La Habana, (EFE). – Las obsoletas centrales termoeléctricas (CTE) de Cuba, que trabajan a una fracción de su potencial tras décadas de explotación y un déficit crónico de inversiones, son a la vez la columna vertebral del suministro eléctrico del país y su principal talón de Aquiles.
La crisis energética que sufre la isla desde hace años, agravada de forma dramática en los últimos trece meses, se explica principalmente por los frecuentes fallos de estas instalaciones, responsables de aproximadamente el 40 % del mix energético nacional.
La mayoría de las CTE fueron construidas en las décadas 60 y 70 del siglo pasado. La más anticuada es Mariel (occidente), con 62 años en explotación, y la más reciente es Felton (oriente), con 24. Las otras cinco promedian los 50 años de operaciones.
Los expertos internacionales sitúan entre 30 y 35 años la vida útil de este tipo de infraestructuras, límite temporal que se reduce si, como en el caso de la dictadura cubana, no se cumplen los mantenimientos que indica el fabricante y se emplea petróleo pesado (con un elevado porcentaje de azufre que daña las instalaciones).
Sin solución
El analista cubano del Instituto de Energía de la Universidad de Texas, Jorge Piñón, compara las CTE con los “almendrones”, los pintorescos coches americanos de los años 50 que aún circulan por las calles de la isla.
Éstas, como los “almendrones”, siguen en pie “con sudor e ingeniosidad criolla”, considera Piñón, quien explica que “la falta de gestión y el modelo económico centralizado” han llevado a esta situación crítica al sector eléctrico cubano, completamente en manos del Estado desde el triunfo de la revolución en 1959.
Cálculos independientes consideran que el saneamiento completo del SEN precisaría entre 8.000 y 10.000 millones de dólares, unas cifras fuera de las posibilidades de Cuba, que atraviesa una grave crisis económica desde hace más de cinco años.
“La recapitalización de las termoeléctricas y grupos electrógenos tomará de cinco a ocho años”, afirma el analista cubano. “Si Cuba fuera miembro de instituciones multinacionales como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo, no pudiera ofrecer las garantías de condicionalidad que estas instituciones demandan para otorgar sus préstamos”, agrega.
“En 2015, el Gobierno ruso aprobó la asignación a Cuba comunista de un crédito estatal a la exportación por hasta 1.200 millones de euros para financiar la construcción de cuatro unidades generadoras para centrales termoeléctricas en la isla: una unidad de 200 MW en Mariel, y tres unidades de 200 MW en la planta de Habana del Este. Sin embargo el proyecto, tan necesario, nunca se materializó”, añadió.
Los apagones representan un fuerte lastre a la economía nacional, que se contrajo un 1,1 % en 2024 y suma en los últimos cinco ejercicios una caída acumulada del 11 %, según datos oficiales. La CEPAL también prevé que su producto interno bruto (PIB) sea negativo este año.
Los cortes impulsan asimismo el descontento social en Cuba y han estado vinculados a las principales protestas que se han registrado en el país en los últimos años, como las masivas de julio de 2021 y las menores registradas en las últimas semanas en La Habana y Gibara.
En este panorama, Piñón es tajante: “No hay solución ni en el corto o mediano plazo”.
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