Por Teresa E. Fernández
Estoy muy agradecido con las Iglesias miembros de la Conferencia Europea por su apoyo, y por la fuerte declaración sobre la guerra en Ucrania. Eso es muy importante para nosotros.
El tema que ustedes han elegido es “el amor de Cristo mueve el mundo a la reconciliación y a la unidad», y me han pedido hablar sobre la guerra en Ucrania. La guerra es probablemente lo más lejano que uno pueda imaginar al amor de Cristo. Sin embargo, la guerra nos muestra -de una manera radical- el contexto real en el que la unidad y la reconciliación pueden suceder. Voy a comenzar mostrando la forma en que varias iglesias ucranianas han respondido a la agresión rusa, y luego voy a tocar tres aspectos: unidad, interconexión y reconciliación.
“La guerra es el padre de todos y el rey de todos; y a unos los ha mostrado como dioses, a otros hombres; a unos los ha hecho esclavos, a otros libres”, dijo el filósofo griego Heráclito. Yo no sé si Ucrania surgirá de la guerra como esclava o como libre, pero Heráclito está en lo correcto al decir que la guerra es un punto de inflexión. Crea un nuevo orden y reestructura la sociedad. Es el momento en que la gente y las iglesias están llamadas a “tomar partido” y el estado de ambigüedad es intolerable.
Declaraciones de las iglesias ucranianas
Ha habido muchos gestos de condena a la guerra y de solidaridad por parte de varios líderes eclesiásticos y organizaciones ecuménicas en todo el mundo, algunos muy inspiradores y otros un poco ambiguos. Aquí, me gustaría hablar en particular sobre la manera en que han respondido las iglesias en Ucrania y Rusia. Las iglesias han reaccionado de manera conjunta y también individual.
El Consejo de Iglesias de Ucrania, que reúne a 16 iglesias y organizaciones religiosas, incluidos judíos y musulmanes, emitió una declaración con palabras de apoyo a las fuerzas armadas de Ucrania y bendiciendo a los soldados, pidiendo a la comunidad internacional que ayude a detener la invasión rusa. Además, escribieron una carta al presidente Putin pidiendo que detenga la guerra antes de que sea tarde.
Los protestantes también han alzado la voz para condenar la agresión rusa abiertamente. La Iglesia Evangélica Luterana Alemana de Ucrania insiste en que la paz por la que debemos pedir debe ser “una paz justa que resulte en la expulsión del agresor de los territorios ocupados y en un castigo apropiado por los crímenes cometidos”. Hicieron un llamado a todos los que sirven en las fuerzas armadas a unirse a la defensa del país, e invitan a “hermanos y hermanas del extranjero a que ofrezcan ayuda diplomática, de información y (…) y humanitaria”. La Unión Ucraniana de Iglesias Evangélicas Batistas – que es probablemente la denominación protestante más grande en Ucrania- tomó una posición más pacifista: el pastor Antonyuk hizo un llamado comunitario a la oración (diciendo que nuestra arma es la oración) pero también mencionó la necesidad de ofrecerles hospitalidad a los refugiados.
El momento es verdaderamente apocalíptico en el sentido etimológico del término: apokalypsis como desvelamiento, revelación. Las iglesias se revelan a sí mismas. Y también lo hacen las organizaciones ecuménicas.
Es irónico que los rusos que hablan en contra de la guerra son, a menudo, los así llamados «liberales secularistas”, en lugar de los discípulos de Cristo. Aquí el filósofo ruso Vladimir Soloviev viene a la mente: en su libro El ocaso de la cosmovisión medieval dice: «si los que se llaman cristianos traicionan el propósito de Cristo – y lo hubiesen destruido, si hubiesen podido – entonces ¿por qué los que no se llaman cristianos, y que han renunciado de palabra a Cristo, no podrán servir el propósito de Cristo? En el evangelio leemos de dos hermanos; uno dijo “yo voy” y no fue; el otro dijo “yo no voy” y fue (…) ¿Cuál de los dos (…) hizo lo que quería su Padre?”.
Para concluir. En el pasado mes de agosto, nuestro Instituto de Estudios Ecuménicos en Lviv lanzó un proyecto sobre el ecumenismo y la construcción de la paz – comenzamos estudiando casos de reconciliación en el extranjero: los Balcanes, Israel/Palestina, de Irlanda del Norte, etc. Me gustaría citar una frase de la descripción del proyecto: «una manera de mirar la crisis de Ucrania puede ser a través de desfamiliarización. Con ello queremos decir mirar la situación a través de los lentes de otros conflictos, lo cual nos puede ayudar a mantener una distancia epistémica y emocional de la situación doméstica, permitiéndonos contribuir a una resolución racional y práctica del conflicto».
Ayer amanecimos en una situación en la cual la desfamiliarización ya no funciona, porque nuestras familias están bajo amenaza. No hay distancia emocional posible porque tanto la razón como el corazón nos llaman a detener este derramamiento de sangre. Este es el momento en que ser súper partes significa estar con aquellos que sufren y están aterrorizados. Este es el momento en que el amor de Cristo nos llama a estar unidos y apoyar a los que están siendo asesinados por el deseo de ser libres.
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios (Mateo 5, 9)
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