¿QUÉ CLASE DE PAZ ESPERA A UCRANIA, LA DE KANT O LA DE PUTIN?

Written by Adalberto Sardiñas

25 de febrero de 2025

Hace varios días comenzaron las conversaciones preliminares para alcanzar una paz en la guerra de Ucrania, que entrarán en más vaporoso rigor en marzo, coincidiendo con los Idus de Marzo, suceso que en el 62 A.C. con el asesinato de Julio César, marca los últimos días de la República romana. Las semanas próximas tal vez sean también cruciales para la República de Ucrania, si atendemos a los presagios históricos que determinaron los trágicos sucesos acaecidos en el Senado romano con el asesinato y caída de Julio César a los pies de la estatua de Pompeyo. Era marzo 15. Corrían los Idus de Marzo, cuyas profecías trágicas aún permanecen.

Estas reflexiones nos surgen ante las gestiones que se promueven para detener la guerra injusta que se viene desarrollando en Ucrania desde febrero del 2022, hace, exactamente, 3 años, y la creciente sospecha de una paz tan injusta como la agresión que la originó.

¿Tendremos para Ucrania “una paz perpetua”, como la evocada por el filósofo alemán Manuel Kant, o la otra, la paz del sepulcro, como la practicada por Vladimir Putin? Esta pregunta tiene un tono legítimamente preocupante por factores precedentes y presentes. En primer lugar, la posición del presidente Trump ante la guerra, su ambigua relación con Putin, y los arreglos, a esta temprana edad de las conversaciones, marginando la presencia de Ucrania en las negociaciones, no son indicios que conduzcan a la confianza y credibilidad del empeño. ¿Cómo es posible negociar pactos cruciales, vitales, sobre el destino de un país sin la presencia de éste en la mesa de las negociaciones? ¿Es que se pretende un pacto entre USA y el Kremlin sin contar con el parecer, opinión, e interés de Ucrania, y sus agravados ciudadanos? Este sería, y aún es, el modus operandi del Kremlin, pero no el de Estados Unidos.

El presidente Trump ha dado su primer paso en el cumplimiento de su promesa de campaña de terminar la guerra. ¡Excelente! Pero ¿qué hay dentro de la promesa? Por el momento, los primeros movimientos por parte de este país han sido desalentadores. Las concesiones dadas, preliminarmente, han sido amplias, sin nada en retorno. Ucrania ha sido informada de este pugilismo de sombra después de las conversaciones, como si fuera un país ajeno al conflicto, cuando es, en realidad, el eje del conflicto.

Resulta desconcertante que en el inicio de estos intercambios el presidente Trump pareciera tratar de excluir a Ucrania como una de las partes negociadoras o un socio participante de primer orden. Él anunció su negociación de paz después de una prolongada llamada telefónica a Vladimir Putin e informó de ésta al presidente Volodomir Zelensky. Es decir, post facto, sin aviso previo. Donald Trump está tratando al presidente de Ucrania como si su país no tuviera vela en el entierro, cuando ciertamente en el entierro están las velas y los muertos ucranianos.

Zelensky, por su parte, luego de ser informado, declaró que él no honraría un acuerdo que Rusia y U.S. alcanzarían sin la consulta de Ucrania. ¿Cómo podría ser de otro modo? Ucrania es un país libre y soberano víctima del arrebato de esos derechos por la ambición caprichosa de un tirano inescrupuloso. Zelensky, como es lógico y prudente, teme, que Trump, por increíble que parezca, lo encajone, como hizo en su primer término con el gobierno de Afganistán en sus conversaciones con los talibanes que, subsecuentemente, trajo malos resultados a ese país. Zelensky sabe que Trump no lo quiere en el poder de Ucrania y que lo mantendrá alejado de las negociaciones hasta donde le sea posible. Todo depende de la influencia que pudieran ejercer la Unión Europea y la OTAN en cuanto a la representación de Ucrania en los tanteos diplomáticos que recién han comenzado. 

Dentro de esta naciente tormenta, están las ambivalentes declaraciones del secretario de defensa, Pete Hegseth, quien expresó que Ucrania no podía ingresar a la OTAN, y que, retornar a sus fronteras, antes de la primera invasión en el 2014, resultaba realísticamente imposible. 

Al día siguiente Hegseth pedaleaba en reversa, diciendo que el presidente Trump decidiría la cuestión. En fin, es un enredijo en el que yo digo, él dice, aquel desdice, y todo es un embrollo donde nadie sabe nada y el tiempo tendrá la última palabra. ¿No se parece esto a un caos en una infancia prematura?

Si Ucrania, por las formidables presiones externas, tiene que ceder territorio a Rusia, entonces necesita una creíble garantía para que Putin o su sucesor no intenten otra invasión en el futuro. Es necesario, bajo este escenario, que Europa eleve sus gastos en su defensa y haga más por Ucrania. Los europeos deben entender, de una buena vez, que pronto, por la inequívoca posición del presidente Trump, estarán solos ante una probable amenaza rusa. Su última declaración de que Ucrania inició esta guerra, lo dice todo.  Es una alocución tan alejada de la verdad que sólo encuentra cobijo bajo una enorme mentira.

Es obvio que Trump quiere terminar la guerra en Ucrania. ¡No hay duda! Pero ¿bajo qué términos y condiciones? Si él abandona Ucrania, pronto descubrirá que China estará más envalentonada para invadir y tomar Taiwán. Por el contrario, si el presidente quiere terminar la guerra en términos honorables, la posición más seria y americana, sería aumentar el apoyo militar a la nación agredida, Ucrania, e intensificar la presión sobre Putin, el verdadero agresor y creador del conflicto que ya cuesta más de un millón de muertes y cientos de billones en pérdidas materiales.

De lo contrario, el presidente Trump estaría alentando el riesgo de un nuevo Afganistán, o Vietnam, en un teatro de su propia creación.    

BALCÓN AL MUNDO

La semana pasada fue liberado de una penitenciaría en Florida el nativo y activista americano Leonard Peltier, quien en 1975 asesinó a dos agentes del FBI y fue condenado a cadena perpetua. Tiene 80 años y se le liberó de cárcel para que termine la sentencia en su hogar.

Peltier, durante sus casi 50 años en prisión, siempre mantuvo que él no mató a los agentes en una alegada confrontación en la Reservación India de South Dakota.  Las autoridades repiten que su culpabilidad fue plenamente probada por múltiples e indudables evidencias.

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Por Orden Ejecutiva del presidente Trump, el penny, el centavo americano, se dejará de fabricar porque su costo de producción es tres veces mayor que su valor. Pero, no se preocupe. Al paso que sigue la inflación, el dólar lo sustituirá más o menos con el valor relativo similar. 

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Pese a toda la fanfarria populo-demagógica de los ambientalistas, el petróleo es un producto esencial muy solicitado. La generosa calentura del sol, y los prodigios de los molinos de viento, son cosas para otro día, allá para el año 2050, cuando la mayoría de los lectores de hoy, ni el que escribe esta columna, estarán presentes. 

Pero, no obstante, su innegable utilidad, el petróleo tiene cierto efecto maléfico.

Si no fuera por su intrínseco valor, Nicolás Maduro y su grupo de genízaros descabellados no estarían en el poder. 

Estados Unidos estaría ansioso y feliz de ver partir a esta gentuza fuera de Venezuela. Sin embargo, Maduro les ha prometido ciertas ventajas a los gobernantes americanos que tiene que ver mucho con la provisión del oro viscoso negro. 

Todavía, y por muchos años más, el petróleo manda. Es una poderosa arma económica y política, capaz de mantener en el poder a malhechores, sean de América o del mundo árabe.

Es, además, una realidad con la que tenemos que lidiar mal que nos pese.                                                                                        

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