La Periquera uno de los símbolos de Holguín

Written by Alvaro Alvarez

22 de abril de 2025

Por Álvaro J. Álvarez. Exclusivo para LIBRE

Francisco Rondán Rodríguez nació el 2 de abril de 1796 en la andaluza ciudad mediterránea de Málaga (205 km al SE de Sevilla). Hombre corpulento y de 1.80 m (5’9”), siendo muy joven se enroló en el magnífico buque de velas Cabo de Hornos, diseñado para transportar esclavos, sacos de azúcar, café, baúles de oro y plata. Con cañones a estribor y babor era un enemigo formidable para cualquier barco pirata o inglés que se atreviera a atacarlo. 

En su primer viaje a Las Américas visitaron Venezuela, Colombia, Panamá y Cuba.

Su impresión sobre Cuba fue tal que juró regresar a vivir allí.

Luego de abastecerse de comida, agua y frutas zarpó el barco con rumbo a su puerto base, Barcelona.

Después de visitar a su familia en Málaga durante dos semanas, regresó al Cabo de Hornos en el puerto de Barcelona para partir de nuevo hacia América.

Después de dejar las aguas del Atlántico, cuando entraron en el Mar Caribe, con rumbo a Colombia, el centinela gritó: “barco pirata en el horizonte”. Francisco cogió su sable y su mosquete. Comenzaron a rugir los cañones de ambos barcos con un estruendo infernal. Cuando el barco pirata se puso a su lado comenzó el abordaje y la lucha cuerpo a cuerpo. Francisco se enfrentó con el primero que cayó mortalmente herido en el pecho, luego al atravesar con su sable al segundo, sintió un profundo dolor en su mano izquierda, vio la sangre brotar de su muñeca, le habían cortado la mano. Vino otro pirata por detrás y con la culata de su arma le dio un golpe en la cabeza que lo dejó inconsciente. Fue llevado al barco enemigo, curado por un viejo y una mujer junto con otros marinos españoles y piratas heridos.

El capitán-pirata los curaba para que pudieran remar en las galeras.

El barco pirata era un poco más pequeño que el Cabo de Hornos, pero más veloz. A los seis marineros presos los llevaron a Isla Tortuga, situada al Norte de Haití, un refugio para piratas y filibusteros. Allí pudo conocer a prisioneras españolas y francesas que servían de cocineras y amantes en las cuevas habitadas.

Cuando el manco Francisco (como ya le llamaban) conoció a Carmen, esta se convirtió en su mujer.

Un día, el jefe de los piratas ordenó que se prepararan para salir en los barcos para atacar La Habana, como a Francisco ya lo tenían como un pirata más, lo llevaron también, al igual que a Carmen.

En 1824, después de atacar y saquear La Habana salieron por toda la costa norte con rumbo este. Al llegar cerca de Gibara, Francisco le pidió a Carmen lo acompañara a saltar del barco esa noche, pero ella se negó.

Pudo llegar nadando hasta el pueblo y Luciano un joven oficial lo ayudó, dándole dinero para comprarse ropa y comida.

Empezó a trabajar en un astillero como carpintero, encontró un cuarto en una casa de huéspedes de un matrimonio español. 

Llevaba un tiempo trabajando cuando lo hicieron jefe de los carpinteros.

Como había aprendido con los piratas el valor de los esclavos africanos que los españoles compraban en el mercado libre de Cartagena, en Colombia donde los traían los barcos portugueses para ser vendidos a los dueños de fincas en Sur, Centro América y en las islas del Caribe. Él sabía que el negocio era bueno y cuando tuvo dinero para comprar a varios esclavos se subió a un barco español que iba a Cartagena. 

Compró a sus cinco negros esclavos, los amarró con una cadena al cuello y en un barco que salió al otro día los llevó para Gibara. Estando allí fue a ver a su amigo Luciano, quién le recomendó a Casiano Lubasta para que se los comprara. Logró que Casiano le pagara 150 doblones por cada uno. 

Un poco de tiempo después fue a ver a Casiano para que le anticipara el dinero para regresar a Cartagena y éste aceptó dándole 3,000 doblones para veinte esclavos. Fue al puerto y logró alquilar un velero de color amarillo. 

El primer día en Cartagena pudo comprar diez que dejó amarrados dentro del barco. La mañana siguiente pudo adquirir diez mandingos, mucho más altos y fornidos que los anteriores.

Al regresar con su carga humana, Casiano lo felicitó y embulló a traerle de treinta a cuarenta más.

Pasó un mes trabajando en el astillero hasta pedirle permiso al dueño para ausentarse de nuevo.

Volvió hablar con el capitán del barco amarillo y con Casiano quien volvió a adelantarle el dinero suficiente para comprar cuarenta esclavos.

Después de una semana de subasta pudo comprar a los cuarenta y en cinco días ya estaba de regreso en Gibara para que Casiano se pusiera contento con sus compras y se los llevara a una de sus fincas.

Como el negocio iba tan bien, decidió dejar su trabajo en el astillero y dedicarse a su nuevo negocio, pero subastando los esclavos en plena Plaza Pública del pueblo. 

Comenzó con cien luego ciento cincuenta y con el dinero ganado compró fincas en zonas cercanas a Gibara como Auras (en 1830 le compró la hacienda Auras a Pelegrín Casanova y en 1832 a Miguel Carralero), Aguas Claras, Cantimplora donde comenzó la cría de ganado y el cultivo de la caña de azúcar. Entonces traía los esclavos para trabajar en sus fincas.

Allí era conocido como el Manco de Auras.

Auras a 15 km de Gibara fue el sitio que escogió para construir su primera casa. Su casa tenía túneles debajo, locales para rentar, un espacio para dulcería y otro para barbería.

Los ganaderos que llegaban con ganado para vender ponían las vacas en los corrales de Francisco y dormían en los cuartos que les rentaba. Se dice que Francisco ayudado por el barbero, por las noches entraban en las habitaciones y mataban a los ganaderos para luego desaparecerlos en los túneles y el ganado se lo llevaba para sus fincas.

En la década de 1840 su fortuna había aumentado enormemente y decidió comprar la finca La Larga que tenía 14,000 caballerías y bordeaba la bahía de Puerto Padre, luego en 1850 compró la finca de 19,000 caballerías, Santa Bárbara de Biribitay en la zona de Chaparra a unos 60 km de Gibara. 

Construyó el central o ingenio Santa Lucía, cerca de la costa de Gibara luego el Santa Clara cerca de Uñas y Auras en la zona de Holguín.

Cuando Francisco tenía un enorme poder económico basado en sus fincas de ganado, de caña con sus 800 esclavos y todos sus telares pasó por un valle enorme en las montañas de la Sierra Cristal, zona llamada Holguín, donde había una valla de gallos rodeada por varias casitas. 

Aquel valle enorme le pareció tener mucho más futuro que el Puerto de Gibara. 

Pensando en eso se embarcó para Barcelona para contratar a un maestro de obras catalán para construir su casa, después de haber comprado una buena faja de tierra. 

De sus fincas trajo madera de caoba, cemento y demás materiales para levantar su Casa Rondán.

Cuando la casa tenía tres hileras de ladrillos, montó en cólera y tomó un barco para traer albañiles andaluces, porque según él eran los mejores. Regresó a los dos meses con 20 albañiles que bajo contrato, accedieron venir a Cuba. La construcción duró dos años y al final no fue una casa común sino un palacete, con grandes puertas (14 en total), el aldabón grande de la puerta principal, la escalera de madera de caoba en espiral, los espaciosos cuartos del segundo piso con sus tapices y cuadros de grandes pintores españoles de siglos atrás. Esos cuartos eran para sus hijos.

El patio central con el aljibe en el centro, detrás los cuartos pequeños donde veinte esclavos, principalmente mujeres eran la servidumbre de la casa. La escalera de caracol por la que se subía a la azotea y se veía hasta la Loma de la Cruz, por el norte y la Plaza Militar por el sur. 

El color rojizo azufre de su exterior le daba un aire de grandeza colonial.

Terminada en 1868 se mudó con su esposa Juana, que había mandado a buscar años antes de España y con quien ya tenía varios hijos e hijas.

La parte de debajo de la Casa Rondán o Casa Fuerte estaba dedicada al comercio, almacenar sacos de plátanos, frutas para la venta a la ya creciente población de Holguín y sus alrededores. Construyó una pequeña casa al lado para instalar al maestro dulcero que trajo de España.

Siendo Francisco un hombre ya mayor, fue a Jamaica para traer a un negro que había nacido en África al cual sacó, por dinero, de la cárcel de Kingston y lo convirtió en su guardaespaldas.

Le puso por nombre Claro al mandingo de 6’3” y le asignó un cuarto pequeño entre la servidumbre. Le enseñó a hablar español y Claro desarrolló un afecto por Francisco que lo había salvado de una muerte segura en la cárcel.

(Los mandingos conforman un grupo étnico de África Occidental. En la actualidad existen cerca de trece millones de mandingos residiendo en diferentes países: Gambia, Guinea, Guinea-Bisáu, Senegal, Malí, Sierra Leona, Liberia, Burkina Faso y Costa de Marfil).

Una tarde cuando regresaban los dos a caballo, en un monte cercano al pueblo de Aguas Claras, situado a uno pocos kilómetros al N.O. de Holguín, varios hombres emboscados abrieron fuego para matarlo. Francisco siguió cabalgando como si nada, pero Claro se tiró del caballo con el mosquete en la mano. Francisco le ordenó que se montara de nuevo en el caballo y ambos siguieron a caballo bajo el fuego de aquellos hombres del bosque.

Al otro día reunió a seis hombres bien armados y con perros rastreadores para encontrar a los del atentado del día anterior. 

Gracias a los perros llegaron hasta el caserío de siete u ocho casas donde vivían aquellos hombres y se formó un tiroteo, donde resultaron heridos dos hombres de Francisco y del grupo buscado, dos heridos, dos muertos y uno que se escapó. A los dos heridos los ahorcaron en un árbol cercano y les prendieron fuego a todas las casas.

Regresaron a Casa Fuerte con los dos heridos y las mujeres de la servidumbre se ocuparon de curarlos.

El joven español José Martínez, tenía una finca de 60 caballerías por donde pasaban dos ríos y Francisco quería comprar la finca para criar ganado en ella. Envió a Claro con la propuesta de pagarle 100 talegos, José no aceptó y les dijo no volvieran porque les iba a entrar a tiros.

Al siguiente día, Francisco envió a Claro con 4 hombres armados, los perros y un saco. Le hiciera la misma oferta y si se negaba lo matara, le cortara la cabeza y se la llevara en el saco.

Cuando Francisco vio la cabeza en el saco le dijo la botara en un basurero.

Luego ordenó a Claro regresara a la finca hablar con la mujer de José, así fue y cuando llegó la mujer salió y le dijo que no la matara que ella y sus dos hijos se iban para casa de una tía en Gibara.

Cuando Francisco regresó a la finca de José se encontró que la mujer le había dejado sobre una mesa el papel de la propiedad de la finca. Francisco les ordenó a sus hombres quemar la casa y luego le dijo a Claro contara cuantas vacas había allí y llevara 200 suyas para esa finca.

Al lado de la finca de José estaba la de Felipe González, pasaron unos días y ordenó a Claro ir allá y proponerle la compra por 300 talegos o doblones, porque esa era mayor que la otra.

Felipe estaba casado y tenía un hijo de 7 años, cuando llegó Claro, salió el español acompañado de su esposa y luego de oír la propuesta, aceptaron venderla, porque ya sabían lo que les había pasado a sus vecinos.

En los meses siguientes adquirió otras fincas de los alrededores usando el mismo método, hasta crear un imperio agrícola en fincas ganaderas y cañeras.

Continuó trayendo esclavos de Colombia para vendérselos a los dueños de fincas cercanas.

Francisco distribuyó sus esclavos en campamentos de pequeñas casitas de techo de guano en donde vivían sus ochocientos esclavos. Esos campamentos estaban en el central Santa Lucía, en La Larga, en La Santa Bárbara de Biribitay, en Auras, Velazco, Aguas Claras, Buen Aventura, La Parras y otra más. Los esclavos eran supervisados por los mayorales blancos.

Los esclavos trabajaban de lunes a sábado de 7:00 am a 6:00 pm, descansaban los domingos y ese día organizaban sus bembes (pequeños bailes) bailando a toques de tambor, menos de noche porque Francisco se los prohibió debido a que por ellos se podían comunicar y organizar rebeliones o escapadas. 

A los que lograban escapar de noche les llamaban cimarrones. Estos se convirtieron en un problema para Francisco que tenía que enviar a Claro con perros a perseguirlos y cuando los capturaban permitía a los perros que los despedazaran ante la mirada de los otros para así lograr que el miedo evitara se fugaran de los campamentos.

Francisco llegó a tener muchos chinos coolies trabajando no como esclavos sino por contrato de 5 años. Pero los chinos al ver como los trataba cogían un gato, le amarraban un trapo en la cola y le prendían fuego, el gato corría al ver el fuego y así quemaban los cañaverales de Francisco.

Por supuesto allí entraba en acción Claro para ahorcar algunos chinos para lograr amedrentarlos. 

El ritmo de la actividad comercial que llevaba le aumentaba su riqueza día a día, así comenzó a almacenar los doblones de oro (un doblón equivalente a 4.25 pesos) en cántaras de leche y enterrarlas en el túnel que había hecho desde el patio de la Casa Fuerte hasta la base de la Loma de La Cruz.

En 1860 comenzó la construcción de su casona (luego La Periquera) hasta terminarla en 1867 a un costo de 100,000 pesos oro. Vivienda en la planta alta y comercio o almacén en su planta baja, donde se ubicaba la tienda llamada El Volcán propiedad de Francisco Rondán y el comerciante Casiano Labusta la Rosa.

Francisco entre 1866 y 1867 fue Alcalde Ordinario de Holguín.

Se casó con Juana de la Cruz y tuvieron 6 hijos: Francisco, Rafael, Emilia, Angela, Clara y Filomena.

El 10 de octubre de 1868 comenzó la Guerra de Carlos Manuel de Céspedes, el 14 de octubre un grupo de cubanos bajo el mando de Julio Grave de Peralta y Zayas Bazán (1834-1872) se alzaron en el área de Holguín y luego trataron de tomar la ciudad. 

Francisco Rondán previendo aquello había permitido al coronel Francisco de Camps Feliú que fuera a su casa con sus 110 hombres, así como a los colonos españoles (con sus familias) que vivían en fincas de la zona. En total eran unas 600 personas en Casa Rondán o Casa Fuerte.

Tanto Julio como su hermano Belisario Grave de Peralta (1841-1891), apoyados por el general venezolano Amadeo Manuitt (1830-1870) y Francisco Maceo Osorio junto con 300 jinetes cubanos le pusieron sitio a La Periquera (en esa etapa fue que le pusieron ese nombre a Casa Rondán, debido a los colores de los uniformes de los soldados españoles que a los mambises les parecían pericos).

Los cubanos tomaron al pueblo de Holguín y el 29 de octubre comenzó el ataque a La Periquera pero no pudieron tomarla. El 17 de noviembre volvieron a intentarlo con cañones que trajeron, y lograron abrirle un boquete en el frente derecho del edificio, además de utilizar teas encendidas para quemarla, pero los españoles lograban apagarlas tirándoles cubos de agua. Nunca lograron entrar por la resistencia de los ocupantes. El sitio se extendió hasta el 6 de diciembre y debido a los refuerzos españoles que llegaron, tuvieron que retirarse.

Durante esos días los españoles solamente pudieron conservar esa manzana de La Periquera, el resto estaba dominado por los mambises.

El coronel Camps era el líder militar y Francisco Rondán el líder civil.

Después de las 6 semanas de sitio, Francisco Rondán fue condecorado con una medalla como héroe de España.

Después de este hecho los españoles se quedaron en el edificio, usándolo como guarnición, por lo que fue nuevamente atacada en 1872, pero esta vez por fuerzas mambisas al mando del generalísimo Máximo Gómez y del Mayor General Calixto García Iñiguez.

La Periquera está situada en la calle Frexes # 198 entre Libertad y Maceo. Al frente la antigua Plaza de Armas (también llamada por un tiempo Plaza Isabel II), hoy parque Calixto García. Después del sitio, Francisco Rondán calculó el costo de los daños a su casa en unos 12,000 pesos oro que reclamó al gobierno español. 

Pero al marcharse sus hijos, viejo y agotado, decidió retirarse con su esposa a vivir en su casa de la calle Marina de Gibara. Desde allí siguió dirigiendo sus negocios, aunque el ingenio Santa Lucía se lo vendió a Rafael Lucas Sánchez.

El gobierno colonial asumió entonces la tarea de reconstruir la casona y por 102 pesos mensuales Rondán les alquiló para la sede de la Casa de Gobierno (Casa Consistorial). 

Permaneció largo tiempo como Casa de Gobierno y fue epicentro de diversos eventos históricos en esa ciudad.

Su hija Emilia viajó a España y al regresar se casó con el vasco Gumersindo Urquiola y tuvieron a Josefa (Pepa), Gumersindo y a Joaquín (1872-1955) Urquiola Rondán.

Filomena falleció en Holguín, el 25 de septiembre de 1899, nunca salió de Cuba y se casó con Manuel Fernández Vázquez y su hijo Francisco Fernández Rondán (Francisquito, 1863-1942) estudió en Barcelona y regresó a Cuba siendo ya abogado. Fue alcalde de Holguín entre 1899 y 1901. Se casó con Teresa de León y Pérez, natural de Las Palmas de Gran Canaria. Tuvieron nueve hijos: Dr. Manuel Francisco, Dr. Alejandro Francisco, Isabel, Dra. Juana Ángela, Adela, María Filomena, Paula, Celia y la Dra. Fernandina Fernández, pedagoga, profesora del Instituto de Holguín, fallecida en Miami.

El otro hijo José (Pepito) Fernández Rondán, también se hizo abogado en Barcelona. Fue coronel del Ejército Libertador, abogado y al vencer a Rafael Manduley salió como el primer senador de Holguín, cargo que ocupó de 1902 a 1904, cuando murió.

Los otros hijos de Francisco y Juana: Francisco, Alejandro, Angela y Clara se fueron para España con un millón de doblones cada uno, algunos vivieron en Barcelona y otros en Valencia. Las dos hijas “indianas” se casaron con nobles en bancarrota, tuvieron hijos, nietos y muchos títulos nobiliarios. 

Francisco regresó a América, o sea a Puerto Rico donde abrió una compañía comercial y a veces regresaba a Gibara para visitar a sus padres. Luego se mudó para Nuevo Orleans.

Alejandro se quedó en España como sus dos hermanas y fue un político prominente en las Cortes de Madrid, respetado orador que participó en muchos decretos y leyes que favorecían a las colonias españolas y sobre todo a Cuba.

El cinematógrafo llegó con la primera intervención norteamericana (1898-1902), cuando el 25 de noviembre de 1898 se proyectó en un local de la planta baja de edificio La Periquera una película.

Don Francisco a veces iba a Holguín a visitar La Periquera para ver como mantenían la casa y para cobrar el alquiler que le pagaba el Gobierno Español desde La Habana. Aunque era peligroso viajar por los caminos dominados por los mambises cubanos.

Acompañado de su esposa Juana y su hija Filomena asistían a veces a las retretas dominicales en Gibara, pero ya le costaba trabajo caminar, apoyado con un bastón. Tuvo la alegría de recibir a su hijo Alejandro que había venido de Puerto Rico.

El 26 de junio de 1875 por la mañana le dijo a su mujer que le daba la libertad a Claro y una pequeña finca cerca de Holguín.

Francisco Rondán Rodríguez falleció en Gibara, el 27 de junio de 1875, a los 79 años.

A las 5 de la tarde del martes 22 de abril de 1902, desde uno de los balcones de La Periquera, el presidente electo de Cuba, Tomás Estrada Palma le habló al pueblo holguinero (pueblo cubano) por primera vez, luego de haber llegado el 20 a Gibara proveniente de Nueva York. Durante aquella visita presidencial se le ofreció un banquete.

Algo interesante, él quiso hablar desde La Periquera porque allí él había estado preso en octubre de 1877 antes de ser deportado a España.

Tomó posesión de su cargo de Primer Presidente de La República, el 20 de mayo de 1902.

La planta baja de La Periquera siempre fue usada para comercios, ya habíamos mencionado la tienda El Volcán (desde los años de la década de 1860) estaba en el ala izquierda, mientras que la parte derecha sede del Liceo desde 1887, usado como cine el 25 de noviembre de 1898 con la proyección de la famosa primera película en la ciudad.

Más tarde este mismo local acogió el comercio La Revoltosa y luego el establecimiento Gran Café Venus cuyo propietario no era de Holguín, y en la parte de atrás, lugar destinado para la cochera, se confeccionaban los dulces que allí se vendían.

Suerte parecida corrió el ala izquierda, después de El Volcán fue sede de los comercios: La Occidental, El Nuevo Encanto y La Ciudad de París. 

La planta alta, además del Gobierno tuvo diferentes usos. Una Escuela de Instrucción Pública. En la década de 1930 fue sede del Instituto de Segunda Enseñanza. El Club Juvenil ocupó sus salones aproximadamente desde inicios de 1950, el cual era rentado de viernes a domingo y allí funcionó hasta 1958 una Escuela de Ballet. 

Merece la pena resaltar otros hechos históricos sucedidos en La Periquera de carácter patriótico y político. Se velaron los cadáveres de Remigio Marrero Álvarez (1826-1916), Francisco Frexes Bruzón (Panchito, 1863-1896) y José Ramón Torres (Pepe-1872-1908) tres holguineros ilustres y miembros del Ejército Libertador. En 1936 se honró la campana de La Demajagua y en enero de 1947 fue inaugurada la Primera Exposición de Prensa Plana.

La bandera que izaron los holguineros en La Periquera el 20 de mayo de 1902 la regaló al Cabildo, el Presidente de la República, don Tomás Estrada Palma.

Según comentarios de un holguinero, dos bisnietos de don Francisco fueron representantes a la Cámara, hay cuatro bisnietos millonarios en Miami, cuatro tataranietos médicos y otro abogado.

¿Será esto verdad?

La Periquera es el orgullo de los holguineros por su belleza arquitectónica y la historia que encierra, desde un principio fue escenario de los hechos más trascendentales ocurridos en el pueblo.

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