Ómnibus La Ranchuelera, viene por el lugar de origen de sus fundadores, que la crearon en 1934.
Hay evidencia fotográfica de que La Ranchuelera usó autobuses Aerocoach, modelo P-371 (fabricados 1947–48) en la ruta Santa Clara–Sagua (por ejemplo, el carro No.35).
Muchas fotos de los años 40 muestran unidades cuya carrocería fue hecha en Cuba sobre chasis / piezas norteamericanas, es decir, habitualmente eran autobuses con mecánica estadounidense y carrocerías adaptadas localmente.
La Compañía de Transporte de Ómnibus La Ranchuelera S.A. fue su propietaria desde que se constituyó el 27 de agosto de 1945, al entrar sus nuevos propietarios.
Ruta de ómnibus interprovinciales desde Sagua La Grande a La Habana, así como de rutas intermunicipales en la provincia de Las Villas, con oficinas centrales en Lorda #1 en Santa Clara.
Era la 9ª ruta interprovincial en orden a sus ingresos.
Su reputación era de buena calidad de servicio en rutas interprovinciales, lo que le valió que se le considerase como Ruta de la Cortesía.
Su capital social era de alrededor de $30,000 en propiedad a partes iguales de sus tres gerentes, Cirilo Padrón Cruz, natural de Islas Canarias y los cubanos Francisco Rodríguez Rodríguez y Ricardo Ramos Feíto quienes eran propietarios también de Importadoras, Distribuidoras y Exportaciones S.A. dedicada a los accesorios de autos.
Se consideraba entre la más antigua y la mejor organizada de todas. Sus activos fijos ascendían a $500,000.
Greyhound no estrenó los GM Scenicruiser en EE.UU. hasta julio de 1954. Los ómnibus panorámicos BECK DH 1040, copia casi exacta de las GM PD-4501, salieron a las carreteras en 1955 y solo se fabricaron doce y ocho de esas unidades vinieron a Cuba estrenándose en febrero de 1955. La Ranchuelera tuvo 3 carros los #48, 49 y 50.
El ómnibus Beck Scenicruiser modelo DH-1040 con motor Cummins V8, se fabricó del 1954 a 1957.
La Ranchuelera que operaba como compañía interprovincial de ómnibus, estaba equipada principalmente con unidades de General Motors PD-4103/4 y también con modelos Beck Semicruiser (DH-1040). Eran de dos pisos, contaban con aire acondicionado y suspensión neumática, característica que ofrecía una comodidad superior al estándar de la época, por lo que se consideraban de lujo para entonces.
La Ranchuelera operaba desde La Habana por la Carretera Central hasta Santa Clara luego se desviaba hacia Trinidad. Por el Circuito Norte llegaba hasta Encrucijada pasando por Sagua La Grande.
Amadeo Barletta, el 19 de enero de 1949 instaló sus oficinas en el edificio de Infanta y 23, el famoso Ambar Motors, también de su propiedad, que prácticamente iniciara la zona comercial conocida como La Rampa. Posteriormente construiría la firma sus almacenes y talleres en la Vía Blanca.
Desde entonces contaba con el importante negocio del suministro de ómnibus a la Cooperativa de Ómnibus Aliados, donde además tenía intereses y a otras rutas de ómnibus interprovinciales como Santiago-Habana, Ómnibus La Ranchuelera y La Flecha de Oro.
Hace 66 años, Cuba era uno de los países del hemisferio occidental que disponía de las mejores infraestructuras de carreteras y líneas férreas. El transporte por ómnibus y ferrocarril era uno de los más eficientes de América Latina.
Desde la Terminal de La Habana partían diariamente trenes hacia las principales ciudades y pueblos del país. Se cumplían meticulosamente los horarios de salida y llegada. Servicios regulares, de lujo y coches-cama cubrían las demandas, según recuerdan los pasajeros de la época. Se consideraba un elemento de distinción elegir el tren para viajar. Resultaba agradable, acogedor y sumamente confortable, no sólo por las condiciones de los coches, sino por el eficiente servicio que se prestaba.
Desde Casa Blanca, al otro lado de la bahía de La Habana, el tren eléctrico de Hershey inaugurado en 1917, tenía una ruta por la costa norte que cubría La Habana-Matanzas en una y otra dirección, con siete salidas diarias.
A partir de 1920, el tren de Hershey comenzó a llevar pasajeros en su recorrido, incluidos los empleados del central. El tren funcionaba a 1,200 volts, con una estación de gobierno manual en Hershey y dos subestaciones automáticas: en Elisa, cerca de La Habana, y Margot, en las inmediaciones de Matanzas.
Hasta que llegaron los castristas, desde la Terminal de ómnibus de La Habana, partían autobuses para todas las ciudades. Empresas como Santiago-Habana (la mayor del país), Ómnibus Menéndez, La Cubana, Ruta 80, La Flecha de Oro, la Ruta 34 y La Ranchuelera tenían servicio regular y de lujo las 24 horas.
Viajar no era una odisea. Simplemente se iba a la Terminal, se sacaba el boleto para el destino elegido y se viajaba cómodamente. Casi siempre se avisaba a un familiar o un amigo para que esperaran al viajero.








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