DE LA REDACCIÓN DE LIBRE Y FUENTES ANEXAS
Nació el 14 de junio de 1845 en la otrora calle Providencia No 16, hoy Calle Los Maceos No 207, en el municipio San Luis, Santiago de Cuba, hijo de Marcos Maceo y Mariana Grajales Coello.
Su infancia y juventud transcurrió en el cuartón rural de Guaninicún de Lleonart, en el partido de San Nicolás de Morón y en el barrio humilde de Santo Tomás, en las afueras de la ciudad. Inició los primeros estudios en clases privadas pagadas por su padre -si bien no rico- propietario de una finca de nueve caballerías.
Su juventud transcurre en la región montañosa de Majaguabo, donde la familia tenía propiedades y en 1862 se hace cargo de administrar las ventas de las cosechas en Santiago de Cuba.
El 16 de febrero de 1866, en la iglesia parroquial de San Luis, Oriente, contrae matrimonio con María Magdalena Cabrales y Fernández.
Se incorporó a la Guerra del 68 el 12 de octubre, en Majaguabo, junto a sus hermanos José y Justo. Su primer jefe fue el Capitán Juan Bautista Rondón, junto a quien combatió ese mismo día en Ti Arriba.
El 14 de mayo de 1869, durante el ataque a San Agustín de Aguarás, vio caer a su padre, el Sargento Marcos Maceo. Desde principios de julio de 1871 acompañó a Máximo Gómez en la preparación y realización de la invasión a Guantánamo y la ulterior campaña en esa región.
El 15 de octubre de 1871, Gómez lo designó jefe de operaciones de Guantánamo. El 4 de febrero de 1874 fue designado jefe de las fuerzas villareñas integrantes del contingente invasor.
Por exigencia de los propios villareños debido a los prejuicios regionales y sociales, se vio obligado a renunciar el 14 de julio de 1874.
A su regresó a la provincia de Oriente le asignan el mando de la División Cuba. En abril de 1875 dio muestras de madurez polí́tica y disciplina al rechazar la propuesta de sumarse a la sedición de Lagunas de Varona. En ese propio mes recibió el mando de la 1 División que abarcaba las regiones de Bayamo, Manzanillo, Holguí́n y Jiguaní́.
El 6 de mayo de 1877 fue ascendido a Mayor General. El 15 de marzo de 1878 se entrevistó con el general español Arsenio Martí́nez Campos, en Mangos de Baraguá. Su intransigencia al no aceptar ningún acuerdo que no incluyera la independencia de Cuba y la abolición de la esclavitud puso abrupto fin a aquel encuentro. Este hecho protagonizado por él pasó a la historia como la Protesta de Baraguá.
El gobierno provisional creado para continuar la guerra lo nombró jefe de la provincia oriental. Acatando un acuerdo del gobierno revolucionario salió para Jamaica el 9 de mayo de 1878 en busca de apoyo para continuar la lucha; lo que no se hizo posible.
El 5 de septiembre de 1879, ya comenzada la Guerra Chiquita, lanzó una proclama desde Kingston, junto con Calixto García, llamando a los cubanos a las armas.
Después de múltiples gestiones para regresar a Cuba, el 2 de julio de 1880 logró salir de Puerto Plata, República Dominicana, en el vapor Santo Domingo, al frente de 34 expedicionarios.
La persecución de una nave española lo obligó a poner rumbo a Islas Turcas, al norte de República Dominicana, frustrándose así su desembarco en Cuba.
En junio de 1881 se estableció en Honduras. El 20 del propio mes ingresó en el ejército hondureño con grado de General de División y ocupó el cargo de jefe de la guarnición de Tegucigalpa. De 1884 a 1886, junto a Gómez, desarrolló un plan dirigido a una nueva guerra independentista, el cual fracasó.
El 30 de enero de 1890 llegó a Cuba, autorizado por el régimen español. Durante su estancia en La Habana y en Santiago de Cuba organizó secretamente un plan para un alzamiento que debía producirse el 8 de septiembre de ese año. Las autoridades españolas lo expulsaron del país el 30 de agosto de 1890, por lo que la conspiración conocida en Oriente con el nombre de La Paz del Manganeso, abortó.
Desde agosto de 1893 comenzó a colaborar con José Martí en lo que posteriormente se conocería como el Plan Fernandina. Tres meses después, en noviembre, estuvo en Cuba clandestinamente, para lo cual desembarcó por Cienfuegos con el pasaporte de su cuñado Ramón Cabrales.
Después de permanecer unos días en Santiago de Cuba, se trasladó para La Habana y posteriormente a Cárdenas. A finales del propio mes reembarcó por Cienfuegos.
El 15 de marzo de 1895 partió de Puerto Limón, Costa Rica, en el vapor Adirondack, acompañado por 22 expedicionarios, entre ellos el mayor general Flor Crombet, quien fungí́a como jefe de la expedición.
La nave, que se dirigía a Nueva York, dejó a los patriotas en la Isla Fortuna, en las Bahamas donde abordaron la goleta Honor para desembarcar por Duaba, Baracoa, el 1 de mayo de 1895. Ese día sostuvieron el primer contacto con el enemigo y fueron perseguidos tenazmente.
El día 8, un encuentro con una emboscada montada por los guerrilleros en La Alegría, hizo que el grupo se dispersara y, tras marchar a pie 186 km, desde el punto de desembarco, logró hacer contacto con un campamento cubano en Bella Vellaca, el 18.
El 5 de mayo de 1895 tuvo lugar su histórico encuentro con Martí y Gómez en el ingenio La Mejorana, donde se trazó la estrategia a seguir.
Maceo quedó al mando de la provincia oriental, dándose a la tarea de organizar sus fuerzas. El 18 de septiembre de 1895, la Asamblea Constituyente de Jimaguayú lo nombró lugarteniente general del Ejército Libertador.
En octubre organizó la columna invasora y el 22 de octubre de 1895 salió al frente de ésta, desde Mangos de Baraguá, iniciando simbólicamente la invasión a occidente. Con 50 años de edad, Maceo cabalgó, en tres meses, un total de 424 leguas y sostuvo 27 combates.
El 10 de marzo de 1896, en el campamento de Galeón, se encontró con Gómez, quien le llevaba a la infantería oriental bajo el mando del entonces General de Brigada Quintí́n Bandera. Después de atacar a Batabanó, en La Habana, cruzó la trocha de Mariel a Majana, el 15 de marzo de 1896, para dar comienzo a su segunda campaña en la provincia pinareña.
Del 13 de febrero al 13 de marzo, realizó 20 acciones combativas en las provincias de La Habana y Matanzas. Cumpliendo órdenes de Gómez de reunirse con él para juntos hacer frente a la crítica situación provocada por las injerencias del Consejo de Gobierno en los asuntos militares, en la madrugada del 4 de diciembre de 1896 burló la trocha de Mariel a Majana, cruzándola por mar, en un bote, por la bahí́a de Mariel. Ya en territorio habanero, se dirigió al campamento de San Pedro, cerca de Punta Brava, con la idea de organizar un ataque a Marianao con las tropas de esta provincia.
Cerca de las tres de la tarde del 7 de diciembre de 1896 irrumpe el enemigo en pleno campamento mambí́, lo que encolerizó a Maceo, quien despertó al escuchar el estampido del fuego de los fusileros. Los jefes y oficiales pasaron de la defensa del campamento a la contraofensiva, acompañados por otros combatientes.
Maceo ordena intentar desalojar al enemigo decidido a llevar el combate hasta el final, e inicia un avance paralelo a la lí́nea española para continuar el ataque. Una cerca de alambres oculta por la hierba altísima, le cierra el paso. Ordena que corten los alambres y encarga a Pedro Díaz que flanquee, ahora por la derecha. Seguidamente Maceo es alcanzado por un proyectil que le penetra por el lado derecho de la cara, cerca del mentón, y sale, con ruptura de la arteria carótida, por el lado izquierdo del cuello.
Panchito Gómez Toro, hijo del General Máximo Gómez, su ayudante, que por estar herido quedó en el campamento, sale, con un brazo en cabestrillo y prácticamente desarmado, en busca del cadáver de su jefe. En un gesto supremo de devoción y lealtad va a morir a su lado. Fue ese un día aciago para la Historia de Cuba.
Un grupo de valientes, encabezados por Juan Delgado, pudo recobrar los cuerpos del Lugarteniente General y de su ayudante.
El General Antonio Maceo y Grajales, que fue héroe victorioso de cientos de combates, cuyo cuerpo exhibía 27 cicatrices como prueba de su bravura y coraje en la lucha donde se ganó el nombre de Titán de Bronce, cayó en un encuentro inesperado el 7 de diciembre de 1896 en las cercanías de Punta Brava, en la Finca San Pedro, al norte de La Habana. Los cadáveres fueron enterrados secretamente en la finca El Cacahual, cerca de Santiago de las Vegas. Se levantó allí un complejo monumental inaugurado el 7 diciembre de 1900.
Al recibir la terrible y dolorosa noticia el General en Jefe del Ejército Mambí, Máximo Gómez y el Jefe del Estado Mayor, General José Rogelio Castillo, decretaron 10 días de luto y en el comunicado decían: “La patria llora la pérdida de uno de sus más esforzados defensores; Cuba el más glorioso de sus hijos y el Ejército al primero de sus generales”.
Y este día, 7 de diciembre, fue declarado Día de Duelo Nacional, seleccionado por la República libre y democrática para recordar y honrar no solo al General Antonio Maceo y Grajales, sino a todos los valientes mambises que cayeron en el campo de batalla, luchando gloriosamente por la libertad de Cuba, muchos de cuyos nombres quizás no se recuerdan.
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