LOS PRIMEROS DÍAS EN USA

Written by Demetiro J Perez

16 de abril de 2024

El tío de dos amigos míos llamado Rolando Marín muy contento -porque a los que están aquí les encanta ver las caras que ponen los recién llegados ante la abundancia ) me llevó a un Market.

Lo miré todo con admiración, aunque lo menos que quería ver era las cosas que habían desaparecido en Cuba.

Yo lo que quería era montarme en un avión lleno de bombas y regresar a La Habana a tirárselas a los Ministerios del Interior y de Defensa, una en la Corónela a Raúl, después de lanzar un montón en Punto Cero.

Al siguiente día salí a caminar, era el 13 de agosto, recordé que era el cumpleaños de Fidel y me defequé 20 veces en Lina por haberlo parido.

A todo cubano que me encontraba en la calle ingenuamente le preguntaba: “Oiga ¿usted sabe dónde están las oficinas de reclutar gente para ir a pelear a Cuba”…

Unos burlonamente y otros misericordiosamente me decían: “No, lo que sabemos es que en una fábrica de Hialeah están aceptando plantillas para trabajar ahí”.

Me llevaron a un hotel en Miami Beach, no me dieron trabajo, una señora elevadorista al yo salir abrió la cartera y me entregó un dólar. Me dijo: “Mira, muchacho para que no hayas perdido el viaje”. Creo que por mi indumentaria le inspiré lástima.

Afuera de una bodega vi un refrigerador horizontal lleno de refrescos y helados. Con el dólar hice mi primera compra en USA: Una Coca Cola bien fría.

Un mes más tarde en septiembre cumplí los 18 años, y varias semanas después vi a un grupo de mis amigos desesperados frente al televisor viendo al presidente Kennedy lanzando una exhortación al pueblo norteamericano.

El único que hablaba Inglés era Francisco Pérez, en la Foto (hijo del coronel del Ejército Constitucional Pérez Clausell) y todos le preguntábamos al unísono: “¿Qué dice ese hombre sobre Cuba, Pancho?”

Pancho emocionado trataba de explicarnos: “Está informando que Cuba tiene cohetes de largo alcance y que harán un bloqueo naval a la Isla”.

Unos días más tarde, junto a Máximo Gómez Valdivia estábamos en Fort Knox entrenando para participar en la invasión que nunca ocurrió.

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