Por Edward Doherty (1942)
¿Siente usted algún malestar, de resultas de una mala noche? ¿Está usted fatigado? ¿Se siente irritable, adelgazando, o tupido? ¿Está perdiendo usted su pelo y sus amigos? Tómese unas cuantas vitaminas.
Sólo los médicos y los químicos saben algo acerca de las vitaminas; sin embargo, todo el mundo habla de ellas. Médicos y químicos, fabricantes y expertos en anuncios, han hecho mucho por popularizarlas, y nosotros les ayudamos. El joyero nos vende ya un minúsculo estuche para nuestras vitaminas, un objeto ornamental que se puede adherir a un brazalete. Los fabricantes de refrescos han cargado sus brebajes de vitaminas; los fabricantes de licores espirituosos esperan hallar algunas vitaminas que ponen en sus productos.
Y la ciencia pide medidas por parte del gobierno para asegurar vitaminas para todos, como medio de defensa nacional.
Las autoridades del negocio de drogas esperan disponer de vitaminas por valor de más de cien millones de dólares antes de fin de año. El doctor Morris Fishbein, de la Asociación Médico Americana predice que los americanos comprarán también hormonas y drogas del grupo “sulfa” en grandes cantidades. Las hormonas y las sulfas se venden generalmente por prescripción médica. Los pacientes que se las receten a si mismos pueden hacerse mucho daño. Pero no hay peligro alguno en cuanto a las vitaminas, salvo que se tomen grandes dosis por mucho tiempo.
Los periódicos están llenos, de historias acerca de las vitaminas. He aquí una de Chicago. El doctor C. G. King de la universidad de Pittsburgh, hablando en la reunión anual de la Federación de Sociedades Americanas de Biología Experimental, recomienda que los padres agreguen de treinta a cincuenta miligramos de vitaminas C a la leche diaria del bebé, para que el niño crezca con dientes sanos. En esta guerra, estamos rechazando tres veces más reclutas que la pasada, dice. Los rechazamos por su mala dentadura. Estos hombres, dice el médico, nacieron cuando estaba de moda dar a los niños leche de vaca. La leche cruda de vaca tiene tres veces menos vitamina C que la leche de la madre, y del 10 al 20 por ciento de esa sustancia se pierde en la pasteurización; en la evaporación se pierde el cincuenta por ciento.
He aquí una noticia acerca de la vitamina B1 y como elimina las consecuencias de una mala noche. Y otra al efecto de que los Cardenales de St. Louis han seleccionado una dieta rica en vitaminas. Y otra acerca de los barcos de la Cruz Roja que llevan vitaminas a los niños de Francia y España.
Las vitaminas vienen en cápsulas, en tabletas, o en líquido. Se pueden obtener todas las que se quieran en la droguería de la esquina. Se pueden adquirir también en el puesto de pescado, en la carnicería, en la “bodega”, o en el puesto de frutas, ya que se hallan en la carne, los vegetales, los cereales, las nueces, y muchos otros alimentos. Y son nuestros alimentos, más bien que nuestras drogas, los que nos hacen saludables.
Estamos comiendo doble cantidad de frutas y nueces ahora que en 1920. Estamos obligando a los fabricantes de alimentos a usar vitaminas. Insistimos en que hasta nuestro pan tenga vitaminas.
Resulta irónico ver que la yema y la cáscara del trigo contengan todas las vitaminas y minerales que tiene el trigo, y que hasta hace poco esas cualidades creadoras de salud y vitalidad eran separadas de la harina de que se hace el pan. La idea era producir una harina que hiciera un pan bonito. Este pan daba fuerza, pero no salud. El gobierno inglés llegó a ordenar que toda harina blanca fuera fortificada con vitamina B1 y calcio.
Los tahoneros americanos han comenzado a usar vitaminas. Algunos de ellos anunciaron “pan vitaminado”, pero se descubrió que un niño hubiera tenido que comerse un pan entero para adquirir una cantidad moderada de vitaminas. Bajo el consejo del doctor Russell M. Wilder, jefe del Comité de Alimentos y Nutrición del Consejo Nacional de Investigación, y con la ayuda de Charles N. Frey y sus asociados de laboratorios Fleischmann se puso entonces el mercado un pan realmente pleno de vitaminas.
El vitaminar el pan cuesta sólo el diez por ciento del pan, o menos. Por consiguientes pocos tahoneros han elevado el precio de panes. En todo caso, en que es o las vitaminas, es cosa de la última generación Y en la dieta normal americana, compensa cualquier deficiencia en el pan.
El conocimiento científico sobre las vitaminas, es cosa de la última generación químico que les dio nombre, doctor Carl Funk, un polaco, sólo tiene cincuenta y un años, y está empleado en una empresa americana fabricante de vitaminas. Fue cuando anunció que había descubierto, sustancia emparentada con la ammonia que es esencial en el arroz como preventivo con el beriberi.
Algún tiempo antes de esto descubrimiento, el director médico de una prisión japonesa, hizo un descubrimiento. Los guardias de esta prisión sufrían, todos ellos, de beriberi, pero en ninguno de los presos se notaba esta enfermedad. Unos y otros comían arroz, pero los guardias comían arroz descascarado mientras que a los presos se les cocinaba con cáscara y todo.
El médico japonés vio que en aquella cáscara había algo que mantenía saludable a los presos. El doctor Funk creyó que ese algo era una amina —un derivado de ammonio. Sugirió el nombre de vita- amina), o vitamina, para tales elementos alimenticios. Esta sugerencia fue aceptada por el mundo científico hasta que se determinó que no eran ominas. Entonces se privó el nombre (en inglés) de la letra final.
La humanidad tenía, hace mucho tiempo algún conocimiento sobre la propiedad de algunas vitaminas. En 1536, un indoamericano dio a una partida de blancos grandes dosis de te sasafrás. Eran miembros de la banda de exploradores de Jacques Cartier navegaron el río San Lorenzo hasta donde de hoy se halla Montreal. El invierno los aprisionó y no pudieron conseguir alimentos frescos. El escorbuto les atacó. Muchos murieron antes de que el indio viniera en su auxilio.
Dos siglos después, un médico escocés James Lind, de la Marina Real, curaba los marineros que sufrían de escorbuto dándoles jugo de limón y de lima. Luego en todos los barcos ingleses se siguió la costumbre de servir jugo de lima o sus tripulaciones cuyos, miembros vinieron a llamarse “Limeys”. Otro inglés, e| famoso capitán James Cook descubrió que las cebollas crudas y el “sauerKraut” (especie de encurtido de col) prevenían o curaban el escorbuto.
En 1889, el doctor Christian Eijkman llamado a tratar a los presos de una cárcel holandesa de las Indias, diagnosticó su enfermedad como beriberi. Al pasar por el gallinero una mañana notó que las gallinas caminaban con el mismo paso rígido e inestable que sus pacientes. Unas y otras vivían casi exclusivamente de arroz descascarillado. Eso era significativo. El médico dio a las gallinas cáscaras de arroz. Se recobraron. Dio cáscaras a los presos, y también se recobraron. Fue por entonces cuando e| médico japonés hizo su descubrimiento. El doctor Eijkman, cuarenta años después, fue recompensado con el premio Nobel. ¿Y e| médico japonés? Pocos recuerdan su nombre.
El estudio de las vitaminas progresó lentamente hasta el comienzo de la guerra mundial. Desde entonces, ha avanzado enormemente. Hoy los bioquímicos cuentan treinta vitaminas por lo menos. No todas son necesarias para el crecimiento normal, para el desarrollo y la vitalidad del ser humano; pero nuestros científicos médicos conocen por lo menos cincuenta factores químicos en el alimento que son necesarios, y doce de los cincuenta son vitaminas. Sólo pequeñas cantidades de ellos son esenciales. La falta de ellos produce desasosiego, incompetencia y enfermedades. E| cuerpo crea sus propias hormonas, y algunas de sus vitaminas, pero sólo puede hacérselas de la materia que se tomó como alimento. La mayoría de las vitaminas vienen completas en nuestros alimentos.
Las vitaminas más
importantes, son:
Vitamina A. Se halla en el aceite de hígado de bacalao, de hígado de perca y otros peces, así como en la leche, la mantequilla, la yema de huevo, los embriones de semillas, espárragos, melones e hígados de animales. Como la zanahoria, que el hígado transforma en vitamina A, se halla en las zanahorias y vegetales verdes. Promueve el crecimiento, refuerza las membranas mucosas contra la infección por las bacterias; le impide ciertas enfermedades de los ojos.
Vitamina B1. Se llamó también tiamina, y es uno de los muchos primos del llamado complejo de la vitamina B. (La vitamina B, es la más conocida y la más popular, de toda la familia de las vitaminas) . La Vitamina B1 se halla en las cáscaras de los cereales como el arroz y el trigo, en la levadura, la leche, las hojas verdes, los raíces y los tubérculos. Hasta el año pasado, muchos médicos creían que prevenía la inflamación de los nervios, o polineuritis. Pero el instructor Arnold P. Meiklejohn de la Escuela Médica, de Harvard probó que el mal estado de salud que sigue a la deficiencia en tiamina es debido a trastornos en la manipulación de los carbohidratos por el cuerpo. La causa de la Polineuritis en los seres humanos sigue siendo un misterio.
Vitamina C. Ahora se llama ácido ascórbico y ácido cevitamínico. Se encuentra en todas las frutas citrosas y algunas otras, en las hojas de las plantas, en las pimientas Papikra. Es necesaria para la salud de ciertas glándulas; promueve la debida condición de los dientes y de los ojos. La Sangre lo necesita para llevar oxígeno a todo el cuerpo. Resiste a la infección de las bacterias y ayuda a la cura de heridas y huesos rotos. La falta de esta vitamina puede conducir a la anemia, hemorragia, piorrea y escorbuto.
Vitamina D. Se llama también calciferol y delsterol. Se halla naturalmente en aceites de pescado. Puede sintetizarse exponiendo el ergsterol a la luz ultravioleta. Permite al cuerpo utilizar caldo y fósforo para los huesos y los dientes. Equilibra la acción de las glándulas paratiroideas. El exceso, puede trastornar el equilibrio. Previene e| raquitismo las convulsiones, e| ablandamiento de los huesos y, según se cree, la carie de los dientes.
Vitamina E. (Se llama también tocoferol. Viene en el germen del trigo, aceite de semilla de algodón y hojas de lechuga secas. Parece esencial para el parto. La falta de ella en la dieta de los niños varones puede demorar su desarrollo sexual.
Vitamina G. Antes se clasificaba como vitamina B2. Ahora se le conoce por e| nombre de riboflavina. Se halla presente en la levadura, el hígado de res, riñones de res, el broccoli, la col kale, y la naranja tangerina. Promueve el crecimiento, es esencial para la oxidación de las células del cuerpo, y estimula los nervios ópticos. El sentido del tacto depende de esta vitamina. El cuerpo consigue siempre retener suficiente riboflavina para sus necesidades básicas. La escasez de ella puede causar una forma de acné, y motivar también úlceras de los ojos. El doctor Comelius P. Rhoads, jefe del Memorial Hospital de New York primera institución de América en el tratamiento del cáncer, ha anunciado que sus investigadores han prevenido el cáncer del hígado de las ratas de laboratorio por medio de esta vitamina en combinación con la caseína, e| principal ingrediente del queso.
Vitamina K. Ahora se llama menadina. Se halla en el hígado de puerco, en la semilla de cáñamo, los tomates, las coles, la alfalfa y el pescado. La sangre la necesita para coagularse.
Hay varias otras vitaminas esenciales que todavía no han sido bautizadas. Hay vitaminas en muchos casos que no solemos comer. El perejil está cargado de vitamina A y la hierba tiene casi treinta veces más vitaminas que las hortalizas y las frutas. Sin embargo, no tenemos que salir al césped a pacer hierba. Se puede comprar ya alfalfa en polvo para ponerla en la comida y un industrial de New Jersey le envía a uno jugo de hierba por frascos.
Salvo la pelagra, en esas partes de nuestra región del sur donde mucha gente subsiste casi enteramente de puerco, maíz, y frijol de soya, y melados, las enfermedades debidas a la falta de vitaminas son raras en los Estados Unidos. Sin embargo, la avitaminosis parcial es bastante común. Se debe a la impropia conservación de alimentos, a la mala cocina, y a defectos de absorción por el Cuerpo. Los alimentos secos pierden gran parte de sus preciosas sustancias, especialmente las vitaminas A, B y C.
Para la cocina, los expertos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos han establecido las siguientes reglas de sentido común:
1.—No deje entrar el aire en los alimentos mientras se cocina.
2. —No use soda al cocinar las verduras.
3.—No se cribe ningún alimento mientras esté caliente.
4.—Al hervir alimentos, elévese la temperatura para que hiervan lo más pronto posible.
5.—Úsese la menor cantidad de agua posible.
6—No se usen métodos de cocina tales como el estofado cuando sean posible otros más breves.
7. — No desperdicie el agua en que han sido cocinados los vegetales. Úsese para hacer sopas, salsas, etc. (Esta es una de las reglas más importantes).
8.— No se frían alimentos valiosos por sus vitaminas A, B, o C.
9. — Prepárese la fruta picada y las ensaladas vegetales justamente antes de servirlas.
10.— Comiéncese a cocinar los alimentos helados mientras estén todavía helados y sírvanse enseguida.
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