Los ‘Welter’ en el boxeo cubano

28 de enero de 2025

Por José “Chamby” Campos

El cuatro es un número interesante, es el dígito que se asocia a muchos aspectos interesantes. El cuatro reúne las diferentes estaciones del año; primavera, verano, otoño e invierno. 

También los elementos de la naturaleza son representados por el cuatro; tierra, aire, fuego y agua.

Para movernos tenemos el norte, sur, este y oeste; de nuevo el cuatro es el dueño de ese conjunto.

Quizás el cuatro más famoso de la historia sea “Los cuatro jinetes del apocalipsis” provenientes de La Biblia.

Sin embargo, esta columna es sobre un cuatro, pero en esta ocasión es acerca de la división más exitosa del boxeo cubano. Me refiero a la categoría “Welter” y los boxeadores nacidos en la Cuba pre-1959.

A través de la historia boxística de Cuba, la categoría Welter fue el estandarte del deporte. Inclusive cuando en una discusión salen a relucir nombres, cuatro de este grupo siempre están presente.

El primero de esta lista es el camagüeyano Gerardo González, uno de los atletas más querido por la afición cubana. Apodado “Kid Gavilán” conquistó la corona de las 147 libras el 18 de mayo de 1951 como resultado de una en una decisión unánime en 15 asaltos frente al campeón Johnny Bratton.

Defendió su cetro en siete ocasiones contando entre sus víctimas a Carmen Basilio y el propio Bratton en un segundo encuentro. 

Tres años más tarde su título fue arrebatado por Johnny Saxton en una decisión que muchos consideraron había sido injusta.

Gavilán fue una figura que dejó todo en el ring y su famoso “Bolo Punch”, un sorpresivo golpe que partía de abajo hacia arriba ha quedado para la inmortalidad.

Su enfrentamiento a la dictadura cubana siempre se le recordará como uno de los gestos más valientes de su vida. 

Cuando la tiranía castrista prohibió el profesionalismo y los atletas tuvieron que marcharse de la isla, existía tanto talento en esa división que siguieron triunfando a pesar de las dificultades.

El segundo campeón mundial Welter y primero en lograrlo en el exilio fue el oriundo de Santa Clara, Benny “Kid” Paret. 

Un joven de 23 años de edad que el 27 de mayo de 1960, en la ciudad de Las Vegas, se convirtió en monarca mundial al vencer al campeón Don Jordan por decisión unánime en 15 asaltos. 

Su primera defensa, después de dos pleitos donde su campeonato no estuvo en juego, la hizo frente al estadounidense Luis Federico Thompson. Su próximo retador lo fue el nativo de la Islas Vírgenes Emile Griffith, con el cual tuvo tres salvajes enfrentamientos que tristemente le llevaron la vida.

La primera fue un clásico “tú a tú” de “golpe por golpe” donde cayó noqueado en el décimo tercer 13 episodio perdiendo así su faja.

En la segunda ronda de la triste trilogía, el villaclareño volvió a reinar, llevándose una decisión dividida en el majestuoso Madison Square Garden de la ciudad de Nueva York tras 15 bestiales rounds.

Finalmente, la última batalla, al igual que la anterior se llevó a cabo en “La Gran Manzana”, culminó con el apoderado de Manuel Alfaro cayendo a la lona tras un brutal nocaut en el décimo segundo asalto. 

Cuarenta episodios de constante guerra fueron lo suficiente para dejar al gladiador cubano en una coma que le arrebató la vida 10 días más tarde.

Su muerte dejó de luto al boxeo por muchos años ya que el pleito se televisó en vivo a toda la nación.

Benny Paret siempre será recordado por su valor dentro de las cuerdas. 

El tercero de nuestros campeones en los 67 kilogramos lo es Luis Manuel Rodríguez. Apodado “El Feo”, fue un boxeador de mucha velocidad e inteligencia en el ruedo. 

El 21 de marzo de 1963, el camagüeyano levantó el trofeo de “Campeón Mundial”, en un pleito que fue celebrado en el estadio de béisbol de Los Dodgers de Los Ángeles, gracias a una decisión unánime en 15 episodios.

La victoria tuvo mucho simbolismo y fue muy apreciada por los cubanos; ya que su víctima se había ganado el desprecio del público de la Mayor de Las Antillas. Su nombre, Emile Griffith. 

Perdió su cinturón tres meses más tarde y jamás pudo recuperarlo, pero su calidad lo llevó a que fuera reconocido como uno de mejores pugilistas de la década del 60 y principios de los 70.

Jamás esquivó a ningún rival por peligroso que fuera. Como se dice en buen cubano “fue Guapo”.

El cuarto y último monarca de ese grupo lo fue el santiaguero José “Mantequilla” Nápoles.

Siendo uno de los boxeadores más dominantes de la década de los 60, le trajo como consecuencia que también fuera uno de los más temidos. Durante cinco años con un excelente expediente, fue ignorado en múltiples ocasiones por varios campeones.

Su momento de gloria llegó el 18 de abril del 1969 cuando finalmente el estadounidense Curtis Cokes le brinda la oportunidad de una pelea en el Forum de Los Ángeles. Allí el discípulo del inmortal Cuco Conde se corona campeón con un nocaut técnico en el 13 round.

En ese mismo año, el oriental defendió su supremacía en dos ocasiones. La primera fue la revancha frente a Cokes, la cual concluyó con un nocaut técnico cuando el excampeón no salió a pelear en el décimo episodio. Su segunda defensa fue una paliza al aborrecido Emile Griffith.

La década del 70 comenzó con su tercera exitosa defensa del cinturón, noqueando técnicamente en 15 asaltos al estadounidense Ernie López. Cuando todo parecía indicar que no existía un retador capaz de derrotarlo, se apareció Billy Backus, sobrino de Carmen Basilio.

El pleito fue sospechosamente detenido por el sangramiento de la ceja izquierda de Mantequilla. Dicha cortada fue a causa de un cabezazo ilegal que nunca fue contado y así perdió su fajín.

Seis meses más tarde y obstinado por la manera en que fue derrotado vuelve a medirse con Backus en el afamado Fórum de Los Ángeles. Esa noche en presencia de uno de sus seguidores, el legendario “Sugar” Ray Robinson, le propinó una golpiza que obligó al árbitro a detener la pelea al tiempo que recuperaba su cinto.

Otra vez en posesión de su título lo defendió en 10 instancias a través de todo el planeta. EE.UU., México, Inglaterra, Francia y Canadá fueron países anfitriones del caribeño.

Se enfrentó a todos los retadores del momento, dándole a todos la oportunidad que otros le negaron a él. Para muchos de los conocedores del deporte lo consideran el mejor Welter cubano de la historia.

Como testimonio de la supremacía Welter por parte de nuestros compatriotas no solo por los premios obtenidos y las actuaciones a través de los cuadriláteros del mundo, tres de los mencionados son miembros del Salón de La Fama del Boxeo.

En 1990 Gerardo “Kid Gavilán” González y José “Mantequilla” Nápoles fueron exaltados y en 1997 se unió a los dos, Luis Manuel Rodríguez.

Gracias a los “CUATRO”.

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