La Gloria: una Aventura Americana en la Sierra de Cubitas

Written by Demetiro J Perez

13 de julio de 2022

Por Álvaro J. Álvarez. Exclusivo para LIBRE

Creo que nunca se han mezclado dos hechos históricos que ocurrieron en el año 1900, quizás no estuvieron conectados pero fue algo significativo, el 4 de enero llegaron unos 200 norteamericanos a Nuevitas, Puerto Príncipe para crear la primera colonia yankee en la isla de Cuba y el 28 de junio el barco de

guerra McClellan zarpó desde Nuevitas llevando a 226 maestros cubanos hasta Cambridge (Boston) llegaron el 3 de julio.

Era uno de los 5 barcos que después de haber tocado 14 diferentes puertos cubanos, recogiéndolos, llegaron con un total de 1,273 maestros, escogidos al azar a través de las 6 provincias, para pasar un Curso Intensivo de 8 semanas en la Universidad de Harvard.

Boston se vistió de gala para recibirlos, mantenerlos y despedirlos. Todos los

periódicos dedicaron sus titulares para resaltar aquel gran evento y Cuba nunca tuvo que pagar.

Los 5 barcos regresaron al Puerto de La Habana el 29 de agosto de 1900.

El 9 de octubre de 1899 llegó al Valle de Cubitas, en la costa norte de Puerto Príncipe (actual Camagüey), un equipo de técnicos y agrimensores estadounidenses encabezados por el ingeniero J. C. Kelly, encargados por la recién fundada Cuban Land and Steamship Company (con sus oficinas principales en el 32 de Broadway, en Nueva York), de medir las tierras recientemente adquiridas a precios ínfimos, parcelarlas y diseñar los planos de un nuevo asentamiento, al que calificaban como “la primera colonia de norteamericanos en Cuba”.

En las oficinas de la Cuban Land en New York, surgían de los imaginativos dibujantes varias ciudades inexistentes en el Valle de la Sierra de Cubitas como parte de una desenfrenada propaganda para la colonización de Cuba.

AQUELLOS PIONEROS

Los pioneros procedían de todos los estados de la Unión y se concentraron en New York para su embarque hacia Cuba.

El primer contingente, poco más de 200 hombres y una mujer, encabezados por el general Paul der Voorts, partieron el 30 de diciembre de 1899 en el vapor Yarmonth capitaneado por E.O. Smitle.

Al mediodía del 4 de enero de 1900 arribaron al puerto de Nuevitas, en la costa norte de la provincia, fueron recibidos por el General A. Bresler y Mister E. Park, presidente y encargado de la Cuban Land respectivamente.

El lunes 8 de enero, de Nuevitas hasta el puerto de Viaro (Puerto la Gloria), unos 160 de los futuros colonos se trasladaron en tres pequeñas goletas, dos eran cubanas y Emily B. de Florida.

Muchos norteamericanos se negaron a desembarcar al comprobar que se les habían engañado, pues en este puerto no existía ninguna construcción, sólo manglares y pantanos.

La Gloria está ubicada a 37 millas/ 60 kms. al Oeste de Nuevitas.

Limita al Norte con la Bahía de la Gloria, Puerto Viaro y Puerto Piloto al Sur con Sola.

El río Máximo donde se encontraban las fincas Las Mercedes, Rincón Grande, San Agustín, San José de Canasí, Laguna Grande, el fundo de San Lorenzo de Viaro. Palm City, habitada, sobre todo por alemanes, estaba al Oeste a unos 15 kms.

COLONIZACIÓN DE TIERRAS

De inmediato se comenzó una campaña en los EE.UU. para estimular la colonización de vastas extensiones de tierras cubanas que, por su fertilidad la hacían presa codiciada. Se decía que la Cuban Land había fomentado una importante ciudad en el trópico, con carreteras, líneas férreas, hoteles, un eficiente puerto, calles hermosas y parcelas, restaurantes, teatros y todas las comodidades con que podía contar una ciudad moderna.

En Cuba el ensayo comenzó casi simultáneamente en 37 localidades entre ellas estaban la Gloria City y una serie de poblados del Valle de Cubitas, tales como Garden City, City of Piloto, Palm City,  Columbia City, Washington City, New Port, Port Viaro, etc. Así como otro en Ceballos, al Norte de Ciego de Ávila. Herradura City en Consolación, Pinar del Río. Barthe y Omaha en Victoria de Las Tunas, en Oriente.  Columbia, Port Júcaro, McKinley, San Pedro, Los Indios, Santa Bárbara, Los Almácigos, San Francisco de las Piedras en Isla de Pinos y en 1913 residían allí más de 1,600 estadounidenses. Casi tantos como los pioneros.

En 1925 la inmensa mayoría del territorio pionero era propiedad de estadounidenses, los que se dedicaron a explotar extensas plantaciones de cítricos y frutales, que con el tiempo llegaría a ser el principal sostén económico de la Isla.

SOLO 160 LLEGARON

Sólo 160 miembros de esta expedición llegaron a la supuesta ciudad de la Gloria, después de atravesar cuatro millas de fango con la fiera plaga.

En la noche del 9 de enero levantaron tiendas de campaña y durmieron en el claro del monte donde debía de erigirse la ciudad.

Esta primera expedición del Yarmounth estaba compuesta por cuatro médicos, un abogado, un editor, algunos burócratas, varios comerciantes, tenedores de libros, maquinistas, mecánicos, albañiles, carpinteros, ex

militares, un clérigo de Georgia, el

reverendo A.E Sedan, el juez Groesnech, el doctor W.P. Pearce, campesinos, aventureros y buscadores de fortuna.

Se desarrolló una comunidad vigorosa que alcanzó su clímax hacia 1914, cultivando cítricos y vegetales, luchando contra el abandono y para salvar el sueño por lo que había abandonado su nación.

EN LA GLORIA

El núcleo principal que fundó La Gloria, los agricultores eran familias muy trabajadoras, con un gran espíritu emprendedor, que comenzaron desde cero a laborar un pedazo de tierra comprada a la Cuban Land y ya hacia 1914 contaba con una población de alrededor de 3,000 norteamericanos a los que se le unieron decenas de polacos, alemanes, daneses, italianos y de otras nacionalidades y una fuerza laboral de unos centenares de cubanos y españoles, haitianos, jamaicanos y granadinos que trabajaban como peones.

El 25 de septiembre de 1909, Frederick P. Wilson, presidente de la Cuban Land Steamship Company envió al presidente José Miguel Gómez una carta pidiéndole la terminación de la carretera de 4 millas (6½ kms) desde el puerto de Viaro a La Gloria la cual tenía solamente 2½ millas (4 kms) ya concluidas y solicitaba un crédito de alrededor de $7,000 para su conclusión, se argumentaba la posibilidad de exportar centenares de miles de pesos en frutas que ya producía el valle de Cubitas.

En 1914 La Gloria y su conjunto Valle de Cubitas llegó a su máximo auge.

La Gloria contaba con juzgado, estación de policías, cuartel de la guardia rural, alcaldía, oficina de correo y telégrafo, teléfono de Puerto Viaro, escuelas, biblioteca, luz eléctrica, alumbrado público, tiendas, fondas, cantinas, barberías, lecherías, panadería, fotógrafos, farmacias, médicos, herrerías, albañiles, una fábrica para hacer escobas, dos hermosos hoteles de dos pisos con bellos jardines y amplios ventanales.

Se había construido una carretera de piedras que llegaba hasta Puerto Viaro, atravesando la Avenida Central de La Gloria y se extendía hacia la Sierra de Cubitas, en busca de la ciudad de Camagüey, puente de concretos y vigas de madera sobre los arroyos. Junto al pueblo se había levantado un pequeño Central o Trapiche para elaborar mieles y azúcar, una imprenta que editaba un periódico dos veces a la semana, libros y folletos.

UN TRAPICHE MODERNIZADO

Se destilaba cerveza negra y rubia, servicios religiosos a cargo de dos iglesias, una metodista y la otra episcopal.

El ingenio de La Gloria era un trapiche modernizado, que pertenecía a una compañía norteamericana.

Esta finca tenía 11 caballerías de caña; sembradas 9 por colonos cubanos y 2 por norteamericanos.

El embarque se hacía por carromatos por el puerto de Viaro y de allí, en vapor hasta el puerto de Nuevitas.

Durante el año 1913 elaboró 200,000 galones de melado. Para la elaboración de este melado se empleaban 11 jornaleros que cobran de 1 peso a 1.50 diario.

Esta industria se dedicó especialmente a la elaboración de melado, que vendió en el mercado de Nueva York.

LAS CASAS DE CEDRO Y CAOBA

Las casas eran de cedro y caoba, esbeltas y espaciosas, las calles limpias y sombreadas por los framboyanes.

Había una orquesta de 12 músicos (5 mujeres y 7 hombres) con violas, violines, clarinetes y algunos instrumentos de percusión para las fiestas. Se cosechaban cítricos y un poco de vegetales y se importaba vía Nuevitas-New York los artículos que hacían falta.

Con ruedas y rieles de sabicú un tranvía tirado por mulos viajaba entre la Gloria City y Viaro, el vapor La Gloria servía de comunicación y esparcimiento de las costas a la cayería.

En 1919 había 821 habitantes. Después del florecimiento viene el retroceso y la decadencia a partir del 1917, cuando muchos colonos abandonaron el lugar y solo quedaron allí los campesinos condenados a morir.

La ley en EE.UU. que evitaba la entrada en el país de frutas procedentes del extranjero. Muchos se marcharon poco a poco, otros enloquecieron al comprender que solo restaba el fin.

Cada semana La Gloria quedaba más desierta, la gente se marchaba dejándolo todo abandonado, el pueblo se hundía.

Después cuando casi nada quedaba, el ciclón del 1932, conocido como el de Santa Cruz del Sur, subió desde el sur y fue la destrucción definitiva.

 Aún se encuentra en lo alto de la colina, el cementerio de los últimos norteamericanos que se quedaron y decidieron vivir allí, unidos a la decadencia de La Gloria City.

EL FERROCARRIL DEL NORTE

En 1916 se comenzó la construcción del Ferrocarril del Norte, del empresario matancero José Miguel Tarafa, que unía Puerto de Tarafa (Nuevitas) con Caibarién y se inauguró el 1º de junio de 1919.

La construcción del ferrocarril no salvó el desarrollo de La Gloria, pero tampoco hubo un ramal de conexión con La Gloria.

Unos dicen que la causa real de su decadencia era la prohibición del gobierno de EE.UU. de la entrada de frutas procedentes del Caribe, debido a las enfermedades existentes en el área, pero las causas reales eran las competencias que se establecían con los productos nacionales que eran más económicos

 y llegaban más frescos al mercado.

Solamente los más duros y osados permanecieron trabajando el campo en sus cultivos de cítricos, caña de azúcar y ganado.

LOS RESTOS DE AQUELLOS

PIONEROS

De algunos de aquellos pioneros, sólo quedan sus nombres en las tumbas en el cementerio, como el de William Stokes que nació en Florida el 13/dic/1899, o sea que llegó de bebé a La Gloria.

Su padre Aurelius de 29 años y su madre Flora de 36. Se casó con Mary Reid (1905-1981) y tuvieron 4 hijos entre 1925 y 1928, Robert, Ralph, Margaret y Flora. Williams se quedó y falleció en La Gloria en abril de 1974. Su familia se había marchado para EE.UU., su comercio quebró, pero él siguió solo en su pedazo de tierra.

Su hermano Laurence J. que nació en La Gloria el 19/dic/1902 falleció en Fort Wayne, Indiana el 24/nov/1996. El tuvo dos matrimonios, con Rose Bell Wright (1901-1991 Fort Wayne) y 5 hijos.(Tharon, Gatlhell, Leuma, Helen, Nancy y Yuanita). Luego se casó con Violet F. (1906 y murió en Fort Wayne) y una hija, Flora (1927).

Una residente cubana de La Gloria de apellido Martínez, aún siente nostalgia por el pasado de La Gloria, ella fue criada por los padres de William Stokes y hablaba un inglés casi perfecto.

Cuando le preguntan responde con una tristeza en sus palabras: “La Gloria era toda americana. hermosas casas americanas, la iglesia Metodista estaba allí y la Episcopal estaba allá”, dice señalando desde su pequeña casa de hojalata y madera.

Como muchos cubanos de su

generación, la Sra. Martínez habla de su juventud antes de la revolución de 1959 con una mezcla de romanticismo y nostalgia.

“Tengo que defender a los americanos porque mucha gente pasó hambre y les dieron trabajo y comida en los campos de naranjas y mandarinas”, dice.“Ahora La Gloria no sirve para nada”.

James M. Adams, con 37 años, era uno de aquellos colonos que llegaron a La Gloria en el primer grupo el 8 de enero de 1900 y escribió Pioneering in Cuba (Libro 1901) sobre la vida en La Gloria durante aquellos primeros meses.

Boyd Levenberger escribió en 2013 su libro de 324 páginas, La Gloria an American Colony sobre la historia de más de 100 familias de La Gloria.

A unos 13 kilometros al Norte de la ciudad de Ciego de Ávila en la provincia de Camagüey se encuentra un pequeño pueblo llamado Ceballos.

En los primeros años de la década de 1870 los españoles empezaron a construir la Trocha de Júcaro a Morón para impedir el paso de los mambises hacia el occidente de la Isla.

Durante la Guerra del 1895 el ejército español aumentó los Fortines a 68. La Trocha orientada de Norte a Sur cubría los 68 kilómetros entre las dos costas y para movilizar sus tropas con rapidez construyeron un ferrocarril de vía estrecha.

Ceballos está localizado en la misma Trocha como a 40 kms. de Júcaro y a 28 kms. de San Fernando (al norte de Morón).

A fines de febrero de 1899, un Batallón del 27 de Infantería de los EE.UU., bajo el mando del mayor John Cornisa, ocupó la zona de La Trocha. Uno de aquellos oficiales destacados allí, George H. Guillet, natural de Nueva York, observó las posibilidades económicas de la zona (casi virgen en su totalidad) y consiguió los terrenos comprendidos entre los fortines 35 y 44. Según  El periódico El pueblo, de Ciego de Ávila, en su edición del 19 de diciembre de 1905.

Lo cierto es que los primeros pasos para la adquisición de las propiedades se dieron en la primavera de 1899. Poco después, en el otoño de 1900, Guillet, junto a otros inversionistas estadounidenses y españoles, creó The Development Company of Cuba. De ese año a 1902 se hizo poco, salvo perfeccionar títulos y realizar experimentos.

El 6 de marzo de 1903 se iniciaron litigios entre el juzgado municipal de Ciego de Ávila y el de Morón por los “terrenos llamados Sánchez, finca o caserío Ceballos”. Los moronenses pedían explicaciones de por qué The Development Company of Cuba, poseía terrenos que ellos consideraban de su propiedad.

A PRINCIPIOS DE 1903

En los primeros meses de 1903 comenzó el cultivo de cítricos. Solo en las zonas de Piedras, Tres Ceibas y El Noventa, se sembraron 10,000 árboles de toronja y naranja traídos de La Florida, EE.UU. Los directivos de The Development of Cuba, satisfechos por el éxito de las cosechas, aumentaron las plantaciones. Poco después llegaron más capitales y fuerza de trabajo especializada, atraídos por la campaña propagandística emprendida en los EE.UU. y el mudarse para Ceballos, se puso de moda.

EL FERROCARRIL DE JÚCARO

El ferrocarril de Júcaro a San Fernando, Morón, lo utilizaba y operaba la fuerza militar de ocupación de los EEUU. Los terrenos eran llanos, rojizos (tierra colorada) por su alto contenido de hierro, con suficientes cañadas y agua corriente. Había mucha madera, densa manigua, yerba de guinea de gran tamaño, terreno vegetativo de 10 a 40 pies de profundidad.

Al horadarse el suelo de cualquier lugar, se obtenía agua dulce y pura. Caían lluvias esporádicas y en buena cantidad, adecuadas para el cultivo de cítricos. La temperatura fluctuaba de 91 a 48 grados Fahrenheit, con un término medio de 86 a 62 bajo. Los vientos Alisios soplaban desde las 8:00 am hasta las 6:00 pm, refrescando la atmósfera en los días más calurosos. El terreno en general y las condiciones del clima hacían el lugar ideal para propósitos residenciales de personas del norte.

UN EMPORIO DE

POSIBILIDADES

A Souvenir of Ceballos, el folleto propagandístico de The Development Company of Cuba, insertaba un artículo escrito en 1900 por Frank Presbey, titulado Memorias of Vacation Days, que decía: la isla de Cuba es un emporio de posibilidades. Cuatro siglos han pasado desde que fue descubierta pero se puede decir que en el pasado reciente ha sido redescubierta y traída bajo penetrantes rayos de luz y progreso, desarrollo e iniciativa. Su riqueza de suelo y recursos naturales, sus pródigas promesas futuras han sido mostradas al mundo, tiene condiciones que sólo necesitan el toque de la empresa norteña para hacerla el territorio más rico del mundo.

EL TERRITORIO MÁS RICO

DEL MUNDO

Su fértil suelo, sus bosques primitivos, su riqueza mineral combinan para hacerla la meca de americanos enérgicos y emprendedores. Mejor propaganda, ninguna. El llamado al toque de la energía norteña, a hacer a Cuba el territorio más rico del mundo. Contribuiría a que muchos colonos llegaran a Cuba o invirtieran sus capitales, llenos de ambiciónes.

Los colonos estadounidenses colocaron la primera piedra del pueblo de Ceballos en 1902 mientras en los alrededores florecían las granjas que experimentaban con el cultivo del algodón, la caña y el tabaco, pero lo que en realidad impulsó la economía del lugar fue el cultivo de los cítricos y en 1906 ya habían plantados más de 200,000 árboles de naranja y toronja por los norteamericanos.

Tres años más tarde, propietarios norteamericanos y de otras nacionalidades poseían en Ceballos 394 caballerías y 20 acres. La mayoría eran de “The Development Company”, que tenía 243 caballerias. El resto eran de otros colonos y compañías, entre ellas: The Ceja Grande Land Co., Northern Co., Georgia Land Co., Ellis P. Miller, Hewitt State, Elsa Company, Wilian l. Callison y Phillip Booth.

LA ESPECULACIÓN

También se desenvolvió alrededor del negocio un fiero proceso de especulación: El acre de tierra (poco menos de media hectárea) que las compañías fundadoras habían comprado a unos $6, fue vendido por estas a los granjeros hasta $65.

En la misma medida en que creció el negocio agrícola creció también el pueblo. Ceballos causaba admiración en el entorno del empobrecido campo cubano, contaba con fábrica de hielo, planta de luz eléctrica (que fue la primera que existió en la provincia de Camagüey), alcantarillado, Banco, empacadora de cítricos, una fábrica de vinagre, campos de golf, canchas de tenis y hasta un hotel campestre de primera categoría, El Plaza, de dos pisos, escaleras de mármol, 365 confortables habitaciones con agua corriente, luz eléctrica y una torre mirador, que se construyó a un costo de $150,000, una fortuna para la época.

I GUERRA MUNDIAL

Sin embargo, el sueño duraría menos de veinte años. Entre 1914-1918 EE.UU. entraría a la Primera Guerra Mundial y pondrían en cuarentena a las frutas cubanas, principal producto de exportación de la colonia de Ceballos. A esto se unirían las tropelías cometidas por los alzados contra el presidente Mario García Menocal en la llamada Chambelona, que destruirían propiedades a diestra y siniestra por toda la zona, incluyendo el Banco.

Pero lo que daría el tiro de gracia a la colonia de Ceballos sería, irónicamente, otro proceso especulativo: Tras el fin de la Primera Guerra Mundial el azúcar alcanzó precios fabulosos y se disparó el valor de la tierra. Muchos colonos vieron ventaja en arrasar los campos de cítricos que había costado muchos años fomentar para sembrar caña de azúcar, mientras que otros, sencillamente, vendieron sus tierras a los colonos y centrales y regresaron a su país.

Al finalizar las vacas gordas los que habían decidido quedarse a fomentar colonias de caña se encontraban cubiertos de deudas que no podían pagar y perdieron sus propiedades. De esa forma triste, Ceballos, que había sido próspera colonia se convirtió en un pueblo más, perdido en la inmensidad del Camagüey.

GRANDES INVERSIONISTAS

Uno de aquellos grandes inversionistas extranjeros fue Camillo Ruspoli y Caracciolo (Roma- 1882 – La Habana 1949) Segundo y último Príncipe de Candriano, segundo hijo de Emanuele Ruspoli, I Príncipe de Poggio-Suasa y su segunda esposa Laura Caracciolo de los Príncipes de Torella, Duques de Lavello, Marqués de Bella. Se casó en Roma, el 29 de abril de 1905 con la Baronesa madrileña Marie Marguerite Blanc (1884-1961), hija del barón italiano Albert Blanc y su esposa Natalia Terry y Dorticós, Dama de la Real Orden de la Reina María Luisa, con quien tuvo un hijo único: Emanuele Alberto

 dei Principi Ruspoli (Roma 1906 – París 1929), soltero y sin descendencia.

El Príncipe Camilo Ruspoli fue militar italiano durante la I Guerra Mundial, parlamentario y exiliado en La Habana con su esposa. Durante su vida en Cuba, a partir de los años ’30, el matrimonio mantuvo durante varios años un campamento de verano en la ciudad de Mariel, que atendía niños indigentes de la zona.

EL CAMBIO, DESTRUCCIÓN, ROBO Y ADOCTRINAMIENTO COMUNISTA

A diferencia de La Gloria, los naranjales de Ceballos se mantuvieron en manos de cubanos hasta que fueron robados poco a poco, por Fidel Castro. Luego en la década del ’70 el gobierno totalitario construyó 12 Escuelas Secundarias (llamadas ESBEC) en toda el área de Ceballos donde los estudiantes fueron llevados desde sus casas para vivir y estudiar en estas escuelas.

Los obligaban a trabajar por las mañanas en los naranjales cercanos y el estudio era por las tardes. Logrando con este fin la destrucción de la familia al quitarles a los padres su derecho de criar a sus hijos bajo su cuidado diario y bajo un mismo techo.

Por supuesto como todas las locuras inventadas por el Bandido en Jefe, con el tiempo aquello fracasó completamente, las construcciones si existen aún, están destruidas y/o han sido utilizadas con otros fines, de acuerdo al Ministerio de Ruinas del “Gobierno Revolucionario” de los Castro.

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