En coche, en caravana, en autobús o en botas de siete leguas, recorrer la ruta alemana de los cuentos de hadas, que ahora cumple 50 años, es una experiencia mágica, sobre todo en Navidad. Con 600 kilómetros, este itinerario pasa por los lugares más destacados de la vida de los hermanos Grimm y por los escenarios de sus cuentos.
Por Purificación León
Érase una vez un lugar con espesos bosques salpicados de castillos y pueblos con casitas de madera donde ocurrieron las más increíbles historias. ‘La bella durmiente’, ‘El flautista de Hamelin’o ‘Caperucita roja’ son algunos de los cuentos más célebres de los hermanos Grimm y están inspirados en ubicaciones reales.
Jacob y Wilhelm Grimm fueron dos filólogos y folcloristas alemanes del siglo XIX que recopilaron y pusieron por escrito cuentos tradicionales que habían circulado de boca en boca durante generaciones por los pueblos y ciudades del país.
En 1975 se creó la ruta alemana de los cuentos de hadas, que ahora cumple 50 años, y que recorre 600 kilómetros por los lugares en los que vivieron los hermanos Grimm y por aquellos que inspiraron sus cuentos. La ruta comienza en Hanau, el pueblo natal de Jacob y Wilhelm Grimm y termina en Bremen, la ciudad de los famosos músicos. Recorremos algunas de sus paradas más emblemáticas, aunque hay muchas más.
El punto de partida de esta ruta es Hanau, el pueblo en el que nacieron los hermanos Grimm. Ubicada cerca de Fráncfort, Hanau es una inmejorable puerta de entrada al mundo de los cuentos de hadas.
En la plaza del mercado se alza el monumento a los hermanos Grimm y, en estas fechas, a sus pies se extiende un precioso mercado navideño. Otro lugar destacado de Hanau es el castillo Philippsruhe, de estilo barroco, ubicado a orillas del río Meno, y que hoy alberga el museo de la ciudad. Un plan recomendable es recorrer Hanau con alguno de los guías locales, ataviados con trajes tradicionales, pues es una manera entretenida de acercarse a la historia de este lugar y al legado de los Grimm.
Aunque los hermanos Grimm nacieron en Hanau, pasaron su infancia en Steinau, donde se conserva la casa familiar, convertida en museo. En ella se pueden contemplar estancias de la época, como la cocina, conocer la historia de la familia y sumergirse en el mundo de los cuentos a través de múltiples objetos relacionados con ellos. Mirarse en el espejo de la bruja, probarse una corona o sentarse en el trono son algunas de las experiencias que se pueden vivir en la que fuera la casa de los Grimm. También en Steinau se puede hacer un tour con un guía local tanto por la casa de los Grimm como por otros lugares del pueblo que fueron importantes en su infancia.
La fuente de los cuentos, situada en la plaza del mercado de Steinau tiene un encanto especial. Se construyó en 1985 con motivo del bicentenario del nacimiento de Jacob Grimm. Sus relieves y estatuas representan algunos de los cuentos más conocidos de estos famosos hermanos. En las inmediaciones se encuentran el castillo y la iglesia de Santa Catalina. Las casitas con entramado de madera que se pueden contemplar dando un paseo por Steinau, también contribuyen a crear ese ambiente mágico propio de los cuentos.
Siguiendo la ruta de los cuentos, llegamos a Marburgo, en cuya universidad los hermanos Grimm estudiaron derecho entre 1802 y 1806. Allí conocieron al poeta y folclorista Clemens Brentano, que les introdujo en la poesía popular, y a Friedrich Karl von Savigny, jurista e historiador del derecho, que les inició en un método de investigación de textos que sentó las bases de sus trabajos posteriores.
En la actualidad, Marburgo sigue siendo una animada ciudad universitaria que mantiene su arquitectura medieval, con estrechas callejuelas y casas con entramado de madera. También cuenta con una de las iglesias góticas más antiguas de Alemania, la de Santa Isabel. En lo alto de la colina, coronando la ciudad, está el castillo Landgrave, una fortaleza del siglo XI, que alberga un museo dedicado a la universidad y a la cultura de Marburgo. El recuerdo a los hermanos Grimm está muy presente en la ciudad, pues un sendero de dos kilómetros la recorre salpicado de estatuas que representan a los personajes de sus cuentos.
Kassel es otra ciudad importante en la vida de Jacob y Wilhelm Grimm. Allí vivieron durante 30 años y en este lugar recopilaron la mayor parte de sus cuentos. Pusieron por escrito historias que la tradición oral había mantenido vivas durante generaciones y entre 1812 y 1822 publicaron su famosa colección ‘Cuentos infantiles y del hogar’. Con el paso del tiempo, estos relatos se tradujeron a diferentes idiomas y muchos de ellos se han convertido en historias universales, como ‘La bella durmiente’, ‘Blancanieves’, ‘Hansel y Gretel’ o ‘Caperucita roja’.
La ciudad de Kassel está considerada la capital de la ruta alemana de los cuentos de hadas. Uno de sus lugares más destacados es Grimm Welt, un moderno museo, inaugurado hace 10 años, que presenta el legado de los Grimm de manera artística, multimedia e interactiva. Las piezas más importantes de este museo son las copias anotadas de los ‘Cuentos infantiles y del hogar’ de Jacob y Wilhelm Grimm. Se trata de sus copias de trabajo personales, que forman parte del patrimonio mundial de la UNESCO desde 2005. En el museo hay dos volúmenes que corresponden la primera (1812) y a la segunda (1815) edición de estos cuentos.
En estas fechas, recorrer el mercado navideño de los cuentos de hadas de Kassel es una experiencia de ensueño. Tiene una noria que ofrece vistas impresionantes, un bosque encantado y una enorme pirámide de cuentos.
Otra parada imprescindible en la ruta es la ciudad de Hamelin, muy conocida por el cuento del famoso flautista caza ratones. La iglesia de San Bonifacio y la casa del flautista son algunos de los edificios más emblemáticos de Hamelin. Para no perderse nada, es importante prestar atención a los ratones (de metal) que hay en las aceras, pues nos guiarán hasta los lugares más destacados de la ciudad.
Hamelin tiene muy presente el famoso cuento de los Grimm. La casa de bodas, un bonito edificio de estilo renacentista, tiene un carrillón que, varias veces al día, se pone en marcha y recrea escenas de esta famosa historia. Hay representaciones al aire libre del cuento e, incluso, se puede hacer un recorrido por la ciudad guiado por el flautista.
Caminar por el centro histórico, con sus casas de entramado de madera, o dar un paseo en barco por el río Weser son otras actividades recomendables para quien visite la ciudad. Además, en esta época del año se puede visitar el mercado de Navidad, con su ambiente mágico.
Otro emblemático mercado navideño es el de Bremen, uno de los más famosos de Alemania. Los puestos se extienden por la monumental plaza del mercado, rodeada de imponentes edificios, entre los que destaca el ayuntamiento. Tanto el ayuntamiento como la estatua de Rolando que se sitúa frente a él han sido declarados patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
En una de las fachadas laterales del ayuntamiento hay otra emblemática estatua que representa a los cuatros músicos de Bremen, protagonistas del conocido cuento de los hermanos Grimm: un burro, un perro, un gato y un gallo. Las patas del burro están muy brillantes pues, al parecer, tocarlas trae suerte.
Las orillas del río Weser, la catedral de San Pedro y el barrio de Schnoor, con sus preciosas casitas, son otros rincones atractivos de la ciudad en la que termina la ruta alemana de los cuentos de hadas.







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