Cuentan que en la India hace mucho, mucho tiempo, vivía en una humilde choza un anciano con su hijo, un criado y un perro. Todos vivían con poco y eran felices. Era una familia trabajadora y bondadosa, pero un día el Dios Brahma quiso ponerles a prueba.
Comenzó a llover con mucha fuerza. Tanto, que ninguno de ellos se atrevía a salir de la choza. Tenían pocos víveres, pero aún guardaban cuatro grandes hogazas de pan, uno para cada uno de ellos, incluido el animal.
A los pocos días de comenzar la lluvia torrencial, llamó alguien a su puerta. Al abrir, se encontraron con un mendigo hambriento que pedía algo de comida.
– Dale mi pan- le dijo al criado el anciano- Él no solo está hambriento, sino que además no tiene un techo para protegerse.
Y el criado le dio al mendigo el pan del anciano.
Siguió lloviendo con fuerza sin parar, y una semana después, el mendigo volvió a llamar a la puerta. En esta ocasión, el anciano dijo al criado:
– Dale tu pan, porque tú eres joven y él mayor. Lo necesita más que tú.
Y el criado le dio con alegría su pan. Y a la semana siguiente el mendigo volvió a pedir ayuda, ya que seguía lloviendo. El anciano dijo entonces al criado:
– Dale el pan de mi hijo. Él es aún un niño y así aprenderá a ser caritativo con los más necesitados.
Y el criado obedeció. Pero siguió lloviendo, y una semana después, apareció de nuevo el mendigo. Ya solo les quedaba una hogaza de pan…
La identidad del
misterioso mendigo
– Dale el pan del perro- dijo el anciano al criado- Aunque él no lo entienda, ya será recompensado.
El criado obedeció y fue a por el pan del animal. Al llevárselo a la puerta al mendigo, de pronto sus harapos cayeron al suelo y una intensa luz envolvió al hombre. No era un mendigo: ¡Era el Dios Brahma! El criado se quedó petrificado, mientras que el Dios Brahma extendía la mano para ofrecerle unas extrañas semillas:
– Habéis demostrado vuestra infinita bondad con los necesitados y quiero recompensaros. Toma estas semillas y dile a tu amo que las siembre. Con ellas, jamás pasará hambre.
El criado vio cómo el gran Brahma desaparecía y fue corriendo a contarle lo que había pasado a su amo, pero cuando éste acudió a verlo, ya no estaba. Sin embargo, al día siguiente dejó de llover. Salió el sol, y el anciano sembró las semillas que Brahma les había dado.
A los pocos días, comenzó a crecer un árbol de fuerte tronco y largas ramas. Y en ellas crecieron unos frutos muy grandes que tenían la forma de hogazas de pan. Fue el primer árbol del pan.
Reflexiones
sobre esta
leyenda India
‘El árbol del pan’
Este árbol, el ‘árbol del pan’, crece en la India y esta es una curiosa leyenda en torno a él. A este árbol también se le conoce como Castaño de Malabar, Guampán, Guapén o Pan de pobre. Sus frutos son verdes y muy grandes. Pueden llegar a pesar hasta 6 kilos cada uno.
De estos frutos se consigue una harina similar a la del trigo y con ella se puede elaborar el pan.
La recompensa: Los protagonistas de esta hermosa leyenda del árbol del pan fueron recompensados por el Dios Brahma al demostrar su inmensa bondad y caridad. Llegaron a ofrecer a un necesitado absolutamente todo lo que tenían, una muestra de sacrificio que después sería recompensada con gratitud por el Dios Brahma.







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