Milton Hershey  y su apuesta por Cuba

Written by Libre Online

20 de mayo de 2025

A 80 años de la muerte de un amigo de los cubanos (Final)

Por Rafael Jesús de la Morena Santana

La comunidad ejemplar

El pueblo que Hershey fundó en Cuba, era una comunidad incomparable. Este tipo de localidad trasplantada desde Estados Unidos tenía precedentes en la Isla, en centrales y centros mineros de norteamericanos, pero sus dimensiones y calidad fueron superiores. Esta urbanización, interrelacionada con las fábricas y la red ferroviaria, formó un original conjunto culminado en 1930.

El batey del Hershey albergó a los empleados con sus familias. Las viviendas presentaron un diseño arquitectónico destinado a la comodidad: Casas de madera y piedras con techos de tejas verdes de dos y cuatro aguas, y chimeneas. Adaptadas para un clima cálido: puntales altos, amplios dormitorios, salón de lectura, sala de invitados, protegidas con vidrio y telas metálicas. El sistema de servicio incluía baño intercalado, cocina, electricidad, climatización, agua potable y conductos al alcantarillado. El portal y las áreas verdes completaban el inmueble.

Se diseñaron calles simétricas con aceras bordeadas de árboles. Contaba con hotel, oficinas, comunicaciones por telégrafo y teléfonos, escuela, un parque de diversiones, un cine-teatro, tiendas. Una casa de socorros para la atención primaria de salud y las urgencias, con ambulancia incluida. Se armó una Banda de Música. El deporte no podía faltar, se crearon un campo de golf y uno de béisbol, este último llegaría a tener relevancia nacional (6). En su crecimiento, el asentamiento albergaría hasta tres mil habitantes, de Matanzas, La Habana y norteamericanos.

La escuela era una pieza imprescindible, Milton financió su construcción, equipamiento, y salarios de los maestros. Los educadores cubanos y los norteños del batey, recibían un pago por encima de la media del de los maestros de las instituciones educativas públicas del país. Este crisol donde se fundían las culturas latina y anglosajona, formó a miles de jóvenes de la Isla. 

Hershey eliminó el “tiempo muerto” entre zafras, procuró ocupaciones para sus trabajadores en las diferentes inversiones de Santa Cruz. Él decía que en el campo y las fábricas hay muchas tareas que realizar: Labores de limpieza, mantenimiento, reparaciones, ampliaciones y modernizaciones. Aseguraba las faenas de siembra de caña y las atenciones culturales para garantizar las cosechas. El historiador Ramiro Guerra le hizo justicia al expresar: “…dicho sea en su honor, Míster Hershey es el hacendado que ha pagado siempre salarios más altos en Cuba”. 

Milton estimulaba a los campesinos a cultivar parcelas, para cosechar viandas, hortalizas y frutas para la localidad. Se practicaba el ensilaje con los residuos cañeros para forraje del ganado. Se aprovechaban las mieles sobrantes y los mostos de desecho como materia prima para usos domésticos y productivos, ya fuese como alimento animal o para vinos, alcoholes y vinagres.

La integral reparación del Central entre los meses de junio y noviembre, le garantizó estar entre los primeros puestos del país por el volumen de producción de azúcar crudo y refino. En su máxima capacidad el Hershey llegó a producir 500 mil sacos de azúcar de 325 libras por zafra, con un aprovechamiento del 90% de la capacidad de molida de 600 mil arrobas de caña diaria.

Cuando la crisis de los años 20, Hershey permaneció en su bregar, con estabilidad económica, mantuvo funcionando el Central Hershey contra el viento y la marea. Asimismo, las propiedades de Hershey funcionaron durante la crisis de 1929 al 33. A pesar de la restricción azucarera del gobierno de Machado, se las ingenió para una actividad productiva sostenida y sin afectar de forma significativa a la empleomanía. Nunca se declaró en quiebra.

El intenso huracán del 20 de octubre de 1926, destruyó el 65 % de las viviendas del poblado, afectó las instalaciones del Central, el Ferrocarril, la Destilería, el Puerto, y perjudicó las cosechas, el ganado y las vidas humanas. Milton ordenó reparar los daños de inmediato, y proporcionó los recursos necesarios para poder restañar con rapidez las heridas del desastre.

Por iniciativa de la administración del Central eran organizadas verbenas, tómbolas y ferias, de las recaudaciones de estos eventos, salió el dinero para construir el templo para la población católica, que cada domingo participaba en la celebración de la eucaristía en la Glorieta, en un improvisado altar preparado por los devotos de batey. En la nueva casa de Dios se celebró la primera misa en 1948. La Iglesia del Hershey fue consagrada a la Virgen María, “Nuestra Señora de la Concepción”.

Milton adquirió los Centrales San Antonio de Madruga y Rosario en Aguacate, en el segundo construyó una escuela para huérfanos, allí podrían aprender técnicas agropecuarias, él consideraba el monocultivo un error y exigió que los niños recibieran una instrucción integral sobre diferentes cultivos y aprendieran los métodos agrícolas y de desarrollo ganadero más avanzados.

Por sus aportes a Cuba, mereció el reconocimiento oficial. En 1921 fue invitado a una audiencia en el Palacio Presidencial por el Presidente Mario García Menocal. En 1924 fue elegido Hijo Adoptivo y Ciudadano de Honor de Matanzas, y en 1933 condecorado con la Gran Cruz de la Orden Nacional “Carlos Manuel de Céspedes”, el más alto honor otorgado por el Gobierno y el pueblo cubanos.

Milton Hershey, Cuba, la Segunda Guerra Mundial

El Central Hershey, fue clave cuando la Hershey fue elegida proveedora de chocolate a los soldados americanos que combatían en la Segunda Guerra Mundial. La producción de azúcar de las zafras desde 1943 a 1945 en Santa Cruz del Norte, se utilizó en Estados Unidos en producir chocolates para las Fuerzas Armadas, la barra formó parte de la Field Ration D y de la Hershey’s Tropical Bar. En 1939 la planta de Hershey producía 100.000 barras de chocolate al día, en 1945 su capacidad de producción se había incrementado hasta 24 millones de barras a la semana, empleando en la mezcla con el cacao, el azúcar refino santacruceño.

Este aporte a los triunfos de los Aliados sobre el Eje, le valió a Milton Hershey el reconocimiento del Presidente Franklin Roosevelt. Le fue otorgada a la compañía por sus servicios distinguidos en la guerra, cinco condecoraciones del Ejército tipo E, por la calidad y cantidad de su producción. 

Milton Hershey murió a la avanzada edad de 88 años, el 13 de octubre de 1945, su familia recibió las condolencias del Presidente de los Estados Unidos de América Harry S. Truman, pero el luto de su Patria llegó allende las fronteras, hasta un lejano poblado de Cuba. Allá, en Santa Cruz del Norte, quedó su impronta en nuestra Patria, donde su ferrocarril, sus fábricas, sus jardines y su pintoresco batey fueron un regalo al pueblo cubano que perpetuará su memoria para la eternidad.

El desenlace de la Magia de Hershey

Desapareció El Rey del Chocolate, y su sede en Cuba cambió de dueño, primero pasó a la Cuban-Atlantic Sugar Company, del Chase Manhattan Bank de Rockefeller, y en 1957 al magnate azucarero cubano Julio Lobo. Ellos respetaron las ideas del fundador, nadie se atrevería a eliminar tradiciones socioeconómicas, que durante decenios habían dado magníficos resultados.

Pero en 1959, una Revolución que tomó el desastroso camino del socialismo, se robó el ingenio y las demás propiedades. Todavía, gracias al personal formado bajo Hershey, por varios lustros continuó como un bastión de la industria. Pero la decadencia inherente al sistema se impuso, y en el año 2002 por la “Tarea Alvaro Reynoso”, se paralizó el “Camilo Cienfuegos” y se comenzó a desmantelar, los comunistas destruyeron la obra de un artista de la economía. Las otras fábricas quedaron cerradas o a bajo nivel productivo y el batey, hoy un poblado fantasma, es la sombra ruinosa de un pasado de esplendor.

A 80 años de la desaparición física de Milton Hershey, no importa que el Central ya no exista, las personas aún le dan el nombre de su fundador a la heredad que hace más de un siglo su genio creó, la gratitud es una virtud que ha vencido la prueba del paso del tiempo, y podemos decir con firmeza: un día, más temprano que tarde, volveremos a reconstruirlo y tomaremos cumplido desquite del enemigo, porque este pueblo no te ha olvidado Milton Hershey, del polvo de tu obra siempre renacerá tu recuerdo.

Temas similares…

0 comentarios

Enviar un comentario