Orlando Rossardi nos dijo adiós

Written by Luis De La Paz

14 de enero de 2025

POR LUIS DE LA PAZ

Especial para LIBRE

Hace unos días, familiares, amigos y colegas en la literatura y el periodismo le dimos el último adiós al poeta Orlando Rodríguez Sardiñas (Rossardi), fallecido en Chile el 5 de diciembre del 2024. 

Fue una cálida misa para un poeta, en la St. Kevin Catholic Church, antes de depositar sus cenizas en el Woodlawn North Cementery. Palabras de familiares y amigos resaltaron la vida y obra literaria de un hombre que dedicó gran parte de su trayectoria a reconocer la literatura de los cubanos, fundamentalmente del exilio. 

La propia obra de Rossardi dejó una huella importante en la literatura cubana. Su poesía es intensa, reflexiva, expositora. Tiene la habilidad de acercarse a los detalles. Ello se aprecia en libros relativamente recientes, Fundación del centro (2011), donde escribe sobre algunos de los lugares en donde vivió y la manera “como estos han hecho mella en mi espíritu y el crecimiento de mi poesía”, como expresó en una entrevista; Canto en la Florida (2010), un libro de gratitud y amor a uno de los sitios que le dio cobijo, quizás por más tiempo en su vida, y Tras los rostros (2017), poemas nacidos a propósito de la serie del pintor Juan Abreu, con los fusilados cubanos por el castrismo. 

Quienes hemos valorado la obra de este escritor nacido en la histórica ciudad de Regla, en La Habana un 5 de septiembre de 1938, sabemos que tiene ganado dentro del canon literario cubano e Hispanoamericano, un merecido sitio. Rossardi escribió mucho y bien, en los géneros de poesía, ensayo, teatro y fue importante como antólogo, además, fue de los fundadores de Radio y Televisión Martí, lo que le permitió llevar el quehacer literario del exilio a los cubanos de la Isla a través de ese importante medio de comunicación. 

En la emisora Radio Martí comenzó a trabajar en 1985, cuando las oficinas estaban en Washington, luego se relocalizó en Miami, donde ejerció como administrador interino y fue director de noticias. También estuvo al frente de la biblioteca de la emisora, que personalmente se encargaba de desarrollar con volúmenes que él mismo aportaba. 

Rossardi, que era un gran lector, agudo y atento, conocía muy bien lo que estaban escribiendo los autores cubanos exiliados. En una ocasión señaló: “Estimo que en estos momentos el aporte de los escritores cubanos exiliados a nuestra literatura es ya indiscutible y que esa creación literaria, con su diversidad y su peculiaridad, cuenta con un espacio no solo como parte de la literatura de la Isla sino dentro de los anales de la literatura hispanoamericana de todos los tiempos”.

Él contribuyó personalmente con su obra. Entre sus libros de poesía toman relevancia mayor Que voy de vuelo (1970), Memoria de mí (1996) y Totalidad (2012). A lo largo de diferentes etapas de su vida, la poesía fue adquiriendo las formas de la madurez, por lo que se hacía más reflexiva. Sus versos no eran ni coloquiales, ni enrevesados, eran transparentes, donde el lector, a través de una imagen, percibía su propósito.  

Orlando Rossardi fue de los primeros cubanos exiliados. Salió de Cuba en 1960 en una de las últimas travesías entre Cuba y España del buque Covadonga, que poco después, en 1961, fue utilizado por la dictadura castrista para expulsar a 136 religiosos de la Isla, en uno de los episodios de abuso de poder totalitario más escandalosos. 

El joven Rossardi, con apenas 23 años, se convirtió en un exiliado sin regreso a la patria que lo vio nacer. Sin embargo, estuvo en ella y con ella todo el tiempo, a través de su literatura y trabajo como periodista, así como siendo parte de importantes organizaciones culturales, como el Grupo Artístico Literario Abril (GALA), institución encabezada por la escritora Amelia del Castillo, donde se reunía lo mejor de los escritores cubanos de Miami. Del PEN Club de Escritores Cubanos del Exilio, filial del PEN Internacional, de la que, al fallecer, era su vicepresidente en funciones. 

Militó y tuvo una activa participación en otras organizaciones prestigiosas, como la Asociación Nacional de Educadores Cubano-Americanos (NACAE). Fue académico numerario de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, correspondiente de la Real Academia Española y de la Academia Panameña de la Lengua. 

En Chile, donde vivió el último año de vida, se mantuvo algo retirado de la vida pública, sin embargo, la Academia Chilena de la Lengua emitió un sentido comunicado en su honor. 

En Cuba, en su juventud, fundó junto al escritor René Ariza (1940-1994) el cuaderno poético Cántico. La vida de Orlando Rossardi siempre ha estado cerca del quehacer literario del exilio. 

Vivió y publicó sus libros fuera de Cuba. Aunque en La Habana fue seminarista, luego tomó otros caminos. Estudió en la Universidad de La Habana y en Madrid. Luego, obtiene un doctorado en la Universidad de Texas, marcando de esa manera sus años como profesor, impartiendo clases en Nuevo Hampshire, Sur de California, Wisconsin y en el Miami Dade College de Miami.

El escritor se mantuvo activo prácticamente hasta el final de sus días. Las últimas actividades de Orlando Rossardi en Miami tuvieron lugar en julio del 2023, en la sala Artefactus, en un evento convocado por la Fundación Cuatrogatos, que invitó a una velada poética con el escritor. Luego, en abril del 2024, realizó su última presentación ante el público de Miami, en el Museo Americano de la Diáspora Cubana, durante la tertulia La Otra Esquina de las Palabras, que conducía el poeta Joaquín Gálvez. La actividad fue auspiciada por el escritor Rolando Morelli, director y fundador de las Ediciones La Gota de Agua, quien, en el 2018, había editado un número monográfico de la serie Dossier dedicado a Rossardi.  

Su muerte, ocurrió el 5 de diciembre de 2024 en Concón, Chile, cerca de Viña del Mar y junto al mar, tan esencial en la vida de Rossardi. 

La misa en Miami y la colocación de sus cenizas en un cementerio de Miami, marca de alguna manera su retorno a su gente, a su comunidad. Ha fallecido el poeta Orlando Rossardi, pero no su obra, por el contrario, comienza su camino ascendente a la eternidad.

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