Por José “Chamby” Campos
El amateurismo y el profesionalismo han existido con la intención de conservar el deporte alejo a las dudas de los resultados y tratar de mantener la competencia lo más limpia y auténtica posible.
A través de su historia Las Grandes Ligas está llena de hipocresías que surgen a raíz de escándalos que han estado cerca de destruirla comenzando en el año 1919 durante La Serie Mundial entre Los Medias Blancas de Chicago y Los Rojos de Cincinnati.
La salvación de ese capítulo fue la “llegada” a escena del pelotero más completo y grande que ha conocido el béisbol. Con la aparición de Babe Ruth en Nueva York después del cambio entre Los Medias Rojas de Boston y Los Yankees del Bronx, el deporte pudo continuar y eventualmente superar la mancha negra que había creado el llamado “Escándalo de Las Medias Negras”.
A pesar de brincar ese obstáculo la afición estuvo divida en la actuación de los dirigentes de la liga, en especial el juez Kenesaw Mountain Landis por la suspensión de Joe Jackson, quien era la figura más importante del momento. El “Descalzo” negó su participación en el esquema de sus compañeros e inclusive fue hallado inocente en un juicio que se celebró en la corte Civil.
El letrado, el cual fue escogido para que limpiara la imagen de la competencia, usando su posición nunca dejó que Jackson regresara a los terrenos de juego. Sin embargo, bajo su mandato jamás permitió la entrada de los jugadores de color.
Esta probablemente haya sido la primera duplicidad documentada. Vendrían otras.
En el año 1994 cuando los dueños de equipos decidieron despedir al entonces comisionado Fay Vincent, la pelota sufrió una huelga que causó la suspensión del resto de la temporada incluyendo la sagrada Serie Mundial.
Cuando las actividades se reanudaron al siguiente año la popularidad del béisbol había caído a un plano como nunca antes. En ese momento los dueños de los equipos comenzaron a tratar ideas que pudieran levantarlo.
Los peloteros, en su gran mayoría los bateadores, aumentaron el consumo de esteroides, el cual ya existía, pero se consideraba tabú y era castigado. Esta nueva “medicina” le daba al individuo una masa corporal capaz de lograr que los elevados de rutinas se convirtieran en jonrones, al mismo tiempo que les permitía una recuperación física instantánea.
El resultado de esto fue la producción incalculable de jonrones que finalmente comenzó a traer a los seguidores de vuelta a los estadios. MLB vio su solución en la llamada “Batalla de Jonrones” entre Sammy Sosa y Mark McGwire.
Al mismo tiempo que esto estaba pasando y que el público se daba cuenta de lo que ocurría, el “comisionado” Bud Selig, que a su vez era parte dueño del equipo de Milwaukee, dio nacimiento a una campaña de depuración. Desafortunadamente los únicos que fueron encontrados culpables no eran protagonistas de las hazañas
publicitarias.
Hasta la fecha hay más de 5 jugadores que aparecieron en las listas de los considerados usuarios que han sido elegidos al “Salón De La Fama”. Todo esto ha ocurrido bajo el auspicio de Las Grandes Ligas. Este es otro ejemplo de la falsedad de la pelota profesional.
Por último, ahora nos llega el caso del japonés Shohei Ohtani. El astro nipón ha sido víctima de un robo de 16 millones de dólares por parte de su intérprete. Según las investigaciones el trabajador falsificó documentos, personificó al atleta, retiró grandes cantidades de dinero de las cuentas bancarias del pelotero; todo para poder pagar las apuestas de juego ilícito que efectuó.
De la manera que este episodio ha ocurrido deja muchas preguntas e incógnitas pese a que ya se investigó y se llegó a un veredicto.
En un período de menos de 30 días pudo lograrse que todos los papeles estuvieran en orden; que se comprobara que dentro de las 19,000 apuestas que se hicieron ninguna tuvo que ver con béisbol; que las regulaciones bancarias que fueron violadas no levantaran sospecha alguna; que los contadores, los controladores del dinero de Ohtani, los abogados y el agente de este hubieran presenciado nada fuera de orden.
La más insólita de todas las preguntas y la cual los fanáticos se hacen, es cómo una casa de juego ilegal pudo darle un crédito de 4.5
millones de dólares a una persona; sea esta Shohei Ohtani o un intérprete japonés.
Ahora cuando MLB se vio involucrada con la industria de las apuestas, como pueden justificar sus alianzas
billonarias con los casinos y las casas de juegos.
Todo esto tiende a crear una nube de desconfianza entre los amantes del deporte que no obstante la doble moralidad de Las Grandes Ligas y sus dirigentes sigue siendo “El Pasatiempo Nacional”.
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