Mi amada ciudad, de donde partí, forzado por la cólera comunista, hace 60 años, está en llamas, literalmente. La fuerza de los elementos, quién sabe por qué, depositó una descarga eléctrica (un rayo) de tan expansiva magnitud, en uno de los tanques que almacenaba petróleo, que provocó un incendio infernal. Las imágenes que nos traen los servicios noticiosos, son, más que dantescas, aterradoras, por sus potenciales secuelas futuras. No es justo. Los matanceros, y Cuba en general, ya han sufrido suficiente, más bien, demasiado.
¿Obra de la naturaleza? Todo parece indicar que así fue. Pero sólo parcialmente. También está presente el elemento de ineptitud humana, en este caso gubernamental. ¿No había pararrayos para proteger esos tanques de combustible inflamable, y a la ciudadanía, de este tipo de desastre? ¡Claro que los había! Y si los había, ¿por qué no funcionaron como era de esperarse? Algunos, dentro de los círculos internos del gobierno, buscando prontas excusas, señalan la posibilidad de un mal funcionamiento eléctrico en el sofisticado mecanismo de los pararrayos; sin embargo, todos estos sistemas de protección contra poderosas descargas eléctricas naturales, incluso los primitivos, contienen baterías de emergencia. ¿Por qué no aquí? Por la simple razón de que, en un país de estructura caótica, donde nada funciona, este tipo de cosas no reciben la atención ni el mantenimiento necesarios por falta de recursos y por abandono colectivo. Cuba es ese país. Una nación a la deriva, dependiendo de una generosa mano ajena para su subsistencia.
La primera reacción del gobierno fue acudir a la ayuda internacional. Muchos respondieron, entre ellos, Estados Unidos, cuya oferta fue ignorada. Sus compañeros ideológicos, Venezuela y México, enviaron una veintena de hombres cada uno, que, a pesar de sus esfuerzos, al quinto día, no habían podido reducir el incendio. En estos momentos, miércoles 9, las columnas de humo negro se agigantan expandiéndose rápidamente. Ya cubren La Habana y Pinar del Río y amenazan con abarcar el Golfo de México. Las consecuencias climatológicas, el daño ecológico, la probable amenaza a la salud de millones de personas, a los animales, a la agricultura, tendrán, inevitablemente, una dimensión trágica debido a los componentes tóxicos contenidos en la humareda, como el sulfuro, el nitrógeno y el monóxido de carbono.
El puerto de Matanzas, por su calado y sus muchas facilidades, es de suma importancia para la quebrantada economía cubana. Es el punto principal para recibir el crudo y el combustible importado. Las implicaciones, inmediatas y futuras, tendrán marcado relieve en la economía y la política del país. El descontento popular, ya creciente por los apagones y las muchas carencias, se acrecentará más rápidamente.
Si la situación previa a la explosión era desesperada, la que comienza después de ella tendrá consecuencias incalculables en una sociedad cansada de tantas calamidades y ansiosa de un cambio político.
Con cuatro de los tanques fuera de servicio por un largo tiempo, la falta de combustible, y de energía eléctrica, consecuentemente aumentarán los apagones a nivel nacional, puesto que la planta termoeléctrica Antonio Guiteras, la más potente de Cuba, situada a menos de un kilómetro del incendio, que produce electricidad para todo el país, ha sido temporalmente paralizada, y, cuando se reactive, no tendrá el crudo necesario para su operación, ya que que la producción doméstica está conectada directamente por oleoducto a Matanzas, con una capacidad máxima de poco más de 2 millones de barriles y no habrá acceso al crudo importado.
En la opinión de Jorge Piñón, un ingeniero experto venezolano, profesor de la Universidad de Texas, en Austin, los daños de la explosión, seguramente, han causado serios daños a tanques, oleoductos, y válvulas, lo que hace más difícil recibir cargamentos que solían llegar por barcos a Matanzas para su procesamiento.
En un país donde las cosas normales, habituales, se hacen difíciles y complicadas, la presente crisis toma un carácter de imposibilidad. El gobierno tiene pocas opciones para sofocar el incendio que hoy consume el petróleo, y mucho menos para enfrentar la gran crisis económica y social que se le avecina como consecuencia del rayo fatal que impactó el tanque. El futuro inmediato de Cuba, muy similar al pasado, pero mucho peor, infortunadamente, se puede describir en simples términos: no luz, no gas, no alimentos, no medicinas.
El resultado en pérdidas humanas, de acuerdo a la información oficial, es una persona muerta, 125 heridos, y 16 bomberos desaparecidos.
¿Se pudo haber evitado? El acto, de naturaleza fortuita, de por sí, no. Es difícil luchar contra la fuerza de los elementos. Pero el resultado sí, de haberse mantenido el sistema de pararrayos en condiciones funcionales para realizar su trabajo.
El gobierno comunista tiene muchas preguntas que responder ante este desastre, y la primera sería, ¿desde cuándo no se les daba inspección, mantenimiento y reparación a esos equipos, ya de por sí viejos?
Pero, ¿quién haría la pregunta a un régimen despótico que se cree con el supremo derecho de no tener que responder a nadie?
Sin embargo, al margen de todos los detalles, permanece la presencia del siniestro, cuyo corolario pudiera ser fatal para un régimen que se tambalea azotado por los vientos de una economía que se cae a pedazos y una población que lo detesta.
Y tal vez, quizás, por un gesto irónico y compasivo del destino, el rayo misterioso, dentro de su poder destructivo, sea, al mismo tiempo, un rayo de esperanza para la liberación del pueblo cubano.
¡Qué así sea!
BALCÓN AL MUNDO
El autócrata Xi Jinping ha llegado a la conclusión de que la unificación de Taiwán y China, tiene que ser ya. Su posición de ayer, de una unificación pacífica, la ha desechado por una postura beligerante que incluye la invasión militar.
¿Por qué este cambio? Por realidades estratégicas. China ha llegado a la cumbre del arco. Ha logrado el status de gran potencia. Es un poder nuclear y económico, pero confronta serios problemas socio-económicos y demográficos, entre otros, que indican un descenso en su futuro. Por otra parte, ese crecimiento y fortalecimiento militar les hacen sentirse fuerte; y Xi entiende, que, si ha de tomar el camino del enfrentamiento militar para capturar Taiwán, tiene que ser ahora. La próxima década está muy lejana y tardía, y el avance tecnológico militar de EEUU, se distancia de su alcance.
Bajo estas premisas no resulta inapropiado, ni ilógico, afirmar que una guerra sobre Taiwán aflora en un horizonte cercano.
¿Cuándo? Pronto. Dentro de un marco límite de dos a cinco años. ¿Se puede evitar esta terrible confrontación? Probablemente. Pero requiere una rápida preparación de Estados Unidos y de Taiwán en el orden militar para hacerle entender a Xi Jinping las enormes consecuencias para China de una agresión a la isla.
También, de la misma manera que XI ha cambiado su política hacia la isla vecina, Estados Unidos debe cambiar la suya, y hacerle saber al mundo, en términos claros e inequívocos, su firme determinación de estar junto a Taiwán, militarmente, si la prevista invasión se produce.
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¡Mal que le ha salido la aventura rusa en Ucrania a Vladimir Putin! El martes de la semana pasada, un misil ucraniano, made in USA, hizo blanco en una base de la fuerza aérea rusa en Crimea, donde se almacenaban enormes cantidades de municiones y combustible, mas docenas de aviones y helicópteros. Los daños han sido de gran magnitud, incluyendo la destrucción de 9 aviones y varios helicópteros. Sin embargo, el ministro de Defensa ruso dice que un accidente dentro de la base fue la causa de la explosión, lo mismo que dijo cuando otro misil ucraniano hundió el crucero “Moscú” en aguas del Mar Negro hace tres meses.
El Pentágono estima que Rusia ha sufrido entre 70 y 80 mil bajas hasta el último día de Julio, entre muertos, heridos, y prisioneros. También afirma que la fuerza invasora ha perdido más de mil tanques y docenas de aviones y helicópteros.
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En julio la tasa inflacionaria bajó de 9.1 a 8.5% lo que representa un ligero alivio para el consumidor. ¿La razón? La baja en el precio del petróleo. ¿Continuará el descenso? Depende de lo dicho. El crudo, que se comercia y se valora en una fórmula usada a nivel mundial, es altamente volátil. Muchos factores lo afectan y los gobiernos tienen poca influencia sobre ellos.
La inflación seguirá bajando si el gobierno se disciplina y detiene el derroche monetario que la puso en marcha.
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