A mis hijos y nietos en especial a Stevens Michael, mi sueño hecho realidad.
Cuando tenga que marcharme al infinito, no derramen ni una lágrima, no estéis tristes, ¡los he amado tanto!.
Solo deseo den gracias a Dios, por el tiempo tan hermoso que me permite disfrutarlos. No derramen ni una lágrima. Yo he sido feliz.
¡Gracias, señor Dios!
Quiero sigan sus vidas alegres, que sean fuertes y buenos, para extender sus manos y apretar las débiles de un necesitado.
Mi pequeño jardín de rosas, que he cultivado en mi amor, en mis alegrías, mis oraciones y mis silencios.
Pero tal vez, de tanto protegerlos… Un día se me dañaron algunos pétalos, quizás se lastimaron un poco, pero recé tanto que logré se abrieran de nuevo con más fuerza… Aquellos pétalos lastimados, haciéndolos más bellos y más brillantes.
Y de nuevo, toda su fragancia inundaba mi alma.
No derramen ni una lágrima. Yo soy feliz. Y veo ante mí un cielo hermoso, abierto, en donde me esperan con amor y me permitirán cuidar para siempre a mi pequeño jardín de rosas.
Marta González -Pérez
Hialeah, Fl.
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