María Félix en La Habana

Written by Demetiro J Perez

17 de septiembre de 2024

Por Álvaro J. Álvarez. Exclusivo para LIBRE

María de los Ángeles Félix Güereña, nació en Álamos, Sonora el 8 de abril de 1914, aunque a los tres años su familia se mudó a Guadalajara. Su padre Bernardo Félix Flores fue militar y político y su madre Josefina Güereña Rosas, tuvieron 12 hijos, 6 hembras y 6 varones.

Mejor conocida como María Félix, fue una muy famosa actriz mexicana. Es considerada una de las figuras femeninas más importantes de la llamada Época de Oro del Cine Mexicano. También fue considerada una de las mujeres más bellas del cine de su tiempo y uno de los máximos mitos eróticos del cine de habla hispana. 

Se casó en 1931, teniendo 17 años, con el ingeniero Enrique Álvarez Alatorre, en 1934 nació su único hijo Enrique Álvarez Félix. Su matrimonio no fue muy agradable por lo celoso de su esposo, al fin se divorciaron en 1938. Su hijo Quique fue secuestrado por su padre. Luego de recuperarlo, María lo envió a una academia militar en Toronto, Canadá.

En 1943 se casó con el cantante de trío Calaveras, Raúl Prado Gutiérrez y en 1944 se divorciaron de mutuo acuerdo. (Nota: he visto el acta de matrimonio y dice que María tenía 24 años, si eso era exacto, ella nació en 1919 y no en 1914. Además, ella nunca habló de este matrimonio, pero Teresa de Jesús Marín, sobrina de Raúl si lo confirmó). 

En 1943 fue la protagonista de la película mexicana Doña Bárbara, que fue la que la llevó al estrellato.

María Félix conoció a Agustín Lara gracias a que un amigo en común los presentó porque sabía que ella era una gran admiradora del compositor. Desde su primer encuentro, ella se dispuso a conquistarlo, pues le maravilló la personalidad e inteligencia de su futuro esposo. 

Ambos estaban completamente enamorados y disfrutaban de su relación, no obstante, unos meses después los problemas comenzarían a absorber su amor y ella empezó a buscar la forma de terminar su romance.

El Flaco de Oro era una persona muy celosa con su pareja y siempre encontraba la forma de reclamarle el no salir de su casa o que recibiera cosas de hombres que sabía que la pretendían, por lo que ella decidió buscar de qué forma podía devolverle las quejas.

María se enteró de que su novio la engañaba con una de las bailarinas de un centro nocturno en el que él trabajaba, así como se dio cuenta de que Lara coqueteaba con las mujeres que lo rodeaban a donde fuera, pero no se dejó llevar por el enojo y le pidió a su madre consejos sobre cómo terminar su relación. Su mamá le dijo que ella no se caracterizaba por ser una persona normal, así que lo más inteligente era casarse y, después de haber obtenido lo que quería de él materialmente, divorciarse.

Se casaron en 1945 y dos años después se divorciaron, el romance no pudo superar los celos, el aburrimiento y el cansancio.

María enalteció a México, al consolidar su figura, como digna representante de la mujer mexicana ante todo el orbe, gracias a su rol protagónico en el cine europeo y mexicano. Con Pedro Armendáriz y Dolores del Río, representó a las máximas figuras del cine latinoamericano de las décadas de 1940 y 1950.

Conocida por el sobrenombre de La Doña, nombre que ganó a partir de su personaje en el filme Doña Bárbara (1943). También es conocida como María Bonita, gracias al himno compuesto, exclusivamente para ella, como regalo de bodas, por el compositor Agustín Lara. Completó una trayectoria cinematográfica que comprendió 47 películas realizadas entre México, España, Francia, Italia y Argentina.

Se había dicho más de media docena de veces que María Félix pensaba venir a Cuba, por eso cuando se anunció su vista esta fue recibida con cierto escepticismo, pero al saberse que había reservado una lujosa suite en El Hotel Nacional ya se le tomó en consideración. Lázaro Prieto que era el representante de sus películas había recibido fidedignas noticias del viaje a través de la Compañía Mexicana de Aviación diciendo que la artista estaba en Mérida y había reservado pasajes para La Habana. ¡Por cierto en esa época aparentemente estaba soltera!

Gaspar Pumarejo, dueño de Unión Radio decidió enviar a Francois Baguer (FB), su cronista teatral y cinematográfico a Mérida para escoltar a la actriz durante el viaje aéreo y como tema principal el poder entrevistarla para difundirla por la emisora, dando un palo radial a las otras plantas.

Pumarejo lo llamó el día 25 de octubre de 1949 y le comunicó que a las 4:20 pm debía estar en el aeropuerto. Este le contestó que tenía el pasaporte vencido, pero Pumarejo replicó, resuélvelo y corre para Rancho Boyeros. Precipitadamente hizo su maleta, fue al Ministerio de Estado resolvió el pasaporte, compró un ramo de flores, tomó un auto de alquiler, pero en el camino se dio cuenta que no llevaba dinero suficiente. Llamó a la emisora y Pumarejo envió a su hermano Enrique el administrador de la empresa le llevara dinero suficiente. FB se vio obligado a conseguir que el avión demorara su salida. Al fin cuando la nave despegó, 20 minutos tarde, FB llevaba sus dólares y su maleta, pero el ramo de flores no pudo acompañarlo porque Sanidad Vegetal se lo había impedido.   

El único pasajero que bajó del avión en Mérida fue FB. Enseguida que pudo compró un bello ramo de flores y se encaminó al hotel donde estaba La Doña.

¡Flores cubanas para una estrella mexicana! Se vio en la necesidad imperiosa de mentir, ¡Ah, esa Sanidad Vegetal que se había interpuesto a sus designios! Pero eso sí, lo hizo con elegancia.

María aprisionó el ramo y les dedicó unas sentidas diatribas a las rosas cubanas.

Al siguiente día, la actriz y Francois volaban hacia La Habana. Pumarejo le había pedido no se separara de ella y lograra entrevistarla pero la actriz no quiso y Francois tuvo que inventar otras excusas para tratar de quedar bien con su jefe.

Al abrirse la puerta del avión y aparecer su elegante y esbelta figura, el millar de personas que además de la prensa estaban esperándola, rompieron a dar gritos. Bajó del brazo de FB y cuando trataba de llegar hasta el auto, se le acercaban a tocarla y llegaron al extremo tal de tocarle sus glúteos en plena pista de aterrizaje, allí fue cuando ella llegó a exclamar muy molesta: “si llego a saber esto no vengo”.

Por fin se introdujo en el auto junto con Lázaro Prieto y partió hacia la ciudad.

Al otro día el diario Prensa Libre dio a conocer una caricatura en la que se veía una mano dentro de una caja de cristal con el siguiente pie: “Esta es la mano sagrada que tocó a María Bonita”. 

Ramón Vasconcelos, en su periódico Alerta: “Se cuentan cosas que nos ridiculizan y deprimen. Con el pretexto de conservar souvenirs suyos, hubo quienes le tiraron del cabello, quienes intentaron arrancarle pedazos del traje, llevarse un adorno a viva fuerza y lo que es más bochornoso, hacerla objeto de exploraciones groseras”.

La entrevista de marras, tan anunciada se tuvo que contentar con radiar la que el animoso FB le hizo en su suite del Hotel Nacional.

Esa primera visita a La Habana de la actriz mexicana se produjo la tarde del miércoles el 26 de octubre de 1949, tras haberse postergado varias veces. Los cinco días que duró su estancia se hospedó en el Hotel Nacional. En las ediciones del 30 de octubre y del 6 de noviembre la revista Bohemia dedicó varias de sus páginas a reportar todo lo acontecido con su viaje a La Habana. 

Desde que se conoció la noticia de su llegada al aeropuerto de Rancho Boyeros, la pista se llenó de admiradores de todos los sexos, edades y razas, que deseaban recibir a la popular actriz mexicana. Las cosas llegaron a tal punto, que el médico de Inmigración accedió a despachar en el mismo avión.

De hecho, durante esta primera visita los periodistas le preguntaron sobre Agustín Lara, el famoso compositor muy de moda en aquel momento. Su respuesta fue: “Yo deslumbro por la belleza que gentilmente me reconocen. Agustín se destaca por su talento. Existen momentos en que los encantos físicos no marchan en antagonismo con el intelecto”.

Todos querían invitarla y homenajearla. El presidente Carlos Prío Socarrás que llevaba un año en la presidencia la recibió en audiencia privada el jueves 27 de octubre.

El jueves 27 en el teatro América subió al escenario y dijo solamente: “Mírenme”.

El viernes 28 fue homenajeada en el cabaré Tropicana donde la recibieron entre mares de aplausos. Todos pedían que dijera unas palabras, pero solo accedió a ponerse de pie y dedicarles una sonrisa. Aunque dio una conferencia de prensa propiciada por Víctor Correa. Los bailables fueron amenizados por los Chavales de España y la orquesta de Adolfo Araco.

Tropicana repleto de personalidades del ámbito social y político, gracias a su presencia.

El sábado 29 fue invitada a un almuerzo en el restaurante Mulgoba en la carretera a Rancho Boyeros y por la noche fue agasajada por el senador y dueño del periódico El País, Alfredo Hornedo Suárez en su Casino Deportivo, donde la belleza y elegancia de todos los arreglos se destacó la figura de Hilda Martín.

Aquella llegada causó un revuelo enorme en las mentes de los radioemisores y patrocinadores de programas. Los de Crusellas en combinación con los de la CMQ iniciaron inmediatamente las gestiones para que la estrella se presentara en la audición estelar Cascabeles Candado (debemos aclarar que todavía no había TV en Cuba) por eso Omar Vaillant y Ramiro Gómez Kemp, altos jefes del Dpto. de Programación de esta emisora se entrevistaron con la artista y sus representantes como su productor Cesáreo González y su empresario en Cuba, Lázaro Prieto. Tanto ella como ellos dos aceptaron la invitación.

Enseguida comenzaron a radiarse durante todo el viernes 28 que el sábado 29 haría su aparición en Cascabeles Candado en su audición de la noche. 

La cosa se complicó cuando llegaron inquietantes rumores a CMQ que la firma rival Sabatés se había entrevistado con la actriz y tenían un contrato firmado con ellos para propaganda del jabón Camay que impedía su presentación en el programa del competidor. Los de CMQ no perdieron las esperanzas y los visitaron a los tres de nuevo y concluyeron que fuera primero al de Sabatés y luego al de Cascabeles Candado de Crusellas en CMQ.

En horas de la tarde del sábado tanto Unión Radio como la RHC Cadena Azul anunciaron que María Félix hablaría por la Novela del Aire la conocida audición que Sabatés patrocinaba en la emisora de Amado Trinidad. Por supuesto esto alarmó a los de Radiocentro y los de Crusellas, sin embargo, no perdieron las esperanzas. Desde las 6 de la tarde el público comenzó a llegar a las afueras del edificio y poco antes de las 8 cuando abrieron las puertas del estudio-teatro 2 una avalancha de hombres y mujeres se precipitó sobre ellos. En la calle miles de personas se mantenían alejados gracias a la cantidad de policías que habían tenido que contratar. 

Germán Pinelli estaba listo para presentar a La Doña, pero tuvo que presentar a Manolo Cores el jefe del Dpto. de Programas que tuvo que improvisar unas palabras para tratar de justificar la “indisposición repentina” de la actriz. 

En ese mismo momento la RCH-Cadena Azul anunciaba la indisposición de María Félix, por tanto, se cumplió lo que alguien que se decía enterado había dicho, que la afición de la actriz, en su patria y fuera de ella, era no asistir a los programas radiales que habían anunciado su presencia.

Mucho se ha hablado de María Félix, de su belleza y personalidad enigmática. Pero pocas veces se ha hablado sobre la calidad humana de La Doña, a quien siempre describen como una mujer de carácter fuerte, irreverente y distante.

Cuenta la leyenda que antes de aquella visita al Palacio Nacional, mientras su asistenta la peinaba, se puso a leer algunas de las cartas recibidas, en uno de los sobres que abrió al azar, había una medallita de la Virgen de la Caridad del Cobre. El autor de la misiva era un hombre que estaba encarcelado y “condenado a muerte”, acusado de haber asesinado al violador de su hermana, aguardaba su sentencia en Isla de Pinos. “Confío en que la Virgen me hará el milagro de que usted lea esta carta”. De esa manera el hombre le pedía a la actriz interceder por él ante las autoridades cubanas.

Ante la situación, La Doña se conmovió tanto que cuando el entonces presidente Carlos Prío Socarrás, le dijo que podía pedir lo que quisiera, ella aprovechó para pedir la libertad de aquel condenado a muerte. “Lo que yo quiero es que usted me regale un hombre, un condenado a muerte y le pedí el indulto para el preso de la medalla”.

Entonces, Prío Socarrás llamó a un coronel de su guardia, le dio la carta y delante de ella le pidió que se anulara la sentencia de muerte del preso, relata el canal de YouTube María Félix Blogs. La anécdota ha sido reproducida en las redes sociales.

Cuentan también que meses después La Doña recibió en México otra carta del hombre a quien le salvó la vida, agradeciéndole por haberle cumplido el deseo de liberarlo.

Aunque María Félix proyectaba una imagen de mujer fuerte e incluso se describió muchas veces a sí misma como egoísta, sobre todo en sus relaciones amorosas, las personas más allegadas a ella la recuerdan como un ser de un gran corazón, que solía resguardar a menudo para no mostrarse débil.

(Nota: Yo creo ese condenado no podía ser a muerte, según la Constitución de 1940. Título IV – Derechos Fundamentales. Art. 25- No podrá imponerse la pena de muerte. Se exceptúan los miembros de las Fuerzas Armadas por delitos de carácter militar y las personas culpables de traición o de espionaje en favor del enemigo en tiempo de guerra con nación extranjera).

Bella, la palabra no tiene un mero valor periodístico, sino gramatical. María Félix era bella, bella, nada de propaganda, pura realidad, simplemente bella.

La leyenda negra sobre ella, la crearon las circunstancias y la envidia personal y la envidia colectiva, todas esas pequeñas pasiones que van desde el celo comercial hasta el odio biológico, que la presenta como una estatua retocada, muy retocada, fría, altiva, vanidosa, engreída y poco inteligente. ¡Esa era la leyenda de María Félix! Y ¿cuál fue la realidad? Por lo menos en La Habana y con los cronistas teatrales fue exquisita. Tanto en la conferencia de Tropicana, como en las entrevistas privadas propiciadas por Lázaro Prieto, Álvarez Coto y Mario Appiani los gerentes de Zenith Films. La ofrecida en la comida que en su honor brindara Víctor Correa en Villa Mina. La de Mulgoba ofrecida por la Asociación de Empresarios, feudo de Álvarez Crespo. En todas se mostró muy gentil muy complaciente y paciente como para destacarse entre la experiencia de algunos redactores teatrales habaneros.

Muchas preguntas, algunas de indiscreción molesta, muchas fotos en diferentes ángulos, muchas solicitudes de autógrafos, todo fue admitido con paciencia benedictina, por María Félix.

En una de ellas expresó sus simpatías por el Club Almendares, de béisbol. También su color preferido era el azul y el alacrán, era un animalito que la entusiasmaba y que los indios amaestraban en México. Rectificó a una periodista que alabó su bello vestido mexicano. “No, le dijo, es un bello vestido cubano”.

En la entrevista con el abogado y periodista Arturo G. Ramírez Rodríguez (1908-1970) para la revista Carteles, la actriz mexicana le contó: “Fernando Palacio sin más, me ofreció una prueba de cine, yo le contesté que no me interesaba, aunque en el fondo, como cualquier muchacha, aspira al cine. Le dije que no, pero Palacio me persiguió, insistió. Hicimos una prueba y fui escogida para el rol estelar femenino de El Peñón de las Animas, con Jorge Negrete”.

Ramírez, por la expresión de su rostro notó que había algo interesante en el asunto y en efecto María Félix, deseosa de ser exclusiva con él, le dijo: “Una anécdota interesantísima, señor Ramírez. Estando recién casada fueron a filmar a Guadalajara los exteriores de la película Caminos de Ayer, yo me fui de casa para ver la filmación. Jorge Negrete que era la estrella al verme dentro de los curiosos, durante un descanso se me acercó para pedirme que aspirara al cine, con su apoyo decidido. Le dije que no soñaba con el cine y que agradecía su gentileza. Por eso cuando Palacio me hizo la prueba, se me situó, precisamente como coestrella con Jorge Negrete en el Peñón de las Animas, que fue mi debut cinematográfico”.  

Luego de cinco días en La Habana, María Félix partió el lunes 31 de octubre hacia Nueva York para ver a su hijo Enrique y luego continuar hacia Europa.

María Félix era famosa por su afición a los regalos costosos, especialmente joyas, como el collar de rubíes de Agustín Lara, su colección de serpientes victorianas incrustadas de turquesas y diamantes, un cinturón con centenarios, entre muchas otras. También dijo que las canciones escritas por Agustín Lara, María Bonita y Juan Gabriel, María de todas las Marías, fueron obsequios únicos. Pero entre todos los lujos y excentricidades que tuvo La Doña, lo que consiguió en Cuba no tuvo comparación.

En 1952, trabajó en Argentina e hizo la película La Pasión Desnuda. Ese mismo año, regresó a México para casarse el 18 de octubre con su cuarto marido, el actor y cantante Jorge Negrete, con quien trabajó en la película El Rapto y más tarde filmó la película Camelia, ambas en 1954. Negrete falleció el 5 de diciembre de 1953, por lo que decidió regresar a Europa. En Francia, apareció en las películas La Bella Otero (1954), French Cancan (1954) y Les Héros sont Fatigués (1955).   

María Félix regresó a la Isla al mediodía del viernes 24 de junio de 1955 en un avión Constellation de Iberia desde Madrid. Esta vez se hospedó en el Hotel Comodoro en la Avenida 1ra. y la calle 84 de Marianao.

Le organizaron el 28 de junio un hermoso homenaje en Radiocentro, el edificio emblema de la Radio y la TV en Cuba, que se llenó con artistas, críticos, escritores y decenas de representantes de los medios. Todos corrieron a su encuentro, había mucha expectación por verla, por oírla.

Indiscutiblemente, la máxima atracción del momento. Cuando hizo su entrada en el salón -comedor de Radiocentro fue acogida con un aplauso espontáneo. La bella protagonista de Doña Bárbara y de tantas otras superproducciones cinematográficos, tiene una sugestiva personalidad.

Cuando Alberto Giro del Diario de La Marina, luego de estrecharle la mano le preguntó cuál de sus películas le gustaba más, respondió sonriente: “La próxima”. Artistas, escritores, críticos de radio y TV y personalidades de relieve en el ambiente artístico, dedicaron frases elogiosas a la famosa estrella del cine que debutará próximamente en CMQ. 

El jefe de Rotograbados, Ignacio Rivero le mostró a María Félix una foto donde ella aparece en la película filmada en Francia “Los Héroes se Fatigan” junto al músico cubano Ruddy Castell (nacido en Santa Cruz del Sur, Camagüey en 1921 y fallecido en 1996 en Francia) y al gran actor francés Jan Serve, ella le comentó nunca había visto aquella foto, prueba de la calidad del Diario de La Marina.

María participó en el programa Jueves de Partagás a las 9 pm del 30 de junio de 1955, del Canal 6 de TV donde fue entrevistada por el animador del programa Enrique Santiesteban (1910-1983).

Luego trabajó en el cabaré Montmartre el viernes 1 y el sábado 2 de julio. Allí estuvo durante los espectáculos de las 10:30 y el de la 1:45 de la madrugada, donde participaron los Chavales de España, la genial bailarina Trini Reyes, la aplaudida pareja de bailes clásicos Juliette y Sandor, la cantante Yvette de la Fuente. Los bailables a cargo de las orquestas Casino de la Playa y Fajardo y sus Estrellas.

La Doña contó estas anécdotas: Un periodista me dijo: “No puedo creer que siendo usted tan blanca y hermosa pueda ser mexicana.” Yo le respondí: “De la misma forma que tampoco puedo yo creer que siendo usted italiano pueda ser tan imbécil”.

A otro que le preguntó si era cierto que ella era lesbiana. Le contestó: “Si todos los hombres fueran como usted, particularmente, seguro lo sería”. 

Se bañó en la playa de Guanabo y fue entrevistada por Germinal Barral López conocido como Don Galaor, el reportero estrella de la Revista Bohemia.

Cuando llegó al Hotel Comodoro, su manager y representante la Sra. Fanny Schatz le dijo que María Félix lo iba a recibir en su cama, metida bajo las sábanas. Enseguida con tristeza le expresó su pesar porque Jorge Negrete siempre tuvo el sueño dorado de ir a La Habana con ella y murió sin lograrlo.

Fumó un cigarrillo sacado de la pitillera dorada regalada por su esposo Jorge Negrete para que no utilizara la otra dada por Agustín Lara.

Le contó del libreto que le dio Álvaro de Villa que no le gustó mucho por las picardías que contenía, lo había leído varias veces, tratando de encontrar el tono y la intención con que estaban escritas muchas cosas, y no acababa de gustarle. 

Al moverse en la cama, Don Galaor le llegó el olor de su perfume, le preguntó cómo se llamaba y ella le contestó Femme o sea Mujer, lo uso como recuerdo de la canción de Agustín Lara, y aprovechó para confesarle que era un hombre inolvidable y que de él guardaba gratos recuerdos.

Le preguntó si era verdad que el productor español Cesáreo González se hubiera casado con ella sino hubiera sido por haberse interpuesto Jorge, ella se sorprendió porque Cesáreo nunca le habló de amor. Entonces le dijo y con Carlos Thompson que fue. Ella contestó que ese sí fue un bello y apasionado romance, pero prefirió casarse con Jorge. Carlos Thompson era un actor argentino nacido en 1923 que trabajó con ella en la película Pasión Desnuda de 1953 y estuvieron seis meses de amoríos, pero ella lo dejó plantado. Se suicidó en 1990.

Don Galaor al ver los dos ramos de flores, uno de rosas rojas gigantes y el otro de gladiolos rojos le preguntó quién se los regaló, ella le dijo Manolo Alonso. ¿Mensaje de amor? aclaró Galaor, no, creo que no. ¿Pero Manolo acaba de divorciarse, no le dijo de casarse? Allí empezó ella a reírse con una alegría espontánea.

¡Por eso quería regresar a La Habana, los cubanos son encantadores!

Muchas gracias, María, pero sabe Ud. nos hace falta un poco de publicidad sensacionalista en el mundo entero y esa se podía conseguir casándose usted con un cubano. ¡Pues búsqueme un novio! fue su respuesta y allí terminó esta agradable entrevista.

En otro momento, estando en el Montmartre mientras se abrochaba su collar de perlas y charlaba con unos amigos, alguien le dijo: “María, milagro que a usted le gustan las perlas, dicen que traen mala suerte”. La estrella respondió con gestos de majestad ofendida: “estas perlas son legítimas, tener que usar perlas falsas sí es mala suerte, buena suerte es poderlas usar legítimas”.

Así era La Doña, María Bonita, el rostro por excelencia del cine mexicano. La mujer que exigió, cuando era impensable, ganar lo mismo que sus coprotagonistas masculinos. La actriz que usó pantalones cuando aún no era bien visto y rompió muchos estereotipos de género, ella mostró cuán fuerte y determinada podía ser una mujer. 

María conoció a Alexander Berger, un banquero francés de origen rumano, en una fiesta que la embajada francesa organizó en México, donde Agustín Lara, que aún era su esposo, había ido a tocar.

Años después de separarse de Lara y viuda de Jorge Negrete, se fue a refugiar a París y es ahí donde se reencontró con Berger. Tras salir un tiempo, decidieron casarse el 20 de diciembre de 1956. Fueron 18 años los que estuvieron juntos y se dice que fue durante esa época en la que María adquirió la elegancia y sofisticación de la aristocracia francesa que finalmente la convirtieron en La Doña.

Con él intentó de nuevo convertirse en madre, pero un accidente durante la filmación de Flor de Mayo (1957), provocó que María perdiera el hijo que esperaba. 

La primera idea de hacer el Metro de México fue de Alex Berger, su marido, y él fue el alma del proyecto hasta el final. Él le dijo: “Tú que quieres tanto que tu país progrese y sueñas con eso y eres tan farolona y te gusta lo fabuloso, ahí te va un regalo, nada menos, el Metro de la Ciudad de México. Yo me reí cuando me lo dijo, pero Alex cuando prometía, cumplía”, expresó la artista.

Alexander Berger fue uno de sus principales promotores, fungió como intermediario entre México y Francia, gestionando el financiamiento de la obra a través de un préstamo en el país galo.

El 19 de junio de 1967 inició la construcción y dos años más tarde, el 4 de septiembre de 1969 se inauguró la primera línea. El banquero francés estuvo involucrado en la construcción de las primeras tres líneas. No obstante, fue en 1974 que murió a causa de un cáncer de pulmón, pocos meses después de la muerte de su madre Josefina Güereña. Ambos fallecimientos fueron devastadores para la actriz, quien fue internada en una profunda depresión en la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota. De la que decidió salir triunfante para dedicarse a una nueva pasión: los caballos. Algunos de sus ejemplares llegaron a ganar importantes premios hípicos internacionales. María conservó su cuadra durante 11 años. No volvió a casarse.

En una ocasión, Jacobo Zabludovsky, muy a su estilo, medio cínico y medio jocoso le dijo: “Oye María, la gente dice que ya te hiciste cirugía plástica”.

María: “Sí Jacobo, también la gente dice que tú eres homosexual”.

Enrique Álvarez Félix fue un actor de cine, teatro y televisión mexicana. Fue el único hijo de María Félix y de su primer esposo Enrique Álvarez Alatorre. Estudió en colegios de estilo militar en Canadá, Estados Unidos y Francia. 

Se graduó con honores en Ciencias Políticas en la Universidad Nacional Autónoma de México y estudió para diplomático, pero a los 30 años decidió que su verdadera vocación estaba en la actuación. Su primer trabajo fue en la película Simón en el Desierto en 1964.

Era un brillante actor, además del cine tuvo participación en diversas telenovelas. Se enfrentó a Televisa cuando la empresa declaró que despediría a todos los homosexuales. Enrique respondió dejando de grabar episodios para las telenovelas. Y tiempo después produjo y protagonizó una obra de teatro que giraba en torno a la homosexualidad en los campos de concentración nazi.

Enrique murió en 1996, a los 66 años debido a un ataque al corazón. Sus restos descansan junto a los de su madre en el Panteón Francés de la Ciudad de México, que falleció el 8 de abril de 2002.

Así era María bonita, y como bien dijera el premio Nobel de Literatura Octavio Paz: “María Félix nació dos veces: sus padres la engendraron, y ella, después, se inventó a sí misma”.

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