Por José “Chamby” Campos
Mis intenciones cuando escribí esta columna era poder festejar la victoria de “Las Panteras de La Florida”, el equipo local de Hockey sobre Hielo.
Esta franquicia nació en el downtown de esta ciudad, en la antigua arena que compartían con Los Miami Heat y el equipo de baloncesto de la Universidad de Miami. En la temporada que comenzó en 1998 se mudaron para la ciudad de Sunrise en el condado Broward donde han residido desde entonces.
La victoria que esperé no llegó y debido a que el cierre del semanario ocurrió antes del próximo encuentro, puede que cuando usted reciba este artículo tal vez el conjunto ya sea campeón mundial. De ser así nuestra comunidad se convierte en la sexta área del país que es coronada en los cuatro grandes deportes estadounidenses; Béisbol, Básquetbol, Football Americano y finalmente Hockey sobre hielo. Las otras cinco metrópolis en lograrlo son en orden alfabético; Boston, Chicago, Los Ángeles, Nueva York y Filadelfia.
En otras ocasiones he escrito sobre cómo las celebraciones en nuestra ciudad, además de haber sido bien concurridas por el público nunca hemos tenido una fatalidad ni los negocios han sido víctimas de robo o incendios como ha sucedido en las otras cinco regiones.
La primera vez que los aficionados festejamos un triunfo de esa magnitud a nivel profesional fue en enero del año 1973. Los Dolphins acababan de concluir la única temporada perfecta en la historia de cualquier deporte pagado, derrotando a Los Washington Redskins en el Súper Bowl número siete.
La celebración comenzó con la llegada del equipo al aeropuerto de Miami. En exceso 10,000 seguidores le dieron la bienvenida. Pancartas y gritos de alegría dominaron el escenario.
Nunca hubo una parada por el hecho de que la ciudad de Miami no tenía edificios suficientemente altos para poder saludar a los jugadores cuando desfilaran. Tampoco se pudo planear algo tan rápido ya que los miembros de la escuadra se marcharon de Miami.
Hubo caravanas por las principales avenidas de la ciudad, en particular alrededor del afamado Orange Bowl. Por separado, coaches y jugadores festejaron en sus respectivos barrios.
Al año siguiente, Don Shula y sus muchachos continuaron la tradición ganadora venciendo a Los Vikingos de Minnesota en el octavo Súper Bowl.
Después de una sequía de 23 años, otra franquicia local nos trajo otro gran trofeo. Esta vez el deporte fue el béisbol y la supremacía vino a través de La Serie Mundial del año 1997. Los Florida Marlins, en aquel momento todavía no llevaban el nombre de Miami en el frente del uniforme, superaron a Los Indios de Cleveland cuatro partidos a tres, de ese modo coronándose Campeones Mundiales.
En ese momento la demográfica del sur de la Florida había cambiado y los hispanos parlantes habían aumentado tremendamente. También el deporte era familiar para la nueva generación de residentes del condado a diferencia de el de 1972 cuando el Football Americano era desconocido por muchos.
Para añadirle una pieza más, el “Jugador Más Valioso” de ese certamen fue el lanzador cubano Liván Hernández. Como homenaje a su nueva ciudad dejó para siempre la expresión “I Love You Miami”, que recorrió el mundo entero.
La celebración de esta conquista comenzó en la calle Flagler y la avenida Miami; arterias que son el punto de partida de la ciudad. Una divide el sur del norte y la otra, el este del oeste. De ahí se dirigieron al oeste para bajar por la calle 8 y entregarle a la comunidad hispana y en particular la cubana, a su héroe del momento.
Significativo que Liván, dos años después de haber salido del infierno castrista, fuera pieza tan importante para el bastión del exilio cubano. Otro ejemplo de un inmigrante triunfando en la tierra más benévola del universo.
Después de una parada en bote a través del río de Fort Lauderdale, el equipo culminó la fiesta en el estadio que los vio coronarse y donde más de 50,000 personas se dieron presente.
Siete años más tarde bajo otra administración los peces volvieron a triunfar y la fiesta fue igual. Solo que para ese tiempo se sumaron la ciudad de Hialeah y la vecindad de Westchester que brindaron sus “paradas no oficiales” a través de las calles 49 y Bird Road respectivamente.
El Miami Heat nos dio el primer campeonato en el 2006 sumando el baloncesto a los banderines que los otros deportes nos habían proveído anteriormente.
Pat Riley cumplió su promesa de no solo traernos un campeonato, pero de que Biscayne Boulevard sería la anfitriona de la fiesta. Por la gran avenida desfiló el ómnibus que llevaba a los jugadores. Incluso Shaquille O’Neal se bajó y caminó más de una cuadra dentro del público hasta llegar a la arena como prueba de que quería compartir con ellos.
Durante la época de los “3 Grandes”, Los Heat obtuvieron el título dos veces más y al igual que anteriormente las celebraciones culminaron en la Arena del downtown.
Han transcurrido 11 años desde el último triunfo y por ende la última celebración. Espero que cuando esta edición llegue a los estantes o en los próximos dos partidos restantes, Las Panteras sean las poseedoras de La Copa Stanley, símbolo de campeones mundiales en Hockey.
Al igual de los cambios que hemos presenciado desde que Los Dolphins se coronaran en 1973, sería interesante ver que el máximo trofeo del deporte más “frío” terminara en una vitrina en “La Capital del Sol”.
¿Cómo será la celebración?
No tengo duda que será bien concurrida y segura. Existe el precedente que siempre ha ocurrido así en el pasado por lo tanto el futuro es prometedor.
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