LUIS DE LA PAZ: BAJO LA PIEL DE LA MEMORIA

Written by José A. Albertini

11 de marzo de 2025

Por J. A. Albertini

Nunca entiendes realmente a una persona

hasta que consideres las cosas desde su

punto de vista, hasta que te metes en su

piel y caminas con ella.

Harper Lee.

Una vez más el prolífero escritor Luis de la Paz con su reciente libro titulado: “Bajo la memoria” (Ediciones La gota de agua 2024) coloca al lector, en “El filo de la navaja”, recordando el nombre de la famosa novela, llevada al cine en dos oportunidades, del escritor W. Somerset Maugham. Y cito la obra del autor inglés  no porque las historias  agrupadas en “Bajo la memoria”, tengan similitud con el texto mencionado.

Sin embargo, es innegable que personajes y situaciones que pueblan los diez cuentos, tres microrrelatos y seis minirelatos de este volumen crecen, se desarrollan y pueblan el borde cortante de la existencia. Existencia que, de una u otra forma, invariablemente discurre por senderos de situaciones inesperadas, llenos de remembranzas heredadas y nutridas, en todos los aspectos, por los giros del camino, no siempre deseados,  y el accionar propio al que llamamos libre albedrío y que la pluma de Luis de de la Paz  saca de lo que consideramos, o son, lógicos altibajos de la vida que a veces, humanamente, se tienden  a eludir, recurriendo al recurso del olvido. 

“Parecía levitar”, texto  que inicia la obra discurre en la ciudad de Filadelfia. La pareja, ya mayor, en caminatas frecuentes, termina sentada en un banco cercano al cauce de río Schuylkill. La vida, aunque ambos tenían historias diferentes, les había unido. Una alfombra tejida a mano propiedad de un comerciante persa les deslumbra al punto que terminan adquiriéndola. La manera en que estaban atados los nudos indicaba la delicadeza del trabajo y la antigüedad del telar. ¡Una verdadera obra de arte…!  Como lector pienso que, algunas noches de luna llena, el tapete, con su carga de ancianos rejuvenecidos, levita sobre la ciudad. ¿Acaso  así no cuentan algunas historias milenarias de  “Las mil y una noche?”. 

Y, saltando el orden de los relatos, como ejemplo del fardo de coyunturas existenciales que agrupa este volumen, tomo el cuento “A San Nicolás de Bari” donde la opresión del régimen castro-comunista que, en  trazos blancos y negros, delinea esta historia el lector vuelve a la opresión no resuelta. Al solar de Zalaya, en el que nació la madre de Luis de la Paz y murió  de tisis una tía, no conocida,  que se prende de la evocación familiar. Al niño que olfatea el perfume femenino de la libertad y al esbirro abusador que le prohíbe disfrutar, a plenitud, del oxígeno patrio.

Exilio duro; no deseado. Amores que se hacen y deshacen saltan de las páginas de “Los recién llegados”. Luego, más adelante, en la carretera del tránsito  terrenal encontramos, racismo y rechazo enquistado contra los matrimonios interraciales y descendencia, en la desasosegada lectura de  “Nuestra familia”.

Desasosiego, en honor a la verdad, es el término que se impone cuando se lee la obra total  de Luis de la Paz, sea cuento, poesía o novela. Luis es cronista fiel del tiempo material y emocional que le ha tocado respirar y sigue inhalando con sofoco de “Un verano incesante” que explora “El otro lado” de un “Tiempo vencido” que trepa “Por las paredes” que le dicen no “Salir de casa” porque “Al pie de las montañas” aguardan, a lo mejor, las “Imperfecciones del horizonte”. 

  Por lo tanto “Bajo la memoria” es literatura cubana. Literatura escrita con ojos   de víctimas y testigos que no olvidan la prolongada noche del totalitarismo castro-comunista que asoló y sigue asolando a Cuba y sus pobladores con el consecuente rosario de opresión, desarraigo brusco y exilio que, sin perder memoria, se nutre de nuevas experiencias que van conformando una visión más abarcadora de lo que fue es y  se espera será.

Buena parte de lo antes expuesto lo hallo en el cuento, dedicado al recuerdo  de la fallecida escritora cubana Mireya Robles, titulado “La mudada”. En la narración se pone de manifiesto el olvido que pare el destierro. La tierra no propia te acoge; brinda sepultura o cenizas que, en ocasiones, se lanzan al mar con intención de tocar la orilla de ensueños. Los exilios prolongados terminan en fotografías dispersas; desmemoria color sepia en las cuales, a pesar de todo,  pervive el intangible sentimiento del amor.

Amor leal que, en la historia “Como te quiero”, 46 años después de iniciada la relación, sorteando recuerdos de separación impuesta por ajenos y alguno que otro devaneo sentimental, se conmemora con un viaje de celebración, por carretera y avión,  que termina en un New York que de jóvenes les conoció: “…esos momentos deliciosos de cariño no son como los de antes…haciendo parecer cada instante un nuevo comienzo mientras se envejece con dignidad, pero se envejece…” , afirmación que conduce al poeta. Pablo Neruda: “Nosotros, los de entonces ya no somos los mismos”. 

“El Nautilus” enfoca el perenne  despropósito castrista del Servicio Militar Obligatorio (SMO) que impuesto a los jóvenes cubanos, desde junio de 1963, hace que este relato conserve la contemporaneidad de entonces. Julián de 16 años de edad logra  un permiso de 72 horas. Agobiado por las pésimas condiciones castrenses y el maltrato constante de instructores y oficiales decide desertar. En su desorientado deambular por La Habana, ciudad que no conocía, entra a un bar nombrado “El Nautilus”. Allí, entabla conversación con Virginia, una vieja prostituta adicta al alcohol y la marihuana. Se acuesta con la mujer y piensa que bien podría ser su madre. Pasan días llenos de acontecimientos insospechados. Teme que en cualquier momento ella lo entregue. No obstante, la bondad no pregonada de Virginia contribuye a su libertad. Han pasado 10 años. Julián tiene esposa e hija y vive en Miami. Cada vez que visita la Ermita de la Caridad piensa y pide, donde quiera que se encuentre, por Virginia; su virgen salvadora.

Cerrando el libro “Crónicas sobre Johnny” cuento narrado en tres capítulos breves que, por la actualidad y peso de la trama, estimo tiene argumento para llegar a ser novela. 

Los padres de Johnny parten al exilio. A él, por estar en edad militar, se le niega la salida. Johnny queda solo en la casa que rápidamente despierta egoístas ambiciones. Personas del Comité de Defensa de la Revolución que le conocieron desde pequeño y otros tratan de despojarlo de la vivienda. Al final no pueden pero Johnny termina siendo reclutado por el SMO. Pasan los años. Contrae matrimonio y tiene una hija. Se precipita el éxodo del Mariel y al fin, dejando escupitajos e insultos atrás logra salir de Cuba para en libertad enfrentar un nuevo y desconocido horizonte. ¿Qué cubano no ha sido testigo o actor de semejante situación?

Las otras historias que acumulan las páginas de este libro, ahondan, aun más, en el poder creativo y evocador del narrador. Aquí, en “Bajo la memoria”, Luis de la Paz, nuevamente repito, como es habitual en casi toda su producción literaria, crea personajes y situaciones reales, a veces con pinceladas de ficción, inherentes a la vida. A esa vida que todos, de una u otra forma, hemos o estamos respirando. Existencia que puede llegar a  ser placentera o agobiante y para la cual el escritor ofrece alivio o escape que se refleja en el minirrelato titulado: “La noche anterior”. Durmiendo, el sueño duró para siempre. 

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