OLGA CHAVIANO, La Bella Bailarina y Mujer de Espectáculos

Written by Alvaro Alvarez

29 de abril de 2025

Por: Álvaro J. Álvarez

Olga M. Chaviano nació en La Habana el 9 de agosto de 1925, aunque se crio en Lawton.

Su carrera comenzó como todas las chicas con vocación para el arte, porque pasó por el programa de participación La Corte Suprema del Arte y a los 15 años debutó profesionalmente en el famoso de Galiano, el Teatro América, bailando tangos y aires brasileños. 

Luego fue elegida por Cuco Conde, mánager de deportistas y artistas, periodista, y productor, para integrar un grupo que las llevaría a Venezuela para presentarse en el espectáculo: Las Modelos de Conde. Ahí conoció al bailarín mexicano René Barrera, quien se convirtió en su pareja de baile y en su primer esposo. 

Como dúo Olga y René recorrieron parte de Centroamérica hasta llegar a México donde llegaron a formar un verdadero suceso sobre la escena del teatro Tivoli, eso sería en la segunda mitad de los años cuarenta y la Chaviano seguía en ascenso.

En México, participó en varias películas, entre ellas El Mago (1949), protagonizada por Mario Moreno “Cantinflas”, donde interpretó a una bailarina odalisca de danza del vientre, convirtiéndose sin querer en una de las primeras bailarinas de danza del vientre en la historia del cine. La secuencia, interpretada junto a Cantinflas, combinó humor con su innovadora coreografía, fusionando la danza del vientre con el mambo.

Durante 1949 participó en otras 4 películas como: Carta Brava, La Venenosa, Prisión de Sueños y Los Amores de una Viuda, lo que le permitió compartir créditos con figuras tan encumbradas entonces como Emilia Guiu, Issa Morente, Ramón Armengod y otros.

Conocida a menudo como Rumbera en el cine mexicano (término que designa a una generación de bailarinas cubanas que llevaron los ritmos del mambo y el chachachá a la gran pantalla), su raza la distinguió. Si bien la mayoría de las Rumberas eran blancas o de ascendencia no afrocaribeña, a menudo interpretando personajes afrocubanos y mercantilizando la herencia africana, La Chaviano fue la única mulata que se identificó abiertamente como tal.

Durante sus presentaciones en Acapulco, le tocó enseñar los rudimentos de la rumba a Joe DiMaggio, el jardinero central de los Yankees de Nueva York. A partir que la prensa en Estados Unidos difundiera la noticia, el nombre de La Chaviano comenzó a asociarse en plan romance con el jugador de béisbol.

En 1950 se estrenó La Virgen Desnuda, donde La Chaviano integró el elenco que encabeza-ban Susana Guizar y Gustavo Rojo.

En 1952 regresó a Cuba actuó en el teatro Martí de La Habana y comenzó en el cabaré Sans Souci y fue donde tuvo su mayor crecimiento como bailarina y cantante, expresándose como en una exitosa vedette. Allí se convirtió en la preferida de Norman Rothman (1914-1985) con quien tuvo su primer hijo, Jorge Faustino Rothman nacido en 1956. 

Según el escritor norteamericano T. G. English, “Rothman era un elegante señor de cierta edad con una larga trayectoria en el negocio de las salas de fiestas que se remontaba a sus tiempos en Miami Beach. Después de todo, qué podía ser más acorde con la imagen de la época que el emparejamiento de un judío de mediana edad propietario de clubes nocturnos y una seductora corista cubana a pesar de ser 11 años mayor que ella”. 

Eran los tiempos en que la mafia, en combinación con Fulgencio Batista controlaba el juego en todos los casinos, menos en Tropicana.

Fue una etapa de éxitos para La Chaviano, quien se convirtió en la primerísima e indiscutible vedette de Sans Souci, encabezando las revistas y espectáculos en su escenario. Allí llegó a bailar acompañada por el Negro Ballet del coreógrafo norteamericano Walter Nicks.

Norman “Roughneck” Rothman un mafioso que operaba en el sur de Florida y trabajaba para Santo Trafficante, Jr., (1914-1987) con quien operaba casinos en La Habana, como el Sans Souci. Rothman dirigía una casa de apuestas en La Habana y también participó en el tráfico de armas a Fidel Castro, delito por el que fue condenado el 4 de febrero de 1960.

Tras regresar a Miami, Rothman compró un conocido local de gánsteres, The Albion Lounge, a finales de los años 60. También estuvo involucrado en el narcotráfico en Miami. En 1969, fue arrestado y acusado, en 1971 fue condenado por conspiración relacionada con el robo de valores.

La remodelación del Cabaré Sans Souci comenzó en 1955 con un costo de un millón de dólares. 

La gestión de Rothman precedió a la de William G. Buschoff, conocido como Lefty Clark, de Miami Beach, otro de los hombres de Santo Trafficante Jr. Un informe del Departamento del Tesoro, redactado en La Habana, consideró a Buschoff sospechoso de narcotráfico, Santo Trafficante también era sospechoso.

En 1952, Olga integró el elenco del filme mexicano Yo soy el hombre, rodado en Cuba, y con prominentes cantantes, actores y actrices cubanas en el elenco: Olga Guillot, José Sanabria, Lolita Berrio, Lina Salomé, Guillermo Álvarez Guedes, y otros, donde hace una excelente interpretación de las guarachas Juana Bacallao y Sube espuma, ambas de Obdulio Morales. 

Un año después tomó parte en la película mexicana Piel Canela, protagonizado por Sarita Montiel, Rosa Elena Durgel, Manolo Fábregas y Ramón Gay, filmada en diferentes lugares en Cuba y escenas en Sans Souci. Este fue el último de su filmografía.

En 1957 la diva se casó con Luis García (1936-2004), un joven cantante de boleros, que llegaría a ser nombrado El Rey del Feeling, con quien tuvo a su hija, María Teresa García.

En Cuba la carrera de Olguita Chaviano transcurrió además en los más grandes cabarés cubanos: Tropicana, el Casino de Sevilla, el Copa Room del Riviera, el Casino de Capri. En teatros como el América, Radiocentro y el Martí. En Night-Clubs, como el Zombie y Las Vegas. En TV en programas como Romance Musical, junto a su esposo Luis García en 1959 en Telemundo, en momentos de gran popularidad del bolerista. En CMQ-TV, la mejor y más popular cadena de televisión cubana, coprotagonizó una comedia.

En 1958 trabajó en el Casino de Sevilla que era en ese momento uno de los de mayor renombre en la ciudad entre los casinos habaneros junto con la cantante Margarita Royero.

La Chaviano era conocida en México como La Bomba Cubana y como la Reina del Mambo Celia Cruz le contó a su biógrafo: “En Sans Souci, bajo la dirección de Roderico Neyra “Rodney” Sun Sun Babaé se estrenó en 1951 un espectáculo afrocubano verdaderamente entretenido. Estructurada como una revista musical, con una canción temática del mismo nombre, Sun Sun Babaé (de José Curbelo) tenía una duración de más de una hora y media. Presentaba varios cuadros afrocubanos, con mi voz principal y Merceditas Valdés. El espectáculo abrió con bailarines modernos, cantantes e íconos de la danza cubana como Olga Chaviano, quien, como era famosa, salía al escenario reclinada en un palanquín cargado por hombres negros, uno en cada esquina. Sin duda, fue un espectáculo digno de ver”.

Olga Chaviano le contó a su amigo Rubén Ríos (Mr. Pachanga), que estando ella actuando en París, una artista con quién ella compartía el camerino en el espectáculo usaba un perfume que olía muy rico y ella le preguntó, a lo que le dijo: es “Or et Noir” (Oro Negro de Caron). Sin ella saberlo, esa chica se lo informó a un enamorado que Olga tenía en ese tiempo, y al día siguiente, estando en el camerino, recibió una enorme cesta de rosas y dentro se encontraba un frasco de “Or et Noir”, y desde entonces lo usó como uno de sus amuletos para la buena suerte, porque ella era algo supersticiosa decía que el que jamás le fallaba en la suerte, era “Or et Noir”.  Antes de salir a escena, ella se ponía Oro Negro, en todas las partes de su cuerpo, en la ropa y finalmente debajo de las suelas de cada zapato. Pero aparte llevaba otro frasco y antes de salir los tres a escena, ella de aquel frasco (porque el de su uso no lo compartía) los llamaba y les ponía un poquito en la frente y detrás de las orejas a cada uno de ellos.

Era un diario ritual, pero cuando aquella mujer salía a escena batiendo sus capas, el aroma del perfume quedaba impreso en toda la sala, sobre todo entre los que estaban sentados cerca del escenario.

Después de la llegada de la triste tormenta que todavía sigue azotando, la carrera de La Chaviano comenzó a declinar y como dice el refrán: donde hubo fuego, cenizas quedan. Olga logró que Rothman le enviara un yate y se fue por la Marina de Barlovento. Desconozco quienes se fueron con ella, me imagino que sus dos hijos Jorge y María Teresa.

Según le contó Rubén Ríos a María Argelia Vizcaíno, luego de llegar a México se fue a vivir con Olga, Luis y sus dos hijos, por tanto, Luis estaba en octubre de 1960 en México y regresó a La Habana el 24 de diciembre de 1960 después de tener algunas diferencias matrimoniales con Olga.

Entonces Olga se fue para Miami a reencontrarse con Norman Rothman, aunque seguía enamorada de Luis, pero ella tenía un carácter muy fuerte. 

Luego logró continuar bailando en Nueva York, Los Ángeles, Miami, y Las Vegas, con su hijo Jorge F. Rothman, quien murió en 1997 a la edad de 41. 

Rubén llegó a Miami el 16 de abril de 1961.

En 1981, Olga estaba semiretirada, Rubén en Tampa, llamó por teléfono para que viniera a actuar con ella en esas Navidades, hasta el año nuevo 1982, en una producción que, Armando Galván, esposo de Aleida Leal, iba a presentar en el Hotel Montecarlo de Miami Beach. Rubén aceptó y se hospedó en su casa. Salían juntos para el Montecarlo y regresaban juntos. 

Luego volvieron a trabajar juntos en El Copa de Manuel Godínez en Biscayne y la 112 St. calle, allí sus dos hijos también participaron en el espectáculo.

Poco después La Chaviano se retiró, dedicando todo su tiempo a su familia, a su hija María Teresa Ángel, tres nietos y dos bisnietos. 

Luis García logró salir de Cuba para España en 1968. Abrió en 1996 el Rincón del Feeling en la Calle Flagler y la 69 Avenida y allí estaba Olga junto con él todas las noches, hasta que pudo.

En mayo de 2003 se le detectó un tumor cerebral y tuvo que soportar el doloroso tratamiento. En octubre fue hospitalizada en el Hospital Mount Sinaí en Miami Beach, muriendo el 3 de octubre por complicaciones de una neumonía, rodeada de familiares y amigos. Tenía 78 años.

Luis García falleció el 13 de septiembre de 2004 a consecuencia de un cáncer de páncreas.

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