PUTIN AL BORDE DE SU TUMBA POLÍTICA

Written by Demetiro J Perez

13 de junio de 2023

Para todo propósito práctico, Vladimir Putin, es un cadáver político. Su infortunada invasión a Ucrania, absurda y totalmente insensata, por el curso de su propio desenvolvimiento, no ha sido, para él, más que un suicidio político. Ha perdido la guerra, ha empobrecido materialmente a su país, sus fuerzas armadas son vistas universalmente como disminuidas como poder convencional, y sólo les queda la amenaza de su vasto arsenal nuclear, cuyo uso resultaría inútil porque solamente acarrearía la destrucción mundial. ¡Jamás habrá un ganador en ese impensable holocausto!

En presencia de la situación en el terreno de la guerra en Ucrania, no es desacertado afirmar que el régimen de Vladimir Putin colapsará en un futuro cercano. ¿Cuándo? Probablemente en el término de los dos próximos años.

De una forma u otra, por una derrota militar, o una paz lograda en la mesa de negociaciones, Putin saldrá derrotado. Ha cavado su propia tumba. Se ha suicidado en aras de un sueño imperial que ha dejado de existir. Con la extinción de la Unión Soviética al final del siglo pasado, Rusia dejó de ser un gran poder en todos los aspectos. 

Este año pudiera ser decisivo para el futuro de Ucrania. Las ruedas de la historia giran contra el régimen de Putin. Sus fracasos en el campo de batalla, las enormes pérdidas en hombres y equipo militar, su descenso en la aprobación de su gobierno, antes robusta, pero en notable descenso por motivo de la guerra, más el apoyo de Occidente, hasta ahora firme y decisivo, indican que, si esta unidad y resolución continúan inalterables frente a la agresión de Putin, el resultado será el colapso de su régimen, y, hasta posiblemente, la desintegración de la Federación Rusa.

En realidad, nadie sabe cómo terminará esta guerra que ya entró en sus 16 meses de duración. Todo depende de los ucranianos. Ellos son los que están peleando y muriendo por su país, y, ultimadamente, son los que decidirán cuándo parar, en qué forma, y bajo qué condiciones, sin reparar, hasta cierto punto, lo que Washington y el resto de los aliados quieran.

Para Washington, y la NATO, expresar con claridad sus objetivos en una guerra que ellos no están peleando, aunque es cierto que su ayuda ha sido vital, no es tarea fácil. No obstante, ha llegado el momento en que Estados Unidos, como líder de la coalición, desarrolle una visión de cómo la guerra debe terminar, sin perjuicio de Ucrania, dentro de los más estrictos parámetros de lo justo para un país víctima de una brutal agresión.

Una victoria de Ucrania, militar o negociada debe entenderse como aquella de recuperar todo, o la mayor parte del territorio ocupado por los invasores, con el retiro de éstos del suelo ucraniano. De lograrse este objetivo, Ucrania emergerá como una nación fuerte, totalmente aliada a Occidente, y, probablemente, como un nuevo miembro de la OTAN. 

Para muchos pensadores optimistas de Occidente, con la caída de la Unión Soviética, había terminado la amenaza de una Rusia imperialista con ambiciones expansionistas; pero el arribo de Vladimir Putin derrumbó esta esperanza, como a su vez, irónicamente, la invasión de éste a Ucrania echó por tierra sus ambiciones de revivir el zarismo con todas sus grandiosas ilusiones de la grandeza pasada. La Rusia de la postguerra será una nación disminuida gracias al desatino de Vladimir Putin. Ése será su trágico legado.

La decisión de invadir a Ucrania muestra a Putin como un pésimo estratega. Pensó que podría conquistar a toda la nación vecina en un brevísimo tiempo de pocos días, y que Estados Unidos, y la OTAN, optarían por unas encendidas protestas, especialmente en la ONU, como sucedió cuando anexó Crimea en 2014, y que el acto quedaría en el terreno de la impunidad, con otra anexión en el portafolio ruso.  Pero ¡qué tremendo error de cálculo!

Su propósito de dividir y debilitar la alianza de la OTAN y poner a prueba la resolución de Estados Unidos en la defensa de Ucrania, resultó en una reacción opuesta. La resistencia a la invasión por parte de la OTAN no sólo fue unánime, sino que mostró al mundo una completa unidad en la defensa de la libertad y la democracia en toda Europa. 

Vladimir Putin, queriendo acorralar a la OTAN, terminó fortaleciéndola con la adición de Finlandia a la organización, y probablemente Suecia un poco más tarde. Hoy Rusia está más rodeada por fuerzas presumiblemente hostiles que antes de su invasión, y en la esfera mundial, está vista como un paria. Esto es lo que ha traído Putin a Rusia, y su permanencia como líder de su nación, tiene los días contados, en la opinión de muchos.

A la vista del panorama futuro que las realidades del momento nos ofrecen, una derrota rusa, de cualquier magnitud y característica imaginables, redundará en un agrandamiento del prestigio y fortaleza de América en término global, y un decisivo freno al expansionismo de la Federación Rusa, si es que todavía existe en su configuración presente.

Y, para Vladimir Putin, será su tumba inevitable, como víctima de un suicidio político, producto de una ilusoria sublime obsesión.

BALCÓN AL MUNDO

Poco le va durando la dulce placidez de la presidencia a Gustavo Petro en Colombia. A menos de un año en oficio, la aprobación popular se le ha derrumbado. El hombre dueño de una ideología marxista, ex guerrillero del M-19, banda dedicada al narcotráfico y al terrorismo, convertido en presidente por el populismo ignorante de los votantes, tiene problemas tratando de impulsar su agenda extremista liberal, bordando en el dislocado socialismo de su vecina Venezuela. Todo se va aclarando: Petro es todo lo dicho arriba, menos un demócrata. Y los colombianos, en un rápido reajuste mental, se han dado cuenta.

Todavía están a tiempo. 

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  La entente entre Rusia y Cuba es más propaganda política que acuerdos prácticos reales. Cuba no tiene dinero para comprar, y Rusia no está en condiciones de brindarle ayuda económica substancial, con una guerra que le está diezmando sus reservas.

 El acuerdo se limita a Rusia enviando petróleo a Cuba, y ésta sirviéndole de trompetero defensor de su invasión a Ucrania en las Naciones Unidas y en Latinoamérica.

 La única ayuda real, efectiva, contante y sonante, que tiene Cuba, es la del exilio con las remesas a sus familiares.

De eso se nutre el gobierno comunista para seguir oprimiendo a su pueblo.

 Lo demás, incluyendo los nuevos pactos con Rusia, son puros fuegos artificiales para confundir incautos… si es que todavía queda ese tipo de mentecato que cree en las mentiras comunistas como si fueran verdades. 

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  Entre las bambalinas demócratas, se mueven las cuerdas para convencer a Biden de que retire su candidatura para las elecciones del 2024.

 El problema con Biden no es tan sólo la edad, sino sus condiciones físicas y mentales; sus repetidas caídas, sus lagunas mentales, y el peligro latente, de que, al no poder concluir su mandato, la nación termine con Kamala Harris, una completa inepta, como presidente.

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  CNN está envuelta en una colosal tormenta interna que ha diseminado a su staff noticioso, sus ejecutivos y comentaristas, mientras que, en el proceso, su rating está descendiendo velozmente. 

 Como van las cosas, pronto la organización quedará acéfala.

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    En un hospital de la ciudad de New York falleció el martes pasado Françoise Gilot, una prolífica pintora francesa quien mantuvo una turbulenta relación amorosa con Pablo Picasso, 35 años mayor que ella.

Tenía 101 años.

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   Los arrestos en la frontera sur de los aspirantes a asilo político se redujeron en un 70% después de la expiración del Título 42, y la implementación del más restricto Título 8. 

 Un poco de normalidad necesaria entró en vigor.

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