JOSÉ MARTÍ: APUNTES DE SU VIDA
Por J. A. Albertini
“José Martí viñetas de su vida” es la obra más reciente, escrita por el Dr. Santiago Cárdenas y publicada por Ediciones D’ Fana 2024. Cárdenas, doctor en medicina, es un investigador infatigable de nuestra historia, con énfasis en la trayectoria de vida total que José Martí, desarrolló a lo largo de sus 42 años de corta, pero prolífera existencia. Por cierto, fuera de la Isla, Martí vivió 23 años, o sea, sintiendo bajo sus pisadas la tierra madre solamente fueron 19 años.
Esta obra, de 93 páginas, contiene 22 artículos y fotografías valiosas. En buena medida, obtenidas gracias al apoyo del editor, Ángel De Fana.
La obra del Dr. Cárdenas, desde las primeras, acertadas y puntuales, crónicas nos muestra al hombre comprometido con la libertad de su patria. Pero también al hombre que amó a su familia, padeció por ella y nunca se conformó con la muerte temprana de tres de sus hermanas, así como del accidentado matrimonio con la camagüeyana Carmen Zayas Bazán. Magnífica mujer que aspiraba a tener hijos y un hogar convencional para el cual José Martí entregado, en cuerpo y alma, a la causa libertaria cubana no era apto. De cierta manera así lo manifestó el 26 de noviembre de 1891, cuando dirigiéndose a un nutrido grupo de emigrados cubanos en la ciudad de Tampa dijo: “Las palmas son novias que esperan”.
No obstante, en abril de 1895, horas antes de tomar el navío que, junto a Máximo Gómez, le llevará definitivamente a Cuba le escribe a Carmen, la esposa: “Salgo para Cuba. Salgo sin ti, cuando debieras estar a mi lado. Al salir pienso en ti. Recibirás con esta carta la leontina de oro que usó tu padre…”
Amó a Cuba con sentimientos de entrega total, que se concretaron el 19 de mayo de 1895 en Dos Ríos. Para él había llegado la hora. La hora de volver, eternamente, al seno materno y al mismo tiempo proyectar su ideario de contenido cubano, continental y mundial con vigor de astro rey. De sol brillante. “¡Qué has hecho maestro!”, exclamó el poeta nicaragüense Rubén Darío al conocer la infausta noticia, e inmortalizar con esa frase al grande de figura ecuestre que madruga y pernocta en el Parque central de Nueva York. Ciudad en la que surge el Partido Revolucionario Cubano el 10 de abril de 1892. Y no empleo el verbo fundar porque la fundación, como tal, se gestó por varias comisiones de trabajo que por meses funcionaron en diferentes ciudades de los E.U.A.
Sin embargo, retornando a su temprana juventud, poeta y hombre apasionado, José Martí tuvo varios amores. El primero, siendo un deportado y estudiante de leyes, en Zaragoza, España. Luego vendrían otros verdaderos o falsos, controversiales o míticos como el que inmortalizara en el poema “La niña de Guatemala”, o el que escribiera, y publicara en 1889 en el tercer número de la revista mensual “La edad de oro”, como presunta muestra de amor filial, a María Mantilla: “La niña de los zapaticos de rosa”. De tomar en cuenta, en el texto, es su amistad entrañable con Fermín Valdés Domínguez y apuntes sobre el origen y existencia del mencionado amigo.
A propósito, el José Martí perspicaz, en carta, a Fermín Valdés Domínguez, remitida desde Nueva York y fechada en 1894, con visión de futuro, un año antes de la, para él incómoda reunión de La Mejorana dice, en un párrafo corto: “Leña al horno Fermín, que va a necesitarse pronto el fuego. Sudo muerte, pero vamos llegando. Tengo fe absoluta en mi pueblo y mejor mientras más pobre, a ver si me falla. Esa sí que sería una puñalada mortal”.
Del José Martí, de conciencia universal y físico que, a lo largo de su corta existencia, padeció múltiples tropiezos de salud nos habla, yo diría como nunca antes, por lo menos que yo sepa, el Dr. Cárdenas. Asimismo, asistimos, de la mano del autor a los cinco entierros que, de manera, literariamente, gráfica, encontramos en este magnífico volumen.
Por cierto, el Martí políglota, conoció en persona al escritor francés Víctor Hugo y tradujo al español su novela “Mis hijos”. Novela que, en el cercano año 2012, nuevamente fue publicada de manera digital en Alicante, España por la biblioteca virtual Miguel de Cervantes.
La universalidad de nuestro Martí, de una u otra forma siempre está presente. Y eso es bueno. Es bueno para el bien de todos, porque el hombre de “La rosa blanca”, trasmutaba sus penas, dolencias y anhelos legítimos en enseñanza de humanidad constante que latió y no deja de latir en nuestra conciencia nacional.
Confiesa el Dr. Cárdenas, en el prólogo, que desde el año 1992, fue trabajando en este volumen. Lo creo, pero no por las palabras vertidas, sino por la labor meticulosa de investigación realizada y de la que somos testigos y lectores. No es fácil indagar verazmente sobre un tópico histórico, tan interesante sensible y humano para luego resumirlo apropiadamente en 22 viñetas. Santiago Cárdenas, el autor, lo ha logrado y al mismo tiempo despierta la curiosidad de indagación que trasciende el cuerpo físico y conduce a la especulación.
Especulación que me llevó a releer el ensayo del culto periodista cubano Luis Ortega†: “El sueño y la distancia” publicado en 1968 en México y oportunamente reseñado por el también periodista y escritor Carlos Alberto Montaner†. De Luis Ortega copio: “No hay duda de que un hombre tocado de poesía pueda vivir agónicamente en ella y pueda morir de ella. Y su exaltación puede ser transferida a un pueblo entero”.
La exaltación martiana, justa y necesaria, de la que Ortega habla, llega a todo cubano y necesariamente irradia, con enfoque ilustrativo de todas y cada una de las crónicas de este libro: “José Martí: Viñetas de su vida”.
Encabecé esta reseña con una cita de Gabriela Mistral y concluyo con otra aguda observación de la genial poeta chilena: “José Martí, el hombre más puro de nuestra raza”.
NOTA: Esta obra se encuentra en Amazon libros.
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