La división más brutal, mal intencionada, provocada por la tiranía, es entre el pueblo cubano dentro de la isla y el exilio cubano.
Pero comencemos por el principio: En la Cuba de ayer, mis compatriotas no estaban conformes con nada a pesar de que vivíamos en un paraíso.
Eso logró que un degenerado utilizara nuestra contestataria idiosincrasia para adueñarse de la Isla y no permitir la más leve discrepancia y lograr que las broncas sean entre nosotros sus enemigos.
Aquí hemos seguido iguales, de querella en querella, desde que cuatro cubanos pusieron sus pies en el exilio ya se iniciaron las desavenencias. El 90 por ciento de las polémicas han sido provocadas por el odioso régimen y un 10 porque a que los cubanos nos encantan polemizar.
Desde que emborroné la primera cuartilla (siendo yo un imberbe) ya trataron de involucrarme en todas las discusiones del exilio y ¡a mi ni me da la gana de caer en dimes y diretes! La única guerra a muerte mía es entre castristas y anticastristas, las demás me resbalan y me parecen beneficiar a la tiranía.
Las primeras broncas fueron entre batistianos y fidelistas arrepentidos. Y de ahí para acá hemos sostenido un montonal pila burujón puñado de tonterías, nimiedades, ridiculeces que no merecen ni una pequeña discusión… Casi todas azuzadas por los infiltrados.
Discusiones acaloradas por Rosita Fornés donde involucraron hasta a Willy Chirino (que siempre se ha portado bien con la causa) por haberle dado albergue en su casa.
Silvio Rodríguez, Alicia Alonso, Batista, Pablo Milanés, Prío, Huber Matos, los Van Van, Yoani Sánchez, han suscitado tremendas divisiones entre los cubanos. Un reguetonero con una consigna de “Patria y Vida” ha levantado tremenda polvareda en el exilio. Y yo callado.
Porque: ¿Quiénes han sido los beneficiados por estas peleas estériles? Los enemigos, los agazapados en el Ministerio del Interior, las clarias en la Internet y los envidiosos de los cubanos que les encanta vernos fajados…
Así es que conmigo no hay “tiqui tiqui ni taca taca”, no polemizo, no pierdo mi tiempo, no discuto con improvisados ni con tontos útiles, distancia y categoría; y con los castristas mucho menos a esos solo quisiera darles guásima y soga para sus pescuezos.
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