarez
Sin duda alguna el apellido Romeu está entre los que ha dado la mayor cantidad de músicos cubanos.
Empezaremos por Antonio María Romeu Marrero, compositor, pianista, director de orquesta y arreglista, que nació el 11 de septiembre de 1876 en Jibacoa, situado a 58 km. al este de La Habana. Su padre Antonio María Romeu-Rodríguez y su madre Celestina Agapita Marrero.
A los 8 años (1884) comenzó sus estudios de música con el sacerdote Joaquín Mariano Martínez, pero dos años después los continuó de forma autodidacta. A los 12 años tocó su primer baile y compuso su primera obra, una mazurca. Poco después comenzó a componer danzones.
En 1899 se mudó a La Habana y el 22 de enero de ese año, debutó en el café La Diana, situado en la esquina de Reina y Águila donde iba la crema de la sociedad intelectual y artística de La Habana y se hizo una costumbre escuchar a Antonio María y su piano, acompañado únicamente de un elemento rítmico: un güiro, tocado por su hermano Armando (1890-1990).
Como Antonio María, padecía de un ligero estrabismo, eso lo convirtió en El Bizco de La Diana, para todos los asiduos visitantes al Café.
Fue invitado a tocar en la Orquesta Cervantes, de Leopoldo Cervantes una de varias charangas fundadas a principios del siglo XX. La Orquesta Cervantes fue la primera formación conocida en incorporar el piano en la música popular cubana.
Inicialmente llamadas charangas francesas, las charangas suplantaron a las típicas como el estilo instrumental de interpretación del danzón. La idea básica era lograr un tono más alto y brillante que la orquesta típica eliminando los metales, reemplazando el clarinete con una flauta y adicionando las “pailas criollas”, ahora llamadas timbales.
Romeu fundó su propia orquesta en 1910. La formación inicial fue: Romeu (piano); Feliciano Facenda (violín); Alfredo Valdés (flauta); Rafael Calazán (contrabajo); Remigio Valdés (timbal); Juan de la Merced (güiro). Era un grupo pequeño. En los años de 1920, la orquesta incluyó a Francisco Delabart (flauta); Augusto Valdés (clarinete); Juan Quevedo (violín); Aurelio Valdés y Félix Vásquez (güiro); Antonio María Romeu, hijo (violín); Pedro Hernández (violín); Dihigo (trompeta); Regueira (trombón) y José Antonio Díaz (flauta). En los años 1930 se incorporaron todavía más músicos hasta formar todo un Big Band. No obstante, con el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial y la caída del turismo, la banda redujo su tamaño.
El danzón fue desde sus comienzos en los años de 1870, un género instrumental. Pero en los años de 1920 las bandas empezaron a incluir cantantes. Desde el principio y a lo largo de su carrera Romeu empleo músicos de todos los tipos raciales como las orquestas cubanas habían hecho desde el siglo XIX.
En 1924 junto con su hermano Armando comenzó a trabajar en la fabricación de rollos de pianola, haciéndose acreedor en la Exposición de Filadelfia de 1926 de la medalla de plata por una colección de ellos.
Según Díaz Ayala, entre 1916 y 1925 su orquesta grabó 268 piezas, las innovaciones que realizó gustaron mucho, sobre todo el usar los violines en pizzicato para acentuar el ritmo, emplear el borde de las pailas o timbales para lograr con ellos efectos percusionistas. Pero, sobre todo, su gran acierto fue sintetizar la esencia del danzón en las 88 teclas del piano. No por gusto comenzaron a llamarlo, desde los inicios de los años 30, El Mago de las Teclas.
En gran parte de sus 1,500 piezas recreó boleros de la trova, arias de ópera y sones populares. Sin embargo, sus innovaciones elevaron su obra a gran altura. Su orquesta, especializada en la interpretación del danzón lideró el género de la charanga por más de treinta años.
Al estrenarse en Matanzas en 1929 el danzonete Rompiendo La Rutina compuso sus primeros danzonetes, en la interpretación vocal se destacó Fernando Collazo y posteriormente Enrique García, quien en ocasiones hacía dúo con Collazo, voz prima. Aunque su gran carta de triunfo fue la incorporación de Barbarito Diez en 1937.
A partir de 1931, y por varios años, Romeu se presentó en el programa La Hora Múltiple, que se trasmitía por La Voz de las Antillas.
El 10 de abril de 1939 se estrenó el filme Estampas Habaneras, donde Romeu interpretó Tres Lindas Cubanas, primer danzón donde se toca un solo de piano. Esta pieza, elaborada sobre un viejo son, es su composición más conocida.
En los años de 1940 amplió su orquesta, siendo contratado para audiciones estelares en RHC Cadena Azul y, no obstante, la popularidad de las Bandas de Jazz se ubicó entre los favoritos alcanzando su orquesta gigante el premio de la ACRI al mejor conjunto bailable de 1945.
Antonio María Romeu-Marrero escribió más de 500 danzones, algunos de los cuales han sido adaptados a otros ritmos cubanos; algunos fueron originales y otros, adaptaciones de trabajos existentes. Su trabajo más famoso es Tres Lindas Cubanas, arreglo de una antigua canción. Otros famosos danzones lo son Siglo XX, La Danza de los Millones, El Servicio Obligatorio, Cinta Azul, El Mago de las Teclas, Jibacoa y La Flauta Mágica (en colaboración con Alfredo Brito). También arreglos a temas como Guarina y Perla Marina (de Sindo Garay), Mares y Arenas (de Rosendo Ruiz Quevedo), Mercedes (de Manuel Corona), Aquella Boca (de Eusebio Delfín) o La Cleptomanía (de Manuel Luna) por mencionar algunos.
Viajó por Estados Unidos, donde amenizó fiestas cubanas y grabó numerosos discos.
Es considerado como el mejor danzonero que haya escrito para la flauta de madera de cinco llaves, pues sus danzones con solos de flauta se consideran un tratado de interpretación y ejecución para dicho instrumento; dos brillantes flautistas integraron su orquesta: Alfredo Valdés Brito y Francisco Delabart (Flauta Mágica).
Esta anécdota lo enriquece musicalmente: En una fiesta en la sociedad Unión Fraternal no pudo escribir el danzón que estaba anunciado. Llegó el baile y en uno de los pasillos del edificio escribió dos partes de la pieza, les indicó a los músicos que la tocaran y a una señal que haría interrumpiesen la parte escrita que él seguía solo. Así lo hicieron, iniciando el recorrido por el teclado en un ir y venir de filigranas colorísticas y rítmicas. El público que bailaba dejó de hacerlo y se acercó al nutrido coro. Esto lo convirtió en el primer ejecutante de un solo de piano. Desde entonces se inició la costumbre de los solos improvisados como algo propio del danzón, dando lugar a un elemento característico del estilo.
El Mago de las Teclas, recibió la Medalla de Plata en la Exposición de Filadelfia (1926), la Medalla de Oro en la Exposición de Sevilla (1928), la Medalla Carlos Manuel de Céspedes y la Medalla del Cincuentenario de la República, además de diversos reconocimientos y homenajes.
A comienzos de la década de 1950, su hijo el violinista Antonio María Romeu González comenzó a dirigir la orquesta y él siguió componiendo e instrumentando hasta el 18 de enero de 1955 que lo sorprendió la muerte, a los 78 años.
Después la orquesta fue liderada por un tiempo por su hijo Pichulín, Antonio María Romeu González y por Barbarito Diez.
Su hermano Armando Romeu Marrero, director, pianista y profesor, nació también en Jibacoa el 22 de octubre de 1891 por lo tanto era 15 años más joven que Antonio María con quien inició sus estudios de música, para continuarlos con los profesores Planas, Sabío, Farnós y Benjamín Orbón. En 1910 fue nombrado director de la Banda Municipal de San Antonio de los Baños.
Luego dirigió la de los Bomberos de Regla, Distrito Militar de La Cabaña, la Municipal de Regla y la del Estado Mayor de la Marina, integrada por más de 80 profesores y considerada una de las más importante de Cuba. Con ella participó en el Festival Panamericano de Miami en 1934, los concursos de Bandas de Filadelfia de 1936 y 1937 donde alcanzó primeros premios.
El 2 de diciembre de 1934 ofreció con esa banda un concierto en el Teatro Nacional en el que Amadeo Roldán le presentó su primera Fantasía Cubana, luego compuso otras dos, una de ellas encargada en 1941 por la Sinfónica de Nueva York.
Estuvo tocando el 1° de diciembre de 1940 en la toma presidencial de Manuel Ávila Camacho en México y en la Feria Mundial de Nueva York en 1939.
Realizó giras por Cuba, Rep. Dominicana y durante 3 meses de 1938 por las principales ciudades de EE. UU donde contó con su hijo Mario y con la cantante Zoraida Marrero.
Armando Alodio Romeu Marrero quien ha llevado la peor parte en materia de notoriedad, fue un multi-instrumentista, precursor, al ser el primer músico en tocar saxofón en una charanga francesa, cuando Antonio María decidió sustituir el figle en 1912, al tiempo que tocaba el clarinete en otros formatos.
Se dice que compuso más de 500 danzones, pero quizás, su mayor contribución fue la prolífica y numerosa familia que creó con Angélica González, con quien estuvo casado 82 años.
Llevando él la formación musical de sus 8 hijos, donde estos 4 llegaron a ser músicos notables: Mario, Zenaida, Rubén y Armando. Pero Gladys, Zulema y Ernesto también fueron músicos o cantantes. Héctor se hizo médico.
Armando Alodio falleció el 8 de octubre de 1991 en Texas, poco antes de cumplir 100 años.
Mario Romeu González, nació en Regla el 27 de abril de 1924. Inició sus estudios musicales con su padre Armando Romeu-Marrero y con su hermana Zenaida. Luego estuvo bajo la guía de Jascha Fischermann y los concluyó en el Instituto Curtis de Filadelfia.
A los 4 años se presentó con su padre en el Teatro Nacional de Prado y San Rafael, a los 11 años interpretaba a Mozart y otros compositores universales y con 12 se presentó en varias ciudades de los EE. UU con la banda de su padre.
En 1948 dirigió la orquesta del Teatro Fausto de Prado y Colón. Entre 1950 y 1951 realizó una temporada en Venezuela, donde se presentó con una orquesta en una radioemisora y la Sinfónica de Caracas.
Tras la muerte de Alfredo Brito en diciembre de 1954 asumió la dirección de la orquesta CMQ, con la cual acompañaron las actuaciones de Liberace, Carmen Cavalaro, Lucho Gatica, Sarita Montiel y otros artistas.
Sus dos hijos: Mario Alberto Romeu Valdés (Mayito) profesor de guitarra clásica, director de orquesta y musicalizador de programas de televisión y Belinda Romeu Valdés, actriz y compositora de música para niños.
Mario, falleció en La Habana el 8 de enero de 2017.
Zenaida Romeu González, nació en La Habana el 5 de junio de 1910, estudió solfeo, teoría de la música, piano, mandolina y guitarra con su padre Armando Romeu-Marrero; posteriormente ingresó en el Conservatorio Hubert de Blanck, donde fue discípula de solfeo de Arcadio Menocal y de piano, de Julia Coya, con los que se graduó en 1929; más tarde fue alumna, durante 8 años, de Jascha Fischermann, y en 1950 tomó un curso de perfeccionamiento con Ernesto Berumen.
Trabajó de pianista en el cine Regla y en el teatro Tosca y en 1930 actuó por la Radioemisora CMBN, que fundó su padre. El 20 de septiembre de 1936, actuó como solista, acompañada por la Orquesta Sinfónica de La Habana, dirigida por Gonzalo Roig, en el Concierto # 1 en Sol, para piano y orquesta, del compositor alemán Félix Mendelssohn.
En 1930 ingresó en la orquesta de la Radioemisora CMQ, además trabajó como directora de coro de las zarzuelas que se presentaban cada domingo por esta radioemisora; ese mismo año viajó a Tampa como pianista acompañante de varios cantantes.
Dirigió orquestas y coros y ejerció la docencia musical.
Compuso obras para piano, canciones, danzones y creaciones infantiles.
En 1941 pasó a la RHC Cadena Azul. Con su hermano, Mario Romeu, hizo dúos de piano. Por esa época fue pianista de la compañía de operetas y zarzuelas del pianista y compositor Ernesto Lecuona. En 1943, integró el elenco artístico de la Radioemisora Mil Diez. En 1946 viajó a Santo Domingo, República Dominicana, contratada por el Circuito radial La Voz del Yuna; posteriormente actuó en: Puerto Rico, Curazao y en Caracas, Venezuela.
Falleció el 21 de septiembre de 1985.
Sus 3 hijos también son destacados músicos: Gabriel (Puly) Sequeira Romeu es músico, arreglista y compositor. Armandito Sequeira Romeu, nombre imprescindible en la historia del jazz en Cuba, toca teclado, bajo, violín, es arreglista y compositor. Zenaida Castro Romeu, nació el 4 de diciembre 1952, inició sus estudios con su madre Zenaida Romeu González. Directora de orquesta y directora de coral, dueña de un estilo muy personal.
Rubén Romeu González como un músico extraordinario, tocaba violín y saxo barítono y en la década de los 40 y 50, era director de la Banda de la Marina de Guerra por las mañanas, y por las noches, ocupaba un atril entre los violines de la orquesta del cabaré Tropicana. Vivió poco, pues falleció en 1959, dejando 6 hijos, de los cuales dos destacan como músicos: Gonzalo Romeu, nacido en La Habana el 13 de abril de 1945, director orquestal, compositor, arreglista y pianista. Radicado en México desde 1995 donde ha dirigido orquestas sinfónicas de Aguas Calientes y la Nacional de México y Alberto Romeu, quien toca fagot y batería.
Armando Romeu González, nació en La Habana el 17 de julio de 1911. También empezó sus estudios de música con su padre Armando Romeu Marrero, luego estudió con Alfredo Brito, Belisario López y otros.
En 1924 le compró un saxofón a un músico de la orquesta de Ted Naddy y a partir de allí fue un cultor del Jazz.
Es un músico de gran trascendencia internacional, alcanzó la fama como director de la orquesta del cabaré Tropicana, donde acompañó a Nat King Cole en sus presentaciones allí y en las grabaciones que hiciera el norteamericano para el sello Capitol en el estudio Panart.
Armando Romeu González tuvo en su formación inicial la enseñanza de su padre y también de músicos como Alfredo Brito y Antonio Arcaño, trabajó como flautista y saxofonista con bandas de músicos estadounidenses como la de Ted Naddy en el Jockey Club y la de Earl Carpenter, en el Casino Nacional. Fue contratado por directores americanos durante temporadas de verano en los años 20 y 30. Tocaba en bailes con las primeras orquestas de jazz que se organizaron en Cuba. Solamente entre 1920 y 1930 trabajó con las orquestas Hermanos Palau, Los Diplomáticos de Maya y con la Siboney, de Alfredo Brito, con la que viajó España en 1932 acompañando al Trío Matamoros y se presentó en París, el teatro Empire y luego en Lisboa. Ahí está quizás el origen de su sólida capacidad para asimilar el jazz.
Con 22 años, en 1933 fundó su propia orquesta con la que debutó en el cabaré Edén Concert (luego Zombie Club). Trabajó en el Hotel Nacional con la orquesta de planta, y con ella viajó a Perú, Chile y Argentina, donde la banda se rompió y Romeu pasó a tocar el saxofón con otra orquesta americana: la de Paul Wyer.
Regresó a Cuba y se integró a la orquesta de René Touzet, que se presentaba en la Taberna Cubana y el Casino Nacional hasta que en 1940 fundó la Bellamar y que dirigió hasta 1942, y que fue contratada como orquesta del cabaré Sans Soucí, hasta el primer cierre de este centro en 1942.
Es ahí donde Armando Romeu González creó la gran orquesta del cabaré Tropicana integrada por los mejores instrumentistas del momento y contratando a los mejores arreglistas: Bebo Valdés, Arturo ChicoO’Farrill, Leopoldo Pucho Escalante, Isidro Pérez, Pedro Jústiz Peruchín y Roberto Sánchez Ferrer. Romeu también hizo arreglos y transcripciones directas de discos de Duke Ellington, Tommy Dorsey, Stan Kenton, Woody Herman, Dizzy Gillespie y muchos otros. El resultado es un repertorio impresionante, actualizado y enraizado tanto en el jazz americano como en la música popular cubana e internacional, que hizo de esa orquesta una formación legendaria y el sello musical del cabaré que se hacía llamar “Un Paraíso Bajo las Estrellas”. Este camino convirtió a Armando Romeu González en uno de los primeros músicos en dirigir orquestas en los primeros cabarés que surgieron en La Habana en esos años.
Con su esposa Delia Bravo tuvieron a: Armando Romeu Bravo (destacado vibrafonista que hizo época como parte de Los Armónicos de Felipe Dulzaides además, de tocar batería, bajo y teclados) y a Yolanda Romeu Bravo la otra hija de Armando Romeu González que, aunque no se dedicó a la música, fue la inspiración para que su padre le compusiera el tema Yolandita.
Armando Romeu González, falleció el 11 de marzo de 2002.
Aquí sólo nos hemos enfocado en los más notorios, pero hay por lo menos otros cinco miembros de la dinastía musical Romeu que han sido músicos, continuado el camino como instrumentistas en orquestas o grupos de pequeño formato o como pedagogos, compositores, arreglistas o programadores en la aplicación de las tecnologías a la música.







0 comentarios