Patriarca de Albión  y amigo de Cuba

Written by Libre Online

15 de julio de 2025

(Homenaje a los 151 años del natalicio de Winston Churchill, 60 de su muerte, 130 de su primera incursión en nuestra Isla y 80 de su visita oficial a la República de Cuba)  (III)

Por Rafael Jesús De la Morena Santana

Cuando el Führer se lanzó en junio de 1941 contra la URSS, el líder británico fue a Moscú a ver a Stalin, el caudillo ruso confió en aquel británico, que implacable, devolvía golpe por golpe al enemigo común y siempre cumplía su palabra. Tras el ataque japonés a Pearl Harbor, los Estados Unidos entran en la guerra, Churchill viajó a Washington a ver al presidente Franklin D. Roosevelt, en la Casa Blanca recibió con beneplácito la noticia de la Declaración de Guerra contra el Eje de varios países latinoamericanos, incluida Cuba que lo hizo el 9 de diciembre.

Su capacidad para resolver los problemas que planteó la guerra, no conoció límites, cooperó con el Estado Mayor Imperial y recorrió el país para estimular la entereza del pueblo. El 4 de noviembre de 1942, dio a conocer en Inglaterra la decisiva victoria de Montgomery en El Alamein, contra el Africa Korps de Rommel, echando a volar las campanas de las iglesias.

Contribuyó al máximo con el movimiento de la Resistencia en Europa, colaboró con la Francia Libre de Charles de Gaulle. Su verbo vibrante a través de la BBC de Londres era la voz de la esperanza, animó a los oprimidos para la lucha contra el Eje. Asistió a conferencias cumbres en lejanas sedes. Ottawa en Canadá, Casablanca en Marruecos, El Cairo en Egipto, Yalta en Rusia, Teherán en Irán. Congratuló a los soldados en las líneas de fuego: Malta, el Norte de África, Italia, Francia, el Rhin. Viajó en acorazados, aviones, trenes, automotores, y botes, arriesgando la vida en parajes bajo la metralla enemiga.

Liberada Roma, Churchill acudió a una audiencia en el Vaticano el 23 de agosto de 1944. Pío XII le recibió, cual moderno Aecio vencedor de los hunos, en solemne ceremonia: la Guardia Suiza alineada a lo largo de las galerías por las cuales pasó Churchill, y la reverencia de la Guardia Noble, integrada por miembros de antiguas familias de Roma, vestidos con uniformes de la Edad Media. El Papa le saludó como libertador de Italia, hablaron sobre diversos temas, priorizando el peligro del totalitarismo para la religión y la justicia.

Al rendirse los nazis, el VE Day, el pueblo acudió al Buckingham Palace a vitorear a la familia real y al hombre de fuerza y talento salvador de Inglaterra, al ser congratulado, el artífice del triunfo hizo la señal de la ‘V’ de la victoria, instante memorable sobre el que escribió después: “… cansados y desgastados, empobrecidos pero impávidos y ahora triunfantes, tuvimos un momento sublime. Dimos gracias a Dios por la más noble de todas las dichas con que él puede bendecirnos: la conciencia de haber cumplido con nuestro deber”.

En 1946, Churchill está en su escaño de los Comunes con la oposición, vuelve a su faceta de escritor y a su afición de pintor de paisajes. Cuba no lo olvida y al conocerse que Winston está en Miami, por gestiones de José Ignacio Rivero, Propietario del Diario de la Marina, el Presidente, Dr. Don Ramón Grau San Martín, que era su ferviente admirador, le extiende una invitación para que visite nuestra Patria como huésped de la República.

El 1º de febrero de 1946, acompañado de su esposa Clementine y su hija Sarah, arriba al aeropuerto José Martí de La Habana, donde una entusiasta multitud delira, cuando al aparecer Churchill en la portezuela del avión levanta su brazo y hace el signo de la V de la Victoria, que había estremecido las almas de los luchadores contra el Eje durante más de cinco años. 

Fue recibido en la pista del aeropuerto por J.L. Dodd, embajador de Londres y el Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Carlos Prío Socarras, que le dio la bienvenida del Gobierno. Después Churchill y su familia subieron a un auto, y escoltados por una cabalgata, pasaron a través del gentío de simpatizantes que saludaba dando vítores. Fueron conducidos hasta el Hotel Nacional, allí es alojado en el Apartamento de la República. Su estancia en el Hotel Insignia se perpetua en su Museo y especialmente en el a diario muy concurrido Bar Churchill.

Acogido ese día en el Palacio Presidencial por el Presidente, Ramón Grau San Martín, Churchill reconoció el apoyo cubano al esfuerzo bélico, tanto en abastecimientos, como de los voluntarios que se unieron a las tropas aliadas, y por el patrullaje de nuestros guardacostas contra los submarinos nazis. El tema de la amenaza que representaba la expansión del comunismo se manejó entre los dos estadistas. Grau tuvo la gentileza de regalarle a nuestro ilustre huésped un encendedor de tabacos en forma de concha, con dedicatoria incluida: “Obsequio del Honorable Presidente de la República de Cuba, Ramón Grau San Martín en su visita a La Habana, Cuba, 1º de Febrero de 1946, al Excelentísimo señor Winston Churchill”.

Temas similares…

0 comentarios

Enviar un comentario