Nací en el barrio de Pueblo Nuevo, en la ciudad de Matanzas, Cuba. A los 6 meses de nacido mis padres me llevaron a vivir a la finca San Andrés, en el Valle de Yumurí, que era propiedad de mi abuelo Andrés Tápanes Espino.
Mi hermano Luis Tápanes Estrella es tres años mayor que yo. Junto a él, a medida que fui teniendo uso de razón, aprendí a contemplar la naturaleza que nos rodeaba: el río que atraviesa el valle de Yumurí, del mismo nombre, la Cueva del Indio, la empedrada carretera de Chirino por donde transitaba el único autobús que nos podía llevar a la ciudad de Matanzas. Allá, a lo lejos, las inolvidables montañas: El Pan de Matanzas, El Palenque, la Loma Blanca y otras que formaban el valle.
Mi hermano Luis y yo asistíamos a la Escuela # 24 de la que eran sus principales profesoras: Julia Madruga y Concepción Castro y que supervisaba el inspector escolar Dr. Demetrio Pérez Arencibia, abuelo del actual director de LIBRE, el Dr. Demetrio J. Pérez. El Dr. Pérez Arencibia era una respetada personalidad del Sistema Escolar de Matanzas de aquella época.
Desde sus primeros años en la escuela mi hermano Luis se destacaba y obtenía las más alta calificaciones en todas las asignaturas. Recuerdo que varias veces lo llevaron a la ciudad de Matanzas a competencias de ortografía y otras materias, y siempre salía triunfante. En casi todo se destacaba. Unos años después estudió para reparar radios y televisores por correspondencia en la prestigiosa escuela National Schools que tenía sus oficinas centrales en Los Ángeles, California.
Ya teniendo yo 12 años, mis padres fijaron su residencia de nuevo en la ciudad de Matanzas y allí mi hermano Luis continuó los estudios de locución, y con los libros que él estudiaba, también estudiaba yo. Eran diccionarios de sinónimos y otros diccionarios y principalmente un libro que yo considero La Biblia del locutor. Lleva por título Oratoria Radial, que escribió una estrella de la locución cubana que fue Modesto Vázquez González.
En nuestra inolvidable Matanzas mi hermano Luis demostró sus cualidades como actor. Tomó parte en varias obras teatrales con el grupo teatral Atenas que dirigía Roberto Cazorla, un gran actor, poeta, escritor y director radicado desde hace muchos años en Madrid.
Aún residiendo en Matanzas mi hermano Luis viajó a La Habana para recibir clases de arte dramático de la afamada profesora Irma de la Vega. A pesar de los años transcurridos él recuerda a muchos de sus compañeros en el arte que lo acompañaron en aquella casi aventura juvenil que fue la época teatral matancera.
Ente ellos estaban: Barlán Oramas, José de la Cruz, Ely López, Humberto Reyes, Chabela Fontal, Clarita Expósito, José Enrique Ramos, Carlitos Rosales y las hermanas Maura y Sarah Sánchez.
El grupo teatral que dirigía Cazorla presentó en aquella época obras muy importantes: “La Sirena varada”, de Casona, “Pasajeros cada siete días”, “Cuando las flores se equivocan”, “La ramera respetuosa”, inmortal obra de Sartre, y muchas otras.
En la actualidad mi hermano Luis está jubilado, pero hasta hace un tiempo laboraba en la radioemisora La Poderosa donde mantuvo espacios musicales, y antes también en la RHC Cadena Azul como “Ecos y Recuerdos Porteños”. En muchos de sus espacios musicales intercalaba una interesante sección titulada: “En Defensa del Idioma”, donde señalaba los más frecuentes errores que cometían algunas personas que hablaban en público o escribían en periódicos y revistas.
Anteriormente animó varios programas musicales en horas de la noche en la emisora miamense WCMQ.
Actualmente sigue mi admiración por mi hermano Luis, esa admiración que a veces sienten los niños por sus hermanos mayores, por el sólo hecho de que pueden hacer cosas que ellos no son capaces de ejecutar, pero mi admiración está muy bien fundada, pues con el tiempo he podido comprobar su inteligencia en muchas facetas de la vida.
Ese es mi hermano Luis.
Raúl Tápanes Estrella
Miami Beach, Fl.
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