I
Murió Pablo Milanés
pero la muerte de Pablo
no silencia mi vocablo
ni me causará un estrés.
Y pienso que después,
que este trovador se ha ido
al mundo desconocido
allá, perderá la voz,
y el martillo, con la oz
que aquí, le dio su partido.
II
Cuando de Cuba salí
aún, Pablo no sonaba
y aquí nunca lo escuchaba,
ni lo tuve frente a mí.
Solo yo escuchaba,
aquí al guateque campesino,
a Celia Cruz , a Chirino,
a «La Guillot» y a Vallejo
y si asistía a un festejo
deleitaba con mi trino.
III
Y aunque no soy un artista
hago mis composiciones
cuando estoy en condiciones
y tengo algún tema, en lista.
No soy ningún publicista,
ni un renombrado poeta
que saca de una gaveta,
mentalmente diez luceros,
¡para indicar los linderos
limítrofes del planeta!
IV
Milanés, el cantautor
en su viaje sin regreso
con su espíritu sin hueso
se unirá al dictador.
Y Cuba, igual o peor
sigue sufriendo amargura
y sigue la dictadura
con Raúl y con Canel,
¡como antes con Fidel
Cuba sufre, una tortura!
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